Quién se Libra de Zuckerberg
"Move fast, break things" ha sido la receta del éxito de Facebook. Sin embargo, el anuncio de Libra, su proyecto de moneda digital estable, ha sido sorprendentemente mesurado. Hace un par de semanas, la red social explicó su proyecto en un White Paper con el objeto de alinear el ecosistema regulatorio y financiero.
Su ambición, declaró, es dar acceso a servicios financieros más baratos y mejores, especialmente para esos 1.700 millones de personas excluidas del sistema bancario, quienes, en su mayoría, sufren abusos y usura, al enviar remesas o tomar créditos. Todos usando Libras en internet en lugar de pagar con pesos, dólares o la moneda que sea.
Loable. Sin duda, hay valor en facilitar transacciones y servicios financieros instantáneos, expeditos y baratos. Pero tanta filantropía despierta suspicacia, especialmente con los antecedentes de Facebook: abuso de datos privados, viralización de odio, fakenews y manipulación de campañas políticas. Reparos válidos para un proyecto cuyo impacto, de ser exitoso, puede cambiar la arquitectura financiera global.
Para diluir la desconfianza, Zuckerberg sería solo un voto más en la asociación de 100 miembros fundadores, estratégicamente basada en Suiza, que gobernará Libra. Entre ellos: Visa, Mastercard, PayPal, eBay y Uber. Bancos, ninguno.
Hasta ahora, los banqueros han sido displicentes con las criptomonedas. Jamie Dimon, CEO de JPMorgan, dijo que bitcoin era un fraude y le importaba un rábano. Sin embargo, la escala de Facebook y la novedad de respaldar cada Libra por una cesta -aún no definida- de monedas, depósitos y bonos, daría la estabilidad necesaria para ser medio de pago viable.
"No somos un banco ni ofrecemos interés", se apuró en aclarar Facebook. Pero Calibra, su creación paralela de billetera digital para guardar y utilizar Libras, tendrá una posición privilegiada. Su ingente información es una mina de oro para cuantificar riesgo de crédito.
La gran incertidumbre para Libra son las vallas regulatorias. ¿Es una moneda o un instrumento financiero? ¿Acaso Facebook tomará depósitos o es un fondo? Las respuestas tienen distintas implicancias legales para cada geografía. Probablemente, nuevas reglas serán necesarias. Compleja tarea, más aún sin claros incentivos para los reguladores.
El Financial Stability Board apeló a los líderes del G20 indicando que Libra, si atrae usuarios, será inmediatamente un operador sistémico, obligándose a responder a los más altos estándares regulatorios. En el Congreso estadounidense se levantaron voces exigiendo congelar Libra hasta que sea aprobado. Cuestionan cómo se garantizará que no se preste para lavado de dinero, corrupción o financiamiento del terrorismo.
¿Qué impacto tendrá para los bancos centrales? "Tomamos Libra con una mente abierta, pero no con las puertas abiertas", dijo el gobernador del Bank of England. Francia, cabeza del G7, ya llamó al FMI a estudiar el impacto de criptomonedas estables.
Se plantea que una alta prevalencia de Libra debilitaría la política monetaria, pues el circulante nacional tomaría menos relevancia. Esto podría ser más importante para países con monedas débiles. También erosionaría la hegemonía global del dólar.
Más aún, cuánto poder geopolítico y económico tomaría la Asamblea de Miembros Fundadores si, con una posición consolidada, decide quebrar el respaldo total de su circulante y crear dinero, como lo hizo Nixon con el patrón oro. La mera amenaza de recalibrar su portafolio de monedas le dará influencia global. Quizás le hará contrapeso a la Fed y al Banco Central Europeo.
Si bien la legitimidad de Zuckerberg no está en su mejor momento, el sistema financiero y los bancos centrales no están mejor. El primero aún carga con el karma de la última crisis financiera. Y los bancos centrales sufren una crisis de legitimidad, a la que el profesor Paul Tucker se refiere en su libro Unelected Power. Tecnócratas no electos hicieron una colosal demostración de poder en la última crisis financiera. Sus decisiones tuvieron efectos distributivos y, en opinión de John Cochrane, profesor de Chicago, sus tentáculos de poder se han extendido más allá de lo prudente. Los vilipendios de Trump a la Fed, tildándolos de locos e incompetentes, no han ayudado tampoco.
El tiempo del remezón digital le ha llegado al sistema financiero occidental. Basta mirar China para ver el futuro, donde Ant Financial y WeChat ya instalaron billeteras digitales y acaparan transacciones. Si hay alguien que puede empujar este cambio es Facebook, con sus 2.400 millones de usuarios, ingentes recursos y excepcional tecnología digital. Mientras la discusión sigue, Zuckerberg seguramente se prepara para sacar bajo la manga su antigua estrategia. El lanzamiento está agendado para la primera mitad de 2020. Ajusten sus asientos, el show está por comenzar.
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