Revista Que Pasa

Universidades: un mercado bullente

Con rentabilidades que superan el 5%, millonarios gastos de operación y altas tasas de crecimiento, las universidades privadas chilenas seducen a inversionistas nacionales y extranjeros. La próxima venta de la Universidad Central muestra,&nbsp; además, cómo el sector comienza a concentrarse. <br>

Las universidades privadas vuelven a tomar el protagonismo en el mundo de los negocios: la Central busca un socio estratégico y ya hay algunos interesados. Vicente Caruz, ex controlador del Banco del Desarrollo, es el principal candidato, pero también existen otros grupos nacionales y extranjeros mirando el sector.

La educación está de moda. Sobre todo, la universitaria. En los últimos años el número y monto de las transacciones de centros educacionales privados ha sorprendido al mercado. El 2009, Juan Hurtado y Linzor Capital pagaron US$ 70 millones por el 60% de la Universidad Santo Tomás. El grupo estadounidense Apollo invirtió US$ 40 millones por la Uniacc (2008), y los estadounidenses de Laureate desembolsaron alrededor de US$ 250 millones en la compra de las universidades Andrés Bello (2003), Las Américas (2006) y Viña del Mar (2009), hasta ese entonces propiedad del mismo Caruz.

A ellos se suman  los ex controladores de la Universidad Andrés Bello -entre ellos, Luis Cordero, Andrés Navarro y Alejandro Pérez-, que entraron a la propiedad de la Universidad San Sebastián en 2007 y han invertido cerca de US$ 100 millones; y Gonzalo Vial Concha, el hijo del dueño de Agrosuper, quien adquirió la Universidad de Aconcagua para fusionarla con la U. de Rancagua.

¿Qué hace tan interesante esta actividad? La Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) establece que las universidades privadas son entidades sin fines de lucro, pero aquí hay bemoles. Si bien todas las instituciones reconocen que para funcionar correctamente deben generar números azules, son pocas las que admiten que parte de sus utilidades terminan en dividendos para los accionistas.

Rentabilidades sobre 5%

Se calcula que el mercado de las ues privadas mueve entre US$ 1.800 millones y US$ 2.000 millones anuales en Chile. La rentabilidad promedio de una institución que reinvierte parte importante de sus ingresos fluctúa entre 5% y 8%, mientras que en el caso de aquellas entidades que buscan mayores retornos, los porcentajes de ganancias alcanzan al 15% o al 18%.

El modelo de negocios, explica un rector, es similar al del retail. Parte importante de "las ventas" están asociadas a los créditos que los mismos alumnos y sus familias piden a los bancos -o al Estado- para financiar sus estudios. De los 800 mil estudiantes que existen en Chile en educación superior, entre 300 mil a 330 mil están matriculados en las universidades privadas. Ellos desembolsan, en promedio, entre US$ 5 mil y US$ 6 mil anuales por su colegiatura.

Para que los inversionistas puedan obtener utilidades de este negocio existen diversos mecanismos, que algunos planteles utilizan y otros no. Como las ues no pueden repartir dividendos, los dueños de estas entidades crean sociedades inmobiliarias, que son las que levantan los edificios en los cuales operan las casas de estudio.

Se calcula que el mercado de las universidades privadas mueve entre US$ 1.800 y US$ 2.000 millones anuales en Chile. La rentabilidad promedio de una institución que reinvierte parte importante de sus ingresos fluctúa entre 5% y 8%. Sin embargo para algunos agentes, la inversión se paga con influencia en la sociedad.

"Y a través del arriendo obtienen dinero de las fundaciones educacionales. Es una fórmula para poder extraerlos recursos que se han acumulado después de una gestión exitosa", explica un actor de esta industria.

Otra fórmula es la tercerización de servicios. Un ex controlador de estas instituciones asegura que "en algunos casos los centros de computación, los servicios de transporte y parte de las empresas externas -como los guardias- son propiedad de los dueños de las casas de estudio, quienes cobran por éstos a la universidad".

5 mil alumnos para sobrevivir

Para algunas universidades no tener fines de lucro y reinvertir la totalidad de sus utilidades es la clave del éxito. Como dice un rector, "para hacer las cosas bien es necesario una cantidad de recursos brutal: siempre hay miles de necesidades que cubrir para mantener los altos estándares. Si no, te quedas fuera".

Por eso, lograr una masa crítica es fundamental. Se estima que para que una universidad logre sobrevivir a la alta demanda de inversión que se requiere, debe tener como mínimo 5 mil alumnos. Si se trata de una institución fuerte en ciencia y tecnología -dos áreas que exigen una fuerte inyección de capital-, se necesitan 8 mil matriculados. Pero sólo desde 15 mil estudiantes para arriba se logran economías de escala importantes, dice un rector.  A eso se suma la alta rotación de alumnos. Según cálculos de los mismos planteles, en promedio el 30% de los estudiantes  deja la universidad en el primer o segundo año, lo cual obliga a las instituciones a redoblar esfuerzos para mantener sus matrículas o a apostar fuerte en programas de postgrado, que aprovechan, además, la infraestructura instalada haciendo más eficiente su uso.

Financiar la operación de una universidad no es barato. La plana administrativa, por ejemplo, es uno de los ítems más caros. Para algunos planteles, sólo entre la junta directiva y gerencial pueden invertir entre $ 1.200 millones y $ 1.500 millones anuales, lo que equivale a lo que pagan en matrículas y mensualidades cerca de 600 alumnos en promedio. Otra suma importante se destina a la publicidad, la que ha ido en aumento en los últimos años, producto de la fuerte competencia.

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