Revista Que Pasa

Profesión: Jugador de poker online

Jugar al poker se ha convertido en un oficio con sueldos millonarios. En Chile hay varias personas, principalmente hombres entre 21 y 30 años, cuyos ingresos dependen de la suerte y su habilidad para el juego. Trabajan en promedio ocho horas diarias, generalmente de madrugada y frente al computador. Éstas son algunas de sus historias.<br>

Son las dos de la tarde, y en la cima de un edificio ubicado a un costado del Hotel W, como todos los días, la jornada para José Tomás Zegarra (25) recién comienza. Este ingeniero comercial de la UC nunca se duerme antes de las 3.30 a.m ni después de las 5 a.m. Y pese a que el horario suena a bohemia, no es eso: así funciona su trabajo. Aun cuando todo apuntaba a que buscaría un empleo, al igual que sus padres -un constructor civil y una enfermera-, José Tomás hoy vive del poker en versión online.

En 2006 le contaron que una página chilena, PokerChile, regalaba US$ 5 para jugar en línea. Entró al sitio y comenzó a probar suerte en sus escasos ratos libres: entonces, su principal preocupación eran sus estudios universitarios. La suerte -y su habilidad para los números- le jugó a favor y en corto tiempo logró reunir alrededor de US$ 1.000. Un día los quiso retirar, pero no sabía cómo. "Comencé  a bucear por distintos foros de internet, hasta que contacté a alguien que sabía cómo hacerlo y me ayudó", explica. El procedimiento no era demasiado sofisticado: se requería abrir una cuenta en Neteller, un banco online, y luego esperar la llegada de una tarjeta al domicilio para retirar el dinero. "Me acuerdo que fui con mi papá porque no me creía nada. Y la saqué. Le dije ¿ah sí? ¿Esta plata es falsa?". A contar de ese día, Zegarra comenzó a jugar como amateur, y lo hizo durante tres años. En abril del 2009 se tituló y decidió tomarse un año sabático. Ahora tenía todo el tiempo para jugar. Y algunos miles de dólares ahorrados.

"Doble o Nada" se llama la modalidad de poker que Zegarra juega desde que comenzó su sabático. "Tú pones US$ 10 y hay diez personas inscritas. Los primeros cinco ganadores se llevan US$ 20 y los otros, nada", explica. Se trata de torneos cortos -aproximadamente 30 minutos-, donde muchas personas juegan en poco tiempo. Sin embargo, a medida que transcurrieron las semanas, subió cada vez más sus apuestas. José Tomás jugaba en 15 mesas al mismo tiempo. "Me fue tan bien, que ahí entendí que no tenía sentido ponerme a buscar pega. Si el poker me da más plata que ejercer como ingeniero comercial, tomando en cuenta la proyección, voy a estar en ésta sí o sí", confiesa.

Aunque prefiere no dar cifras, un jugador profesional, como él puede llegar a ganar hasta US$ 50.000 al año o incluso más.

El factor Moneymaker

La tendencia de jugar poker online en el mundo comenzó cuando el jugador estadounidense Chris Moneymaker llegó a la televisión. Tenía 27 años y tras invertir US$ 40 en el sitio PokerStars consiguió un cupo para participar en el World Series of Poker (WSOP) del 2003, transmitido por ESPN, adjudicándose el título de mejor jugador. El premio fue de US$ 2.500.000, una suma que lo impulsó a dejar su trabajo. Era su primer torneo en vivo.

ESPN comenzó a televisar los WSOP en el 2001, al mismo tiempo que la modalidad Texas Hold'em No Limit (NL) se hacía cada vez más popular entre jugadores que buscaban dejar de lado el azar y volcar las probabilidades a su favor, basándose, principalmente, en la varianza, una modalidad que PokerStars, el sitio web de poker más grande del mundo, optó por masificar y que consiste en analizar estadísticamente los resultados.

"El poker tiene la virtud del sueño americano, de decir, con habilidad y sin dinero puedo llegar a ganar millones de dólares", sostiene Morbiducci, de Dime Poker. "Nosotros tenemos algunos usuarios que llegan a ganar entre US$ 50.000 y US$ 100.000 anuales".

Al parecer no bastaba con sus 15 millones de usuarios a nivel mundial y pusieron sus ojos en Chile. A través de la agencia de comunicaciones y marketing deportivo Dime, abrieron la página Dime Poker en septiembre del 2009. Ahí proveen a los usuarios de los software PokerStars y TitanPoker. "En un comienzo las ligas tenían 200 usuarios chilenos, pero hoy pueden llegar a los 1.000 en un minuto", dice Cristián Mackenna, uno de los dueños del sitio, que recibe alrededor de 4.300 visitas diarias y regala US$ 1.000 al mes. "El promedio de regalos debe ser US$ 2 por persona, o sea deben ser 500 beneficiados. Pero siempre hay más demanda para los regalos", explica Felipe Morbiducci, el otro dueño de la firma, sobre la estrategia para captar afiliados, que por lo general son universitarios.

"El poker tiene la virtud del sueño americano: con habilidad y sin dinero puedo llegar a ganar millones de dólares", sostiene Morbiducci. Aunque de sueño tampoco tiene mucho. "Nosotros tenemos algunos usuarios que llegan a ganar entre US$ 50.000 y US$ 100.000 anuales", explica.

Y a pesar de que no hay un catastro sobre el número de personas que vive del poker online, sí hay más claridad sobre su perfil. "Se trata de hombres entre 21 y 30 años (los sitios web no permiten menores de edad) que les encanta estar frente al computador, que no podrían estar sin internet y que han pasado por juegos o actividades online. Lo fundamental es que les gusta el poker", explica José Tomás Zegarra con seguridad. Él es uno de ellos.

Algunos jugadores pagan impuestos por sus ganancias, pero como la actividad es tan nueva, en varios países aún no está claro su tratamiento tributario.

De la multinacional al paño verde en línea

Jorge Vega (28) llevaba tres años trabajando como category management en Unilever cuando decidió renunciar para dedicarse al poker a tiempo completo. "No conocía a nadie que lo hiciera, pero sabía que había gente a la que le iba bien", dice este ingeniero civil industrial de la UC, sobre su arriesgado paso. Sin embargo, no era un mundo ajeno.

Cuando egresó de la universidad, en 2006, se dedicó a organizar torneos en vivo en Viña del Mar: los Poker Challenger of America se realizaban en pubs y la entrada era el consumo de bebidas. "Las fichas daban puntos, con ellos podías pasar a la final y, si la ganaba, ibas a un torneo grande en un casino donde se apostaba plata", recuerda. Pero él no jugaba, sólo organizaba. Fueron cinco meses, hasta que entró a trabajar a la multinacional anglo-holandesa. Comenzó a jugar poker.

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