
Qatar y Chile se encuentran en el desierto: comienza la cumbre global sobre patrimonio
La versión 2025 de la Cumbre del Comité Internacional de Gestión del Patrimonio Arqueológico se realizará a partir de hoy en San Pedro de Atacama, y reunirá a expertos de todo el mundo a discutir cómo cuidar mejor nuestro legado y con qué medidas concretas enfrentarlo frente al cambio climático, la expansión urbana y la pérdida de memoria cultural.
El desierto de Atacama es considerado el más árido del mundo. Justamente ahí, como monumento vivo, se realizará entre hoy y este viernes uno de los encuentros patrimoniales más importantes del año. La Cumbre del Comité Internacional de Gestión del Patrimonio Arqueológico (ICAHM) se centra en la gestión de patrimonio arqueológico, y reúne a expertos de todo el mundo.
Uno de los invitados más destacados en la instancia será Abdullatif Mohammed Al Jasmi, director de protección del patrimonio cultural de Qatar Museums y una de las figuras más relevantes en ese país en cuanto a la creación de leyes, estrategias y pautas de conservación. Su participación cobra mayor significado al estar enmarcada en el programa Years of Culture 2025, que tiene a Chile y a Argentina como protagonistas, en alianza con el país árabe.
“Este tipo de encuentros son clave, porque no solo sirven para compartir ideas, sino también para concretar estas acciones”, plantea Al Jasmi, sentado en un hotel del casco histórico de Santiago. “Un plan es fácil de escribir, pero hacer que suceda es difícil, y justamente ICAHM debe dejarnos compromisos reales, pasos claros y alianzas definidas”, dice el ejecutivo.
Desde el comienzo de la entrevista, el paisaje toma protagonismo. Al Jasmi asegura que la conexión entre Qatar y el territorio nacional no está tanto en la tierra o en el clima, porque, aunque las vistas puedan asemejarse, son las historias que tienen los territorios las que crean los puntos en común. “No se trata del suelo, de la altura... Lo que vuelve valioso un sitio es lo que ahí ha pasado: si nadie lo visita o se inspira en él, no tiene valor, porque son las personas, su memoria, su arte, lo que le da sentido”, desarrolla.
Ese enfoque humano del patrimonio también cruza la visión del desierto. Por ejemplo, un desierto no es solo una postal, sino que se vuelve un testimonio vivo que entrega la oportunidad de comprender cómo la historia ha sucedido en distintas condiciones meteorológicas, intercambios culturales y adaptación. “Mientras más historia conserves, más inspiración generas, y es justamente lo que buscamos proteger... No se trata de los edificios, sino de los relatos”, añade.
Reutilizar, adaptar, vivir
“Reutilización adaptativa” es uno de los conceptos clave en la gestión patrimonial contemporánea. Al Jasmi dice que el patrimonio no tiene que quedar congelado en el tiempo, sino que debe de encontrar formas de conversar con lo moderno, sin perder su esencia en el camino.
Desde Qatar Museums, Al Jasmi ha contribuido en la implementación de marcos legales para permitir que antiguos palacios o edificios históricos puedan tener otros nuevos usos sin alterar la narrativa original. “La clave está en comprender lo esencial de un lugar... ¿Es su arquitectura, historia política o su función social? A partir de eso, se decide qué preservar y cómo hacerlo convivir con lo contemporáneo”, dice el ejecutivo.
Uno de los temas centrales de la participación qatarí en el ICAHM 2025, es la gestión del patrimonio ante los riesgos naturales o producidos por el cambio climático. Dicho país, con extensas zonas costeras y sitios arqueológicos a pocos metros del mar, sufre diversas amenazas en este contexto. Al Jasmi lidera un proyecto en Al Zubarah, un sitio patrimonial en el que se instaló un sistema llamado “marine trashboom”, una especie de barrera que no solo protege de tormentas, sino que también recoge residuos plásticos o de otros materiales que estén presentes en el mar y reutiliza los materiales para fabricar otros de utilidad en el mismo sitio.

“Esto, técnicamente, ha funcionado en nuestro sitio... No sabemos cuán escalable es, pero es el primero de su tipo en un sitio de patrimonio mundial”, explica. “Creemos que podría ser escalable, pero necesitamos compartirlo, debatirlo y ponerlo a prueba en otros contextos, por eso es importante ICAHM, como un espacio para pensar en soluciones colectivas”, añade.
Al Jasmi señala que Qatar puede tener similitudes con zonas costeras de Chile, como Valparaíso o en la zona norte, donde la presión climática y urbana pone a prueba la preservación. “Es un problema global y solo con alianzas reales se puede avanzar”, afirma.
Ley y comunidad
Otro de los temas en los que Al Jasmi ha trabajado, es participar en la redacción de la primera ley integral de patrimonio en Qatar, que incluye no solo lo material, sino también lo intangible: distintas expresiones artísticas, tradiciones, deporte, música, entre otras. “No está solo en los museos... Se trata también de las cartas familiares, en los murales, en las canciones, pero hay que protegerlo todo”, sugiere.
El llamado es también a la ciudadanía y el rol que debe cumplir. “No todo puede venir desde el Estado y necesitamos también leyes que permitan empoderar a las comunidades, que les entreguen herramientas para cuidar su propio patrimonio”, propone. Por ese lado, dice que las experiencias de las ONG locales que trabajan en terreno son valiosas y sugiere la posibilidad de generar intercambios, residencias o capacitaciones.
Para esta edición del ICAHM, dice que quiere ver planes concretos de acción. “Que no terminemos solo en presentaciones, sino con compromisos reales, saber quién hará qué, cuándo y cómo”, apunta. En ese contexto, dice que el trabajo que realiza Years of Culture no se limita a un año, sino que busca colaboraciones duraderas con todos sus países socios. “No son solo proyectos, sino personas y cómo nos acercamos, compartimos ese conocimiento y generamos legados que vayan más allá”, dice.
El encuentro no solo es relevante por los contenidos tratados, sino también porque significa el regreso del ICAHM a la región después de más de una década y a la primera vez que se realiza en Chile. La organización de la cumbre cuenta con el respaldo del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), gestora cultural Trama y la Municipalidad de San Pedro de Atacama, entre otros.
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