Si usted se ha quedado viendo alguna serie hasta las 2am, sabe que las historias son una poderosa herramienta. Algunos estudios han postulado que pasamos casi un tercio de nuestro horario laboral divagando o pensando, por lo que si alguien logra capturar nuestra atención por más de media hora es que tiene un talento especial. La habilidad de alguien que nos cuenta un (buen) relato es que nos invita a soñar y a ser parte. Hoy estamos a menos de dos meses de cerrar el Año de la Innovación y con él miles de historias que se han construido. Es casi imposible hacer una evaluación del impacto que esta actividad ha tenido. Lo que sí estoy seguro es que, junto con hartar un pequeño grupo por lo repetido del concepto, se ha logrado instalar una épica en millones de personas a nivel nacional, donde la innovación y el emprendimiento son valores fundamentales para el éxito y el desarrollo. A través de cientos de actividades, tanto públicas como privadas, millones de personas se han empapado y vibrado con la idea de dejar de soñar y comenzar a construir sus sueños. He tenido la suerte de ver a varios emprendedores presentar sus proyectos y escuchar sus historias. Todos partían contando historias de mundos transformados por sus emprendimientos, donde los problemas se terminaban y miles de nuevas oportunidades se abrían. Después de esto lo que más abundaba eran problemas, fallas, fracasos y puertas que se cerraban. Aun así, lo que todos tenían era una capacidad increíble para capturar las audiencias y dejarnos pasmados esperando por saber qué ocurriría con ellos. ¿Lograrían cruzar los abismos? ¿Encontrarían el pote de oro al final del arcoiris? Sabemos que la mayoría no lo hizo, pero sí nos dejaron un legado de historias que inspiran y que nos llevan a pensar que es posible incluso cuando todo juega en contra. Desde los programas de emprendimientos locales en localidades como Putre y Cañete hasta el informe del CNIC invitándonos a surfear hacia el Chile de 2025, este año nos ha dejado millones de historias que nos deben llevar a inspirarnos y soñar un Chile mejor.

(*) El autor es director de innovación FEN Universidad del Desarrollo.