FES, Trump y autonomía universitaria
SEÑOR DIRECTOR:
El proyecto que crea el nuevo sistema de financiamiento para la educación superior (FES) ha generado un debate relevante. Más allá de su sostenibilidad fiscal, ha surgido una preocupación: ¿pondría en riesgo la autonomía universitaria al aumentar la dependencia de fondos públicos?
Se ha comparado con casos internacionales donde gobiernos autoritarios han condicionado el financiamiento estatal a universidades para imponer su visión ideológica, como ocurrió con Trump en EE. UU., Bolsonaro en Brasil u Ortega en Nicaragua. Pero, ¿existen señales de que eso pueda pasar en Chile? A mi juicio, no.
La gratuidad, que ya transfiere importantes recursos públicos, no ha significado un menoscabo a la autonomía. El FES, por su diseño, tampoco presenta mecanismos de control político. Lo que sí es cierto es que la autonomía debe resguardarse, pues garantiza la libertad de pensamiento, la crítica informada y la diversidad académica.
Las universidades son espacios donde se examina críticamente la realidad, se promueven derechos humanos y libertades cívicas. Por eso han sido blanco de regímenes autoritarios, como ocurrió en Chile tras el golpe de 1973.
Para proteger ese rol, propuse elevar la autonomía a rango constitucional. Este principio no debe confundirse con la libertad de enseñanza: implica también el derecho a gobernarse y actuar sin injerencias del gobierno.
A la autonomía debe sumarse la libertad de cátedra: enseñar, investigar y opinar dentro del rigor académico. Sin esa libertad, la autonomía se vuelve una consigna vacía. Darles rango constitucional fortalecería la democracia y blindaría a las universidades frente a futuras tentaciones autoritarias.
Osvaldo Corrales Jorquera
Rector de la Universidad de Valparaíso
Presidente del Consorcio de Universidades del Estado de Chile
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