Trampa fiscal

SEÑOR DIRECTOR:
El diputado Jaime Sáez confunde aspectos clave de mi columna en su carta publicada ayer. No califiqué como trampa que parte de las medidas correctivas para 2025 dependan del Congreso, sino el cambiar las metas fiscales sin justificación suficiente. Las medidas correctivas, en cambio, las califiqué como un simple saludo a la bandera. Ello, porque gran parte de las medidas anunciadas ni siquiera reducen gasto, sino que supuestamente aumentarán ingresos, y su aprobación en el Congreso se ve difícil, especialmente en un año electoral.
Supeditar el cumplimiento de la meta fiscal a la aprobación de proyectos de ley no es una trampa, sino una farsa, pues no lo compromete realmente. Precisamente por esta razón cuestiono que el ministro proponga como medida de ajuste fiscal reformar el sistema de financiamiento de la educación superior; no por los evidentes defectos del proyecto, sino porque evade su responsabilidad.
La trampa fiscal que acuso en mi columna y a la cual el diputado no se refiere es a la decisión del ministro de utilizar un subterfugio para cambiar las metas fiscales de 2025 y 2026. El ministro no utiliza las cláusulas de escape reguladas en la ley, sino que alega otras causas extraordinarias que, de extraordinarias, no tienen nada. Ha quedado a la vista el tremendo forado de la nueva institucionalidad, que no debiera ser motivo de orgullo sino de preocupación, precisamente porque ella se basa en la confianza de que la autoridad va a cumplir con sus compromisos.
Sylvia Eyzaguirre
Centro de Estudios Públicos
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