Decir que Workaholics es una comedia tonta es totalmente verdadero y totalmente falso al mismo tiempo. Los personajes y su mundo son absurdos: tres amigos que trabajan en la profesión más odiada de Estados Unidos -son telemarketers- y que viven para el fin de semana. Ahí toman cerveza, fuman marihuana e intentan conseguir chicas. Para lograr lo anterior, hacen todas las imbecilidades posibles. Es adolescencia pura, infinita.

La serie parece no tener ambiciones, pero eso es engañoso: no hay muchos espacios en la televisión donde se retrate de mejor forma a la generación suburbana de la crisis en Estados Unidos. El sueño americano, ahora, no es ser exitoso, es poder hacer lo que quieras y lo que, en este caso, quieren es no hacer nada y reírse de eso. Esto último, la serie lo hace excepcionalmente y amerita verla en maratón, echado en el sillón, con varias cervezas al alcance de la mano. En ese momento, queda claro que todos somos “workaholics”.

“Workaholics”. Martes a las 18 h en Comedy Central.