Cómic: ¡Aguante, Sala!
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Ya, sí lo sé, Liniers merece el Nobel de la Paz o de la historieta, si es que éste existiera. Es original, perfecto, bienpensante y bebe tanto de la nouvelle bande dessinée como de Edward Gorey o Maurice Sendak. Pero a mí me gusta más Gustavo Sala. En serio. Sala es bruto, rockero y tiene un sentido del humor tan sofisticado como esperpéntico. De hecho, Sala reemplazó a Liniers en la tira semanal que publica NO, el suplemento juvenil del diario Página 12, con algo llamado "Bife angosto", donde versiones idiotas o callejeras de las estrellas de rock mundial viven vidas miserables y asquerosas, y por qué no, geniales. Ahora circula en Argentina Bola triste (Moebius Editora), donde conviven las tiras del NO con "El baño" -las aventuras de un tipo que no puede ir al baño y, por eso, viaja en el tiempo o extermina la civilización occidental- y la burla hacia cualquier clase de buena conciencia: traseros que hablan, metaleros gay y niñitos que pasean -como si fuera un perro- al vocalista de Rata Blanca. Experto en ridiculizar los lugares comunes de la cultura argentina, Sala juega a leerla como es: un delirio sin concesiones. Eso hace de Bola triste una obra perturbadora pero ineludible. Los poetas sensibles tienen a su Liniers y todas esas cancioncitas de Kevin Johansen. Nosotros, el resto, podemos confiar en Gustavo Sala.
*Escritor y profesor de literatura.
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