Sabotaje a Michael Jackson, Brexit y una posible reunión de Pulp: una curiosa entrevista a Jarvis Cocker

Quien fuera conocido como el líder de la banda britpop desde fines de los 70 hasta 2012, sigue su propio ritmo. Relatando que lo más emocionante que le ha pasado el último tiempo es la membresía a la Biblioteca de Londres, rememoró una intervención en los Brit Awards de la que David Bowie lo rescató, se refirió al Brexit como “un mito inglés de identidad” y señaló que las letras de la canciones en realidad no son importantes.


“Un bicho raro joven, desgarbado y con gafas” fue la descripción preliminar que un crítico de The Guardian hizo de Jarvis Cocker en 1996, cuando Pulp gozaba del éxito como los líderes de los ránking musicales gracias al álbum Different Class.

Por estos días, Cocker sigue como un bicho raro, desgarbado y con gafas, solo que ya no goza de juventud. Tiene 56 años y relató en una conversación recientemente publicada por The New York Times, que “lo más emocionante” de los últimos días, fue obtener una membresía de la Biblioteca de Londres.

Es un bello edificio, pero decir que es “lo más emocionante” es un tanto desalentador para quien fue uno de los grupos insigne del britpop a la par de Oasis o Blur.

Actualmente, Cocker promociona Beyond the pale, el recién publicado disco de Jarv is… su actual proyecto musical. Pero sus respuestas reflejan la calma de quien solo le interesa estar tranquilo. Hacer lo que le gusta. Lejos de las preocupaciones y vertiginosos periplos.

Una de las cosas que ocupan su mente y su tiempo por estos días, por ejemplo, es un libro sobre escribir canciones.

“Hace unos 11 años, un festival en el Reino Unido me invitó a hablar. Hice una presentación de PowerPoint con diapositivas, para ilustrar mi punto de vista de cómo hacer buenas letras y si las letras son importantes para las canciones. Esa charla ha evolucionado durante la última década. El libro se llama ‘El libro es una canción’. La presunción es que durante el curso del libro, escribimos una canción juntos”.

Paradójicamente, Jarvis Cocker no logra ponerse de acuerdo consigo mismo respecto a la relevancia de los versos en una composición.

“El primer punto de contacto con una canción es su sonido o la melodía. Todos se dan cuenta de eso cuando cantas karaoke. Las palabras aparecen en la pantalla y piensas: ‘¿Esas son las palabras?’ Conoces el coro y las dos líneas del verso, pero el resto es una niebla. Así que no creo que las letras sean tan importantes”, pero posteriormente dijo al New York Times, “La palabra escrita es lo más cercano que podemos llegar a estar dentro de la cabeza de otra persona. Eso es algo mágico, y es parte de la magia de los libros. Entonces sí, me he contradicho. He estado leyendo muchos libros que me dicen que, para cualquier afirmación, lo contrario también es siempre cierto”.

Solo Cocker sabe qué conclusión sacar de aquello.

Sobre Beyond the pale, Cocker explica que cuando los ingleses ocuparon Dublín, había una zona denominada “The pale”, la que era considerada “zona segura” para ellos. De allí deriva el nombre del disco.

Muy diferente a la interpretación más bien metafórica asociada a dejar de lado la supremacía blanca como una consigna contraria al Brexit. “Inglaterra se encuentra en una especie de crisis nerviosa completa en este momento con el Brexit, que no debería llamarse Brexit, porque realmente se trata de un mito inglés de identidad. Esa idea de palidez representada por las cosas que han causado el Brexit es algo que me gustaría mucho más. Entonces, sí, creo que hay algo de eso”.

Curiosamente, su madre es una concejala que dio su apoyo al Brexit, pero Cocker expresó que ha aceptado desde muy joven que él es muy diferente a su madre. “Me hace darme cuenta que hay más en la vida que tus persuasiones políticas. (...) Me avergüenza mucho, pero no voy a prohibirle que me hable”.

Cómo no empatizar con una persona que difiere políticamente de sus padres ¿no?

Quizás una de la anécdotas más suculentas que surgieron de esta conversación con el medio neoyorquino, es aquella que involucra al entrevistado junto a Michael Jackson y David Bowie. Un curioso crossover que se sitúa en los Brit Awards de 1996.

El Rey del pop figuraba sobre el escenario interpretando “Earth song” junto a un coro de niños, un coro gospel, bailarines y un set completo de luces, humo y escenografía que lo tenían subiendo y bajando en una tarima mientras cantaba a todo pulmón.

De pronto, un treintañero Jarvis Cocker sube al escenario, se pasea en un comienzo mimetizándose en medio de la gran cantidad de personas allí presentes y se cruza frente a las cámaras moviendo su trasero, levantando su chaqueta y agitando los brazos en el aire.

Rápidamente es sacado del escenario.

“En el Reino Unido, de repente, fui locamente reconocido y no pude salir más. Me llevó a un nivel de celebridad que nunca podría haber sabido que existía y para el que no estaba equipado. Tuvo un efecto masivo, generalmente perjudicial en mi salud mental”, dijo el hombre de “Common people”.

“Fui salvado por David Bowie. Hubo una acusación en mi contra que decía que había sacado a algunos niños del escenario. Fui arrestado. El único video que se lanzó fue de una cámara CCTV, y no se podía ver lo que estaba sucediendo. Ese año, David Bowie estaba recibiendo un premio por su trayectoria, y tenía su propio equipo de cámara allí. Después de dos o tres días, lanzaron sus imágenes y luego los cargos fueron retirados de inmediato. Entre muchas otras cosas por las que estoy agradecido con David Bowie, fue increíble”, develó Cocker.

¿Se reunirá Pulp algún día? Ni siquiera el mismo Jarvis tiene una respuesta. No es algo que esté en sus planes, pero tampoco lo descarta de todo, independiente de las grandes cantidades de dinero que le puedan ofrecer.

“Podría haber dicho: ‘No me lo menciones a menos que esté por encima de cierta cantidad’. [risas] Podría haber una razón por la cual sería una buena idea, pero estaba muy feliz con nuestros shows de reunión. ¿Por qué arriesgarse a estropear eso? En cinco años, podría no decir lo mismo”, dijo el músico británico.

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