Chile apuesta por convertirse en el hub digital sostenible de América Latina
Con más de 30 proyectos de data centers en desarrollo, una inversión acumulada de US$2.300 millones en los últimos cinco años y proyecciones que superan los US$4.000 millones , el país avanza con paso firme hacia un modelo de infraestructura tecnológica que busca compatibilizar crecimiento económico con sostenibilidad ambiental y energética.
En septiembre de 2025, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación presentó la guía “¿Cómo instalar un data center en Chile?”, como parte del Plan Nacional de Data Centers. El documento busca facilitar la inversión privada ordenando la permisología, articulando actores públicos y promoviendo estándares ambientales desde el diseño de los proyectos.
“El rol del Estado no es promover proyectos específicos, sino ordenar el terreno de juego desde una base técnica y de largo plazo. El Ministerio actúa como articulador y referente técnico, poniendo a disposición criterios y herramientas que reducen la incertidumbre tanto para el Estado como para los privados y las comunidades”, indicó el ministro Aldo Valle. La guía establece orientaciones sobre uso de suelo, clasificación industrial, tramitación ambiental y disponibilidad energética, incorporando criterios de eficiencia hídrica, energética y relación con las comunidades locales.
Desde el Ministerio explican que Chile aparece como un destino atractivo por su matriz energética en transición —más del 60% de la generación proviene de fuentes renovables, según datos de la Comisión Nacional de Energía (CNE)–, por su red de fibra óptica robusta, sus tratados de libre comercio, la estabilidad jurídica y su cercanía al océano Pacífico, clave para cables submarinos. Pero a la vez, junto con estas ventajas, emergen desafíos estratégicos.
“El auge de los data centers introduce una demanda eléctrica estructural, intensiva y territorialmente concentrada”, advierte Andrés Rebolledo, secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE). Frente a ello, sostiene que “la solución no es solo más generación, sino más flexibilidad, trazabilidad y eficiencia energética”.
El crecimiento acelerado de esta infraestructura pone presión sobre el sistema eléctrico y sobre los marcos regulatorios. La guía del Ministerio refuerza la importancia del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) como instrumento para asegurar proyectos bien diseñados y con legitimidad social.
Sostenibilidad: del discurso a la práctica
Desde la Asociación Chilena de Data Centers (ChDC), se promueve un estándar de sostenibilidad que exige a las empresas métricas claras en uso de energía, consumo de agua, emisiones, gestión de residuos y gobernanza climática.
“Frente a los principales desafíos ambientales, los nuevos proyectos de data centers están adoptando sistemas de enfriamiento de bajo o nulo consumo de agua, junto con mayores niveles de automatización y una creciente participación de energías renovables. Tecnologías como free cooling, uso de aire exterior, soluciones evaporativas eficientes y circuitos cerrados permiten operar con consumos muy bajos —e incluso nulos— de agua, reduciendo significativamente el impacto hídrico y energético de estas instalaciones", especifican.
Desde ChDC explican, además, que hoy “las empresas operan con energía limpia y cuentan con certificaciones internacionales, diseñadas para operar incluso en emergencias como el apagón del 25 de febrero pasado, donde gracias a la resiliencia del sistema, todas las transacciones digitales en el país pudieron ser procesadas”.
Expertos coinciden en que el crecimiento de los data centers en Chile será positivo en la medida en que se gestione con visión de largo plazo. Esto implica planificación territorial, regulación moderna, incentivos para la inversión en energía renovable y una gobernanza que incorpore a las comunidades desde el inicio.
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