Infancia, la casa común que debemos cuidar
SEÑOR DIRECTOR:
El pasado jueves 17 la Cámara de Diputados aprobó un proyecto que busca aumentar las penas a adolescentes infractores. Si bien surge de una preocupación legítima por la seguridad, al poner el acento en el castigo olvida algo esencial, se trata de niños y adolescentes, sujetos de derechos a quienes el Estado y la sociedad deben proteger con especial cuidado.
La evidencia lo confirma: los adolescentes no responden a la severidad de la sanción como los adultos. Su desarrollo neurológico los hace más propensos a la impulsividad y al riesgo, pero también más abiertos al cambio si reciben apoyo educativo, familiar y comunitario. Alargar las condenas no reduce la reincidencia; al contrario, agrava la exclusión. Lo que sí funciona son las medidas socioeducativas, la continuidad escolar, la justicia restaurativa y los programas familiares intensivos.
En el reciente Tedeum, el cardenal Chomali recordó que “la infancia es la casa donde habitaremos toda la vida”. Apostar por más cárcel equivale a renunciar a cuidar esa casa común, condenando a nuestros jóvenes al olvido. Pensar en grande, en cambio, es asumir que la verdadera seguridad se construye con educación, acompañamiento y oportunidades. La discusión sigue abierta y aún le resta trámite en el Senado, instancia donde ojalá, por nuestra casa común, se asuma con la profundidad que merece.
Valentina Saldaña Alfaro
Abogada Asuntos Públicos
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