J.J. Abrams, el hombre que ha construido una carrera a punta de crear series maravillosas y abandonarlas a medio camino, ha dado un nuevo paso en falso como cocreador de Person of Interest. Estrenada en CBS, la serie parte de una buena idea -un borracho trata de salvar vidas cambiando el destino-, pero termina desinflándose gracias a trucos de policial barato. En cualquier caso, lo interesante es cómo Abrams se ha convertido en un corredor de distancias cortas. Parte muy bien, a poco andar se dispersa, inicia un proyecto paralelo y todo naufraga. Exactamente al revés de Vince Gilligan. Porque mientras comenzaba Person of Interest, terminaba Breaking Bad como en una coreografía capaz de iluminar todas las diferencias. Gilligan ha trabajado el mundo de Walter White con la paciencia y la fidelidad de un jardinero japonés. Con el reciente final de la cuarta temporada, Breaking Bad no sólo cierra una temporada magistral sino que se transforma en la serie más groseramente importante del último tiempo. Resumiendo: Gilligan, tal como lo hizo Abebe Bikila en la maratón de Roma del '67, da clases de ética y gana corriendo a pata pelada.

Breaking Bad, los domingos a las 21:00 por AXN.