Revista Que Pasa

Fotografía: Ojos negros

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Imágenes que duelen. Y que son un éxito de público: más de 10 mil personas han visitado la exposición Imágenes indelebles, del fotógrafo holandés Koen Wessing (1942-2011), en la recién estrenada sala de artes visuales del GAM. Lo primero que sorprende es el excelente montaje, que estuvo a cargo de otro holandés, Jeroen de Vries, amigo y colaborador de Wessing. Porque esta muestra funciona -y puede ser visitada- en distintos niveles. A un costado están las impactantes fotos que testimonian la violencia en Nicaragua (1978) y El Salvador (1980), con cuidadas copias que rescatan todos los grises y matices del trabajo de Wessing, que incluso ha sido citado por Barthes. Al centro, proyectadas en una muralla y también en copias, están las fotos que tomó en Chile, días después del golpe, en septiembre de 1973. El mito cuenta que el fotorreportero llegó a Santiago con una cámara Leica, sin hablar castellano y con un terno prestado para cambiar su apariencia hippie. Ese renovado look permitió que los militares lo dejaran entrar al Estadio Nacional, y así, se transformó en un privilegiado testigo de este recinto deportivo convertido en un campo de prisioneros. Han pasado casi 40 años, pero esas imágenes duelen. Duelen, porque son los momentos cotidianos, el día a día, de la pesadilla. Un detenido al que le cortan el pelo. Otro al que le toman una foto para ficharlo. O el instante en que un soldado y un prisionero recogen al vuelo uno de los cigarros que lanzó el propio Wessing. También hay registro de una quema de libros y una mujer que mira fijo a la cámara, mientras un militar revisa su ropa en un control de rutina, durante el estado de sitio. Desde el fondo de sus ojos negros, su gesto es resignado: el espejo de un Santiago gris y pesado.

GAM, Centro Gabriela Mistral (Alameda 227). Hasta el 30 de abril. Entrada gratuita.

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