Unicornios, ¿y para qué?

"Así como hoy se le exige a la clase empresarial conectar con las necesidades reales del país, también les va a tocar a los unicornios en unos años más. Ya no va a existir la excusa de los 'viejos empresarios' ".


Nos encontramos en tiempos críticos para el medio ambiente y la economía de Chile. Por un lado, estamos discutiendo cómo resolver la crisis ambiental en la que estamos y gran parte de eso se está jugando en la COP26, donde gobiernos y ONGs planean cual debiesen ser nuestras acciones en los próximos 10 años antes de sobrepasar la irremediable barrera de los 1,5°C. Por el otro, nos encontramos en un boom de inversión de VC’s en startups de Latam, y en Chile orgullosamente con nuestros primeros 2 unicornios y con la esperanza de que aparezcan varios más en los años venideros, ¡increíble noticia!

Puede ser que la métrica de más unicornios en Chile para muchos no sea relevante o piensen que no afecte en nuestra economía, pero todo indica que sí afecta, y mucho. Estas empresas que logran pasar la barrera de los USD$1.000 millones en valorización están logrando no solo poner a Chile en el mapa de rankings internacionales sino que además están generando un efecto dominó, incentivando a más fondos a mirar el país y acelerando aún más la creación de nuevos emprendimientos que, gracias al aporte de capital, tendrán mayor posibilidad de éxito, generando un provechoso círculo virtuoso en nuestra economía.

Esta es la esperanzadora situación en que estamos ahora. Pero ojo, para que esto siga así, tenemos que cuidar lo avanzando y seguir mejorando las condiciones para que el capital extranjero y las y los emprendedores elijan a Chile como su plataforma para el desarrollo de empresas. Se requiere un estado moderno, ágil y que ofrezca certezas a los capitales extranjeros. El rol que debiese tomar Chile es buscar ser la mejor plataforma de lanzamiento de startups para Latam, con regulaciones eficientes e incentivos claros. Si bien, no tenemos el mercado más grande, tenemos instituciones serias y responsables que deben incentivar la llegada de más inversión extranjera.

Si logramos avanzar en esta dirección, y comienzan a germinar los nuevos emprendimientos, va a comenzar a surgir en unos años más la pregunta, ¿para qué queremos más unicornios?, ¿qué contribución están haciendo estas empresas al país en el contexto de los desafíos sociales y ambientales? y ¿en qué se diferencian estos emprendedores a los tradicionales? Para responder, creo que vamos a necesitar que esta figura deje de ser un ser mitológico y lejano y demuestre que tiene los pies en la tierra. No podemos permitirnos volver a tener una generación de grandes empresarios que piensan que su aporte al país es solo a través de la creación de empleo y que el crecimiento del PIB es la única métrica relevante.

Así como hoy se le exige a la clase empresarial conectar con las necesidades reales del país, también les va a tocar a los unicornios en unos años más. Ya no va a existir la excusa de los “viejos empresarios”, llegará el momento de dejar de ser emprendedor y, al menos de cara al país, estos serán los nuevos empresarios y está en su poder cambiar la narrativa para dejar de ser “el enemigo”.

Tengo fé en que el espíritu de esta generación que viene es distinto y fresco, no sólo reflejado en la adopción tecnológica y capacidad disruptiva de las empresas, sino que creo que los y las nuevas líderes entienden que genuinamente urge un rol social y ambiental desde el mundo empresarial.

Tampoco creo que los unicornios sean los llamados a resolver todos los problemas del país, no espero que llegue un nuevo Elon Musk a resolver la sequía de la noche a la mañana. Los desafíos que tenemos y los que vienen, los tenemos que enfrentar de forma colaborativa, desde distintas veredas, desde el mundo político, de la educación, la salud, las artes y muchos otros. Pero estoy seguro de que un factor relevante va a ser que exista una nueva generación empresarial dispuesta a aportar, que entienda que las crisis partieron en parte por un modelo de empresa que se enfocó por años solamente en maximizar utilidades para sus dueños, y dejaron en segundo plano a las personas y el planeta.

Tengo mucha esperanza y optimismo en lo que viene, la revolución que está comenzando nos va a traer oportunidades nunca antes vistas, pero vamos a tener que saber aprovecharlas, incentivando que surjan nuevos unicornios para que estos cumplan su rol en el desarrollo del país a partir de los aprendizajes de los procesos sociales y ambientales que hemos pasado.

Y así cuando leamos los medios y se anuncie el siguiente unicornio en el país, sepamos que es una buena noticia para las personas, el país y el planeta.

El autor es CEO y cofundador de Algramo

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