Investigador chileno dice que estamos frente a “la invasión biológica mejor registrada en la historia humana”

Foto: Laboratorio de Invasiones Biológicas.

Aníbal Pauchard, ecólogo del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), dice que el presente escenario es un "verdadero laboratorio natural para el estudio de las especies invasoras". El también académico UdeC agrega que la pandemia es una buen momento para reflexionar sobre la importancia de la interdisciplina en la ciencia.


Más de 25 mil hectáreas de bosque nativo han sido arrasadas por los castores en Tierra del Fuego, una especie exótica invasora introducida en 1946, curiosamente, para aumentar la biodiversidad local y generar recursos económicos. Otra especie exótica invasora es el visón, que en la última década ha causado millones de pesos en pérdidas para pequeños agricultores de las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, pues se alimenta tanto de aves de corral como silvestres. ¿Otros ejemplos emblemáticos? La chaqueta amarilla y el aromo. Las especies invasoras son vectores de enfermedades y facilitan la propagación de otras como ellas. Pero tal vez nunca antes hubo una como este coronavirus.

Aníbal Pauchard, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), explica que una especie invasora es un organismo que no es endémico de un lugar y se dispersa a distintos rincones del planeta por acción del hombre. Es, explica, lo que pasó con el coronavirus que se ha descubierto más recientemente (SARS-CoV-2). “En este caso, está sumamente bien registrado, porque como tiene un alto impacto en la salud, evidentemente la gente quiere saber donde está. No pasa lo mismo con otras especies invasoras, que las personas no saben hasta varios años después porque causan menor daño”.

El lupino es una especie invasora que se reproduce a través de semillas. Foto: Laboratorio de Invasiones Biológicas.

Desde la ecología de la invasión, su especialidad, Pauchard mira el fenómeno provocado por este coronavirus como el de una especie invasora muy particular: “Aunque este virus no es la primera ‘especie invasora’ que llega a todos los rincones del planeta, es quizás uno de los organismos que más rápido se ha dispersado por el planeta”.

Pauchard explica que en el contexto actual “el actual brote es la invasión mejor registrada en la historia humana y estamos frente a un verdadero laboratorio natural para el estudio de las especies invasoras”. Esto, según el académico de la Universidad de Concepción, porque tenemos datos concretos actuales y pormenorizados de este organismo: “Nunca antes tuvimos registros de dónde está a cada momento. También tenemos información de su genética y de cómo ese material genético se ha ido modificando, y ya se puede saber si ha cambiado mucho desde que empezó en la ciudad china de Wuhan a lo que tenemos acá. Y lo otro que podremos saber es qué vías fueron más eficiente en su propagación: los aviones, barcos, trenes, etc.”.

Pauchard y sus colegas Martín Núñez, científico argentino del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente, y Anthony Ricciardi, canadiense de McGill University publicaron un artículo en la Revista Trends in Ecology and Evolution, donde proponen ampliar la mirada y promover de manera urgente la colaboración entre biomedicina y ecología, en una alianza vital para limitar brotes futuros. "En general, las distintas disciplinas no hablan. Lo que sabemos los ecólogos no necesariamente lo saben los médicos, y viceversa. Ahora estamos preparando un segundo artículo donde queremos incluir a médicos o epidemiólogos para hacer un trabajo conjuntivo", dice.

-¿Una de las enseñanzas de esta pandemia es la necesidad de la interdisciplina en la ciencia?

-Sí. Eso lo ponemos bien claro en el artículo, donde abordamos la necesidad de incluir a las ciencias sociales o la epidemiología. Le damos mucho a esa vuelta y algo que podemos aprender es que debemos trabajar juntos. Ahora, no digo que sea fácil, para nada. Pero hay que hacer esos esfuerzos.

-Si existe claridad respecto de eso, ¿por qué no ocurre?

-Lo que pasa es que nuestras disciplinas favorecen que trabajemos en un área de especialidad. Cuando tratamos de trabajar en conjunto, los proyectos no valorizan como un extra que logremos esa labor coordinada. Si uno quiere que realmente se trabaje en conjunto tiene que haber mas proyectos que incentiven eso. No va a funcionar solamente por la buena voluntad de la gente. Por eso es importante que el Ministerio de Ciencias promueva más proyectos interdisciplinarios. Muchos lo estamos haciendo igual, pero sería mejor si existieran los incentivos. Puede que el proceso conjunto sea más largo, pero claramente tenemos que hacerlo. Quizás la pandemia es una buen momento.

Pauchard también hace un llamado a reflexionar sobre la globalización. "El hecho de estar conectados es super bueno, pero globalización tiene costos ambientales y humanos, y tenemos que pensar cómo lo hacemos sin causar estas tremendas debacles como son las invasiones biológicas o la destrucción de hábitats. Creo que en el futuro vamos a tener que ser mucho más conscientes de que como seres humanos transportamos organismos, no solamente microorganismos que nos afectan a nosotros, sino que afectan a la naturaleza y a la biodiversidad".

El investigador agrega que la bioseguridad es un tema que debiera ser revisado por los distintos países, asegurando aspectos como la regulación del tráfico de especies silvestres y las barreras sanitarias en materia de alimentación, entre otros temas.

-¿Cree que luego de la pandemia seremos personas más conscientes?

-Siempre están las dos opciones, pero yo veo el lado positivo a través de un concepto denominado “One health” (“Una salud”, según la OMS), que es la idea de una salud planetaria, es decir, que la salud humana, animal y de las plantas y los ecosistemas es un conjunto único, holístico. Eso es algo que las Naciones Unidas ya está adoptando. Si tomamos ese concepto más integral, podemos llegar a una globalización menos dañina. Tenemos que entender que si la salud de Tierra no está sana es imposible que nuestra salud esté bien. Es algo que siempre se dice, pero ahora se ha hecho demasiado evidente.

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