Se están formando burbujas en el mercado de crédito
Después de todas las burbujas de las últimas dos décadas, es tentador encontrarlas en todas partes. Pero incluso si las acciones están caras, es difícil catalogarlas de burbuja. Las bajas tasas de interés presionan a los inversionistas hacia las acciones, pero el salvaje entusiasmo que acompañó las clásicas burbujas de la historia está ausente.
Pero las próximas burbujas parecen estar formándose en el crédito. Los activos que llevaron a la crisis financiera en 2008, se han inflado de nuevo, por el mismo mix de ingredientes.
Los efectos colaterales para la economía debieran ser mucho menos severos que los que se produjeron luego que estallara la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos; pero la tendencia todavía es alarmante.
El lugar más preocupante para ver es en los créditos automotores en Estados Unidos. Así lo dice el co autor del libro publicado este año “Casa de Deuda”, el profesor de la Universidad de Chicago Amir Sufi. El libro mostró que la Gran Recesión de 2008 y 2009 fue impulsada por una caída en los precios de las viviendas en Estados Unidos que provocó pérdidas apalancadas, y no por la subsecuente crisis bancaria.
Esas pérdidas apalancadas se debieron a excesivo crédito otorgado a deudores “subprime” con pobre historial de crédito, que en cambio se vio motivado por un alza en la securitización y la necesidad de ofrecer productos de bajo riesgo con alto rendimiento.
La buena noticia, dice Sufi, es que no hay una repetición de esta patología en el mercado de la vivienda, incluso con los precios de las viviendas subiendo. El gasto en artefactos del hogar y muebles ha crecido mucho menos que el gasto como un todo durante los últimos cinco años. Y el uso de las viviendas como cajeros automáticos para el retiro de dinero a través de segundos créditos hipotecarios es mínimo, quedando en cerca de un quinto de la tasa vista antes de la crisis crediticia. Entonces a diferencia del auge de la década pasada, la reciente alza en los precios de las viviendas no ha alimentado un crédito excesivo.
En el mercado de crédito automotor, sin embargo, parece que los bancos están protagonizando un retorno de la crisis crediticia. Los créditos automotores subprime fueron mayores el año pasado que lo que fueron en 2007.
Las ventas de automóviles se hundieron en 2009, para llegar a un nivel menor que el que habían visto una década antes. Su posterior rebote ha sido central para la recuperación económica de Estados Unidos.
Sufi muestra que las ventas de autos nuevos en Estados Unidos en los primeros cuatro meses de este año subieron más del doble de rápido en los distritos con pobres historiales crediticios que en áreas donde la gente tiene mejor historial. También hay reportes de que los impagos están subiendo.
Para ser claros, el auge de créditos subprime en el sector automotor no puede causar tanto daño como el auge del crédito subprime en la vivienda. Las sumas involucradas son mucho menores, la gente no espera que el valor de sus autos suba, y los autos fácilmente pueden venderse. No hay un equivalente a los dramas de la ejecución hipotecaria.
Parte del crecimiento podría incluso ser saludable –las flotas se están envejeciendo y muchos podrían retrasar las compras de autos durante la recesión, y esto podría ser saludable. Lo sabremos pronto; mientras más avance el crecimiento en los créditos hipotecarios, más difícil es no verlo como una burbuja.
Pero de todas maneras hay una razón para temer que el estallido de la burbuja automotriz tenga serias consecuencias económicas. Al reducir el gasto en autos, Estados Unidos bien podría haber tenido un crecimiento real negativo en las ventas en el primer semestre del año. La recuperación en el sector automotor bien podría haberse visto ayudada por el financiamiento barato que está disponible, lo cual implica que un estallido de la burbuja en el sector provocaría daño.
Los problemas de crédito no son limitados al sector automotor. Jan Loeys, estratega jefe de mercado en JPMorgan, sugiere que las futuras burbujas a menudo aparecen en clases de activos que se han expandido más rápido.
Sobre esta base, el mercado de deuda emergente corporativa se ha expandido mucho más que cualquier otro tipo de activo desde el cierre de 2008; en cerca de cinco veces. Los bonos estadounidenses de alto rendimiento o bonos “basura” y la deuda soberana de los mercados emergentes son los próximos en la lista.
Todos se han expandido mucho más rápido que los commodities o las acciones. Como las acciones, el precio de este tipo de activos se ha visto ayudado por las tasas bajas disponibles de los bonos libres de riesgo, haciendo a los inversionistas mucho más dispuestos a tomar un riesgo y buscar en otras partes.
Hay mucho espacio para que la deuda corporativa de los mercados emergentes crezca. Las empresas necesitan más financiamiento, y sus economías están creciendo más rápido que las del mundo desarrollado. Pero estas son sólo las condiciones en las cuales las burbujas se pueden formar. Internet provocó mucho crecimiento real, pero de todas maneras creó una de las mayores burbujas de la historia porque la gente se emocionó y sobreestimó ese crecimiento.
Hay razones adicionales para preocuparse por la deuda. Cuando el globo subió en 2007, el crédito era un vehículo usado principalmente por instituciones. Ahora, gracias a los fondos que siguen a las acciones (ETF, su sigla en inglés), el crédito está disponible a un precio bajo para los inversionistas retail.
Aunque la deuda corporativa en los mercados emergentes tiende a ser mucho menos líquida que las acciones, está disponible a través de los ETF, que prometen ser tan líquidos como cualquier acción. ¿Qué pasaría si grandes cantidades de inversionistas trataran de salir de una vez?
El crédito todavía está a un largo camino de la sobre extensión que alcanzó en 2007. Pero algunos rincones del mercado crediticio están burbujeantes, y eso debiera causar preocupación.
COPY RIGHT FINANCIAL TIMES
© The Financial Times Ltd, 2011.
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