Pulso

Tensión entre lo técnico y lo político

A propósito de subir o no la edad de jubilación -dos días antes de renunciar-, el ahora ex ministro Rodrigo Valdés contó un episodio que revela los efectos de esa divergencia.

En un seminario del CEP 48 horas antes de  su caída, el ahora ex ministro de Hacienda Rodrigo Valdés relató un antecedente que escenifica la permanente tensión entre lo técnico y racional frente al imperativo político en el diseño de políticas públicas, una divergencia que en este Gobierno se ha agudizado, como precisamente lo ha demostrado la propia dimisión de Valdés. Según indicó este, el Gobierno estaba disponible para subir la edad de jubilación a condición sí de que hubiera un acuerdo transversal. Agregó que en el comité técnico hasta representantes del Frente Amplio estaban de acuerdo, pero que tras bajar la propuesta a los partidos de la Nueva Mayoría, uno de ellos regresó y le advirtió que en año de elecciones, "ni locos". Descrito así parece una anécdota, pero en el fondo no lo es, ya que evidencia que buenas ideas -respecto de las cuales gobiernos, partidos y legisladores deben ejercer pedagogía hacia la ciudadanía, para que esta comprenda lo conveniente de una iniciativa- son subordinadas a la actitud populista y electoral de no hablarles con claridad a los electores. El punto es que omitir una modificación como la edad de jubilación acaba en que el proyecto de reforma del sistema de pensiones flaquee en un nudo clave y, por tanto, no se haga cargo de un problema fundamental del régimen previsional: subir la edad de retiro debido al aumento de las expectativas de vida.

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