Market 19, la cuenta de Instagram que “la rompe” vendiendo lo que ya no usas

En Market 19 sus trabajadores laboran desde casa y sin horarios. Solo se juntan una vez a la semana, a conversar del emprendimiento y también -muy al estilo de las oficinas en Silicon Valley- a jugar FIFA. Fotos: Pablo Sanhueza.

Creado por el kinesiólogo Ronny Bortnic a punta de intuición y observación del mercado, Market-19 es un sistema de compra y venta segura y sustentable, que da una nueva oportunidad a artículos en desuso y, en muchas ocasiones, los vende en minutos. ¿La clave? Un buen servicio al cliente, asegura su fundador.


En marzo de 2020, las aventuras de cuatro amigos que compartían hace años una casa en el sector oriente de Santiago llegaba a su fin. Por distintas razones, dos tomaron la decisión de irse a un departamento y los otros dos no podían costear los gastos del lugar solos.

Uno de ellos era Ronny Bortnic (31), quien junto a uno de sus compañeros logró encontrar un nuevo espacio para compartir. El problema era desocupar la antigua casa en tan solo un día para poder mudarse y no pagar dos arriendos ese mes. Todos estaban de acuerdo en que Bortnic —por la confianza que había ganado dando servicios de marketing a través de redes sociales a distintas marcas en el pasado— era el ideal para la tarea. Así, ese mismo día subió el refrigerador, el televisor y los demás muebles a sus redes sociales y en unas horas ya lo había vendido todo.

Fue tal el éxito que, al día siguiente, un amigo le pidió que “aprovechara el vuelo” y le vendiera su refrigerador. “A los dos minutos, de cronómetro, me habla una chica y me dice: ‘Lo quiero’”, recuerda Bortnic. “Nada de preguntas, mi credibilidad era buena. La cuenta ya estaba y la gente sabía que tenía que depositar o si no, perdía”.

Con la inquietud de seguir averiguando qué podría seguir vendiendo, Ronny Bortnic comenzó a vender una pila de artículos deportivos que tenía de su anterior emprendimiento. El resultado fue el mismo: todo se iba como pan caliente y amigos y conocidos comenzaron a recurrir a él para vender sus cosas en desuso. Así nació Market-19.

El olfato marketero

Ronny Bortnic ya había trabajado en marketing. Kinesiólogo y fundador de Pitbull Training, también trabajaba en servicios de marketing para restaurantes y marcas; en el área digital conseguía influencers y diseñaba experiencias con los productos, entre muchas otras cosas.

Sin embargo, con la llegada del estallido social y la pandemia, las marcas dejaron de contratar sus servicios. Su círculo de amigos ya lo conocía y logró tener su confianza para vender los muebles de su casa, pero dar el paso a la creación de una página de compra y venta necesitaba una estrategia.

Primero, se encargó de pedirles a sus amigos y cercanos que eligieran vender a través de él cosas en buen estado, principalmente electrónicas, como relojes, celulares, computadores, etc. Cuando llegó a un stock de 100 productos creó la página en Instagram, pero no la abrió al público. Comenzó a subir los productos con sus precios y descripciones mientras la cuenta permanecía sin ningún solo seguidor y privada.

Por su reputación, Market-19 comenzó a generar expectativas: la gente se enteraba de la página por el boca a boca, veía cómo aumentaban las publicaciones, pero sus solicitudes de seguimiento no eran aceptadas. “Todos quieren entrar al restaurant lleno”, comenta Ronny Bortnic. “Esperé a tener 100 productos publicados y mil solicitudes de seguimiento en las notificaciones para abrir al público la cuenta”. El primer día vendieron 40 productos.

Se puede leer en las “Historias destacadas” de la cuenta títulos como: Despacho, Política M-19, Devoluciones, Compra protegida, Comprar y vender. “Hicimos toda la vuelta”, cuenta Ronny. “Cuando partimos escribimos todo lo que nos podía pasar comprando por internet”.

Ahora la cuenta tiene más de 30 mil seguidores y 6.700 productos publicados. La estética es la misma siempre: una foto referencial del producto en la primera slide y, en las siguientes, las fotos reales del producto. Cada imperfección sale especificada y fotografiada. “Y mi regla es: igual o menor precio que en el mercado. Si alguien ve el mismo producto, con las mismas características en cualquier otro lado, pero un poco más barato, me avisa y yo por política lo bajo”, explica Ronny Bortnic.

“Fue algo súper orgánico lo que se fue dando”, cuenta Bortnic sobre el éxito de la página. A veces celulares se vendían en 10 minutos; un día, un MacBook de un amigo se vendió en 7, noticia que llegó a Pollo Castillo —un influencer con más de dos millones de seguidores—, quien terminó vendiendo un celular y haciendo más conocida la página. “Nunca he puesto ni mil pesos en publicidad en Instagram”, asegura Bortnic.

Así luce cada producto publicado en Market 19: con una foto referencial como primer slide, mientras que en las siguientes se ve su estado real y sus posibles fallas e imperfecciones. Abajo se despliega una ficha sobre las condiciones del objeto en venta.

