Historia en el aula: un camino largo y sinuoso

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El anuncio de la marginación, a partir de 2020, de la asignatura de Historia, Geografía y Ciencias Sociales del plan común obligatorio de 3° y 4° medio, ha provocado una amplia controversia. Acá revisamos qué se enseña y cómo se ha enseñado esta materia desde su inclusión, en 1843.


Ocurrió el jueves en la Plaza de la Constitución. Junto al busto de Diego Portales, a un costado de Agustinas, se congregaba un grupo de profesionales y académicos de historia y educación, acompañados del escritor Jorge Baradit: habían convocado a los medios para expresar su rechazo a la resolución del Consejo Nacional de Educación (CNED) que dos semanas antes dio a conocer la exclusión, a partir de 2020, del ramo de Historia del plan común obligatorio para 3° y 4° medio, donde quedaron Lengua y Literatura, Matemática, Ciencias para la Ciudadanía, Filosofía, Inglés y Educación para la Ciudadanía. En el caso de Historia, se convertirá en un ramos optativo.

A poco de llegar al lugar y por razones prácticas que no escaparon al simbolismo, los convocantes decidieron desplazarse a la esquina surponiente de la plaza, más cerca de La Moneda, junto al monumento a Pedro Aguirre Cerda. Allí, la académica de la U. de Valparaíso Marcela Cubillos Poblete, introdujo a los presentes, y frente a la señalada resolución, dijo: "Decidimos tomar iniciativas para poner en el tapete la importancia de la historia desde un discurso transversal. (…) Sacar más oportunidades de reflexionar va a dejar muchos costos en términos de ciudadanos ignorantes e instancias de reflexión".

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Su voz se sumaba a la del premio Nacional de Historia Gabriel Salazar, quien días antes acusaba en CNN Chile un intento de desempoderar a la ciudadanía; a la de su colega Pablo Aravena, que criticó en La Segunda una "reforma presentista", y a la de los estudiantes y profesores que la noche del viernes se manifestaron por centenares en la plaza señalada.

No bastó con que el Mineduc comunicara que Educación para la Ciudadanía será impartida por los profesores de Historia, Geografía y Ciencias Sociales. Tampoco, que el nuevo ramo "se hace cargo en gran medida de los contenidos que hasta el momento se enseñan en Historia, Geografía y Ciencias Sociales en 3° y 4° medio". La molestia estaba declarada: la senadora Yasna Provoste presentó un requerimiento en Contraloría por eventuales vicios procedimentales, mientras hubo quienes acusaron que nunca se hizo público el fin de la señalada obligatoriedad en los acuerdos que el CNED sube a su web.

Fuentes que participaron del proceso que llevó al nuevo diseño, aseguran que los profesores de Filosofía consiguieron de la unidad curricular del Mineduc la promesa de que su ramo sería obligatorio, mientras los profesores de historia se "movieron" mal o insuficientemente. Para todos los efectos, "el drama actual es que nadie sabe cuáles son los contenidos ni el fin educativo de la propuesta que tenemos ahora", plantea el consultor curricular y profesor de historia Max Moder.

Más claro es el recorrido histórico del ramo que hoy llamamos Historia, Geografía y Ciencias Sociales. Un camino de idas y venidas, signado por las necesidades de distintas épocas e ideologías. Un ramo del que se ha esperado mucho y que exhibe hasta hoy contradicciones, vacíos y nudos ciegos.

Formación de ciudadanos

La asignatura de Historia fue incluida en la escuela secundaria en 1843, con la idea de que su enseñanza prepararía patriotas y ciudadanos, para así ayudar a la consolidación del joven Estado-nación. Se consideró que "el conocimiento del pasado podía ayudar a la toma de decisiones en el presente, especialmente en el ámbito político", señalan Carmen Gloria Zúñiga, Tom O'Donoghue y Simon Clarke en el libro A Study of the Secondary School History Curriculum in Chile from Colonial Times to the Present (2015),

"El foco era configurar un ciudadano que adhiriera a la nación, y eso se mantiene entrado el siglo XX", constata la académica de la U. de Valparaíso Graciela Rubio. Sin embargo, agrega, "irrumpe en este ámbito el concepto de pueblo y se le va dando un carácter social. La nación ya no es el concepto de las élites del XIX en torno al cual se ajustaban los currículos".

De manera progresiva, se considera que un estudiante "no solo puede aprender datos, sino que aprende a relacionar temporalmente los fenómenos humanos, lo que es de gran importancia para el desarrollo del pensamiento crítico", observa Graciela Rubio.

Mientras rigió el currículo de 1952, anclado en una tradición de contenidos encarnada en el profesor "pasamaterias", el conocimiento de los temas se organizó en un esquema cronológico que enfatizó los hechos políticos y militares.

