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Reflexión y acción: equilibrio clave para liderazgo

En el actual mundo de los negocios, así como en nuestra moderna sociedad, la velocidad, frecuencia y profundidad de los cambios es cada vez mayor. Algo sin precedentes y que desafía modelos de enseñanza y comportamiento, a la vez que amenaza con la obsolescencia no solo a la tecnología, sino también a instituciones y líderes. La repetición de esquemas ya probados da paso a la necesidad de adaptarse a los cambios y generar aprendizaje permanente a medida que se avanza en la resolución e implementación de soluciones.

En el ámbito empresarial, casos de innovadores modelos de negocio, como Uber, Netflix, Airbnb y Spotify, toman por sorpresa no solo a los jugadores incumbentes en las industrias donde compiten, sino también a las instituciones que regulan y resguardan, quedando todos con pocas respuestas legítimas frente a los consumidores y el mercado que privilegian estas nuevas soluciones.

Menos evidente, aunque probablemente con igual impacto, son los casos de instituciones tradicionales cuyos líderes no han sido capaces de responder adecuadamente a los cambios y crecientes demandas de la sociedad. Muchos de esos requerimientos no son nuevos, pero no tenían un conducto claro para su expresión grupal, lo que cambia con la masificación de las redes sociales. La sociedad demanda mayor transparencia, lo que implicará probablemente la necesidad de una integración constructiva entre empresa, Estado y sociedad. Solo falta un pequeño detalle mientras esto sigue creciendo: la capacidad de respuesta de cada uno de ellos y su necesidad de fortalecer confianzas.

Sin embargo, para tener respuestas coherentes y legítimas es necesario contar primero con las preguntas correctas y priorizar aquellas que debemos abordar. Y esto no es obvio, ya que requiere de un cambio en las habilidades de liderazgo y ser capaces de cuestionar lo habitual, saliendo de nuestra zona de confort y cuestionando paradigmas. Nuestro sistema educacional está diseñado para responder correctamente. El siete se lo saca quien tiene la respuesta correcta, no el que hace la mejor pregunta. Estamos condicionados a responder y actuar en consecuencia, lo que no es malo en sí mismo si estamos respondiendo a la pregunta correcta, pero es ahí donde muchas veces comienza el problema: no contamos con las preguntas adecuadas. Es aquí donde los líderes tienen un rol crucial, guiando a las personas en la definición de las preguntas clave que deberán ser respondidas por la organización para hacer frente con éxito a los desafíos.

En este sentido y desde una perspectiva más amplia, tuve la suerte de participar hace algunos días en un encuentro en Las Majadas de Pirque, donde Pablo Bosch y Wenceslao Casares compartieron su sueño de hacer de ese lugar un espacio de pensamiento y reflexión basado en Chile y abierto al mundo. La idea del centro es atraer a líderes e instituciones de todos los espectros para abordar en conjunto los por qué, qué, cómo, quiénes y cualquier otra interrogante que sea clave para el futuro de nuestras empresas, instituciones y sociedad.

Pero quizá uno de los aspectos más notables es que el modelo de negocios está concebido para que parte de los excedentes permita financiar la reflexión sobre ideas que nadie más apoyaría, lo que le da sustentabilidad y real impacto social de largo plazo al proyecto.

De acuerdo con nuestra experiencia en Virtus, hay al menos cuatro elementos críticos que los líderes deben equilibrar para responder efectivamente a sus desafíos actuales:

1. Co-construir el propósito y las preguntas clave. Resulta muy diferenciador cuando, junto a los clientes y de manera estructurada, reflexionamos sobre las preguntas que es necesario contestar y la prioridad entre ellas. Incluso, muchas veces es necesario discutir previamente el propósito de lo que se está tratando de resolver: ¿qué problema realmente queremos abordar y por qué?

2. Aprender de manera continua. Con el propósito ya más claro y las preguntas acordadas, podemos abordar el diseño de la respuesta. Hoy es difícil tener una solución cien por ciento probada a la primera, por lo cual es necesario diseñar, pilotear, ajustar y aprender en un ciclo virtuoso hasta llegar a ella.

3. Liderar adaptativamente. Este ciclo no solo tiene impacto en cuanto a encontrar respuestas factibles, eficientes y compartidas, sino que además a cambiar la mentalidad de los líderes y generar aprendizaje en sus habilidades y formas de trabajo. Inspirar a otros, escuchar, co-construir, generar confianzas, colaborar y otros elementos clave del liderazgo futuro se empiezan a instalar individual y grupalmente en el proceso.

4. Pasar a la accion y fomentar la evolución. Pasar del tablero de diseño a la acción es fundamental. En nuestra experiencia las soluciones exitosas son evolutivas y toman tiempo, ya que involucran personas, es decir, se van construyendo sobre lo existente. Destruir, o ignorar solo porque lo hizo otro (el concepto de la retroexcavadora), no está entre los factores críticos de éxito del mundo futuro.

En conclusión, para tener respuestas debemos contar primero con el propósito y preguntas correctas asociadas. Pero, además, las respuestas de empresas e instituciones no solo deben generar valor, sino además deben ser legítimas para la sociedad y los grupos de interés que la representan, lo cual requiere adaptar nuestras formas de relacionarnos y generar confianzas y colaboración mucho más allá del lugar particular desde el cual cada uno vive este cambio. P

El autor es socio Virtus Partners (gonzalo.larraguibel@virtuspartners.cl).

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