El exponencial crecimiento de la página levantó las alarmas de la plataforma y desde Instagram, le cerraron la cuenta. “Todo se vino abajo, ese día no fue como que yo le pudiese decir a la gente que tuve un problema. Se cerró. Me quería matar, no podía hablarle a nadie, había gente que podía pensar que me había robado la plata, que me fugué… Y estábamos en el momento peak, de verdad vendíamos todo el día”, cuenta Bortnic.

Estuvo dos semanas con la cuenta paralizada. “Pensé que me habían hackeado, decía ¿por qué me pasa esto a mí?”.

Ronny Bortnic logró hablar con una persona que trabajaba en Instagram en Estados Unidos, pero la comunicación era muy mala. “Me decía: ‘¿Pagaste?’. Y me contestaba cada dos días”, recuerda sobre el amargo momento en el que vio arruinarse el trabajo de meses, además de su nombre.

Un miércoles salió a trotar con sus amigos. Necesitaba despejarse, ya que despertaba con angustia todas las mañana. Ese día dejó el celular en el auto y cuando volvió comenzó a gritar desaforadamente. “Nadie entendía nada”, cuenta sobre el momento en que volvió su cuenta y vio su celular con cientos de notificaciones. Nunca supo bien qué pasó. Solo que su perfil volvió a estar activo.

Este tipo de experiencias con su marca no ha sido la única. Constantemente ocurren cosas que pueden dañar lo más importante de la página: la confianza. Pero Ronny cree que la transparencia es fundamental. “Si tú no tranquilizas la situación, la persona queda con un gusto amargo”, explica. “Tenemos un eslogan: ‘Market-19 es el Disney de las compras y ventas’”, agrega, haciendo alusión a la calidad del servicio al cliente.

Talento joven y “métodos millennials”

Actualmente, Market-19 da trabajo a 3 personas que van rotando cada ciertos meses. “Para encontrarlos, lo que más me importa es la recomendación de algún cercano”, cuenta Ronny Bortnic. “Es una pega que no tiene una gran exigencia técnica, pero tienes que ser muy ‘vivo’, tener la personalidad para negociar, que se dé confianza. Yo siempre le digo a los cabros: ‘Que falte mil es para mí lo mismo a que falte un millón’”.

Hace un poco más de un año, Ronny Bortnic se comenzó a llevar muy bien con uno de sus clientes. Tomás Fuentes (22) le compraba, mayoritariamente, consolas y las vendía en Temuco. “Las revendía, las vendía en partes, separaba los juegos”, cuenta Ronny. “Él es bien busquilla, era igual a mí, ¿cachái? Entonces generamos un lazo así bien entretenido”. De a poco la relación entre ellos fue cada vez más cercana e, incluso, Bortnic comenzó a fiarle productos. “Yo le iba haciendo como una cuenta de la tía del kiosko del colegio”.

El trabajo liderado por Ronny Bortnic consiste en prestar una buena atención al cliente, negociar y asesorar a compradores y vendedores con sus productos.

Cada cierto tiempo, desde la cuenta de Market-19, Bortnic publicaba que necesitaba jóvenes para trabajar con él. En esa ocasión, Tomás Fuentes era el más interesado, pero a Ronny no le parecía que fuese idóneo para el trabajo: “Lo encontraba muy niño, muy chico”.

Un día, Bortnic encontró una página de Instagram exactamente igual a la de Market-19, pero de Temuco. Era de Fuentes. “Veo en las historias destacadas la historia de cómo se creó ese market y era como: ‘Estábamos con amigos en una casa…’ ¡Todo igual!”, cuenta entre carcajadas. Le habló para echarle en cara la traición y entre broma y broma, termino ofreciéndole el puesto que estaba disponible en Market-19.

“Me asustaron un poco, me dijeron que esto era muy demandante. Al principio me miraban como el típico niñito que creía que esto era fácil y creía que yo no le iba a responder”, cuenta Tomás Fuentes. “Le empecé a meter miedo, le dije que iba a tener que trabajar 14 horas diarias, metiéndole miedo para que se vaya. Como me caía bien, no quería decirle que no de frentón”, recuerda Bortnic.

Finalmente, Tomás consiguió el trabajo y le dio a Market-19 uno de los meses récord de ventas con su llegada. “Partió trabajando y era una bala. Tiene esa cosa de ‘chispita’ mucho más alta que yo. Todo lo sacaba rápido. ¡Ya! Le dije: “Te quedái acá, te blindo”. Era una máquina”, cuenta Ronny Bortnic.

El trabajo consiste en prestar una buena atención al cliente, negociar y asesorar a compradores y vendedores con sus productos. Cada uno de los jóvenes sub 30 de Market-19 trabaja desde donde quiera y no hay horarios, salvo por un día de la semana en el que se juntan en el departamento de Ronny Bortnic a comentar cómo estuvo la semana, jugar FIFA y pedir comida mientras trabajan.

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