Los objetivos declarados de este modelo fueron, entre otros, la comprensión de los problemas de la espiritualidad humana y el destino histórico, y el desarrollo de los rasgos morales, cívicos y sociales de los estudiantes.

Un giro importante vino con la reforma curricular que el Gobierno de Frei Montalva echó a andar en 1965 y que consideró la educación como herramienta y motor del desarrollo económico y social.

En esa línea, se apuntó a una renovación de los conceptos tradicionales de una historia esencialmente política. Asimismo, se abogó por una orientación al estudiante y sus particularidades, asegurándose que "el aprendizaje de la historia deja de ser meramente verbalista para transformarse en algo experimental y concreto", apoyado en el análisis, la comparación, la investigación y la reflexión.

En el contexto de una reestructuración de los ciclos educativos (la llegada de Básica y Media), se favoreció el aporte de otras disciplinas, usando más conceptos y exponiendo menos hechos, pidiendo a los alumnos la escritura de ensayos, la elaboración de mapas y el análisis de fuentes y documentos. Y ya que la historia modela el intelecto y el juicio, la narración y la memorización no fueron prioridades.

Enseñanza vs. aprendizajes

Asumida la Junta Militar, se introdujeron prontamente modificaciones que, en lo que toca a Historia, buscaron "afianzar la comprensión de la historia patria, el respeto a las instituciones, la valoración de su suelo y recursos naturales".

La reforma hecha y derecha de Pinochet, sin embargo, fue la de 1981, que junto con desechar la integración de disciplinas en la enseñanza de la historia, fijó para 1° y 2° medio historia universal -básicamente, europea y occidental- y para 3° y 4°, historia de Chile, con énfasis en "desarrollar en los estudiantes la valoración de los gobiernos autoritarios de la primera mitad del s. XIX", así como en "las acciones de las fuerzas militares y su influencia a lo largo de la historia de Chile", como observa el libro A Study.. . En tal escenario, "los profesores volvieron a los que estaban acostumbrados a hacer: a prácticas centradas en el profesor".

Un marco curricular posdictadura solo vería la luz en 1998. Amarrado por la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), que Pinochet firmó el día antes de dejar la Presidencia, se creó la "Comisión Brünner", cuyo trabajo redefine los objetivos de la educación: se pasa de una educación centrada en la enseñanza (contenidos) a una definición por aprendizajes. Ya no se le entrega al docente lo que debe enseñar, sino que se le ofrecen temáticas para que el estudiante aprenda lo que tiene que aprender.

En esta lógica asoma Historia y Ciencias Sociales. Para 2° medio se contemplan contenidos de historia de Chile, con énfasis en las tendencias que ayudan a entender el presente; 3° se aboca, nuevamente, a historia occidental/europea, y 4° aborda historia reciente de Latinoamérica, así como las relaciones entre Chile y el resto del mundo.

Qué se enseña hoy

El cambio siguiente se materializa en 2009, con la promulgación de la Ley General de Educación (LGE), que sustituye a la LOCE y que pone fin al esquema de objetivos generales y contenidos mínimos obligatorios, para transitar a otro, donde se privilegian los "objetivos de aprendizaje". En tal contexto, se decidió que Chile contemporáneo quedaría en 3° medio (desde "Transformación del rol del Estado y modernización de la sociedad en la primera mitad del s. XIX", hasta "Recuperación de la democracia y transformaciones políticas, sociales y culturales"), mientras en 4° estaría orientado a la formación ciudadana (de "El Estado de derecho en Chile" a "El mercado del trabajo y la legislación laboral").

Visto así, 4° medio no tiene historia en el currículo actual. Pero este es solo un factor por considerar en el debate. En palabras de la historiadora y profesora Daniela Ortega, "en el caso de 2° medio, en Historia de Chile se debe enseñar desde 1925 hasta hoy en 4 meses, aproximadamente. ¿Cómo se enseñarán contenidos y habilidades en tan poco tiempo? Es muy probable que las clases sean mucho más expositivas, con poca participación estudiantil, sin el uso ni contraposición de fuentes (obligatorias para la asignatura) y con poco análisis crítico".

Max Moder, que fue parte del ajuste curricular de 2009, piensa por su parte que "no hay ninguna asignatura que tenga ganado, por derecho propio, su presencia en el curriculum. Son muy pocas las habilidades que no se pueden desarrollar desde otra parte". En otros países, plantea, el ramo de matemáticas es remplazada por el STEM (CTIM: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Lo que queda por saber, remata, es qué ofrece el nuevo escenario para validar la exclusión que causa furor por estos días.

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