Revista Que Pasa

Libros: Wilt ataca de nuevo

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El comienzo de la saga creada por Tom Sharpe (Londres, 1928) está a la altura de los grandes clásicos: "Siempre que Henry Wilt sacaba al perro a pasear o, para ser más precisos, cuando el perro lo sacaba a él, o, para ser exactos, cuando la señora Wilt les decía a ambos que se fuesen de casa para que ella pudiese hacer sus ejercicios de yoga, Henry siempre seguía la misma ruta. De hecho el perro seguía la ruta y Wilt seguía al perro".

Sharpe publicó Wilt en 1976 y desde entonces su personaje es clave en la narrativa de humor negro: un desdichado profesor que debe lograr que sus alumnos de un centro de formación técnica adquieran alguna cuota de sensibilidad literaria.

Sharpe, que ha vendido 14 millones de ejemplares sólo en su país, hace una demoledora crítica al sistema educacional de Occidente. Aquella falacia de que todo ser vivo debe ir a la universidad, que el único camino posible es con un cartón bajo el brazo, es uno de los principales asuntos a los que el inglés les ha dedicado su saga, que ahora suma la quinta entrega: La herencia de Wilt (Anagrama).

Esta vez nuestro héroe lidia no sólo con su extravagante esposa, también con sus temibles cuatrillizas adolescentes, que necesitan una urgente clase de buenos modales. Aunque ahora el desastroso politécnico se ha convertido en una desastrosa universidad, lo que gana el profesor no le alcanza para cubrir las exigencias familiares. Wilt vive despotricando por sus desdichas y cada vez que sube la voz, aparece su mujer para recordarle que si no se atrevió a buscar un trabajo mejor, entonces que se calle. Wilt, una vez más, agacha el moño, aunque no por mucho tiempo.

*Periodista y escritor.

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