El ADN de Primavera Sound según su creador: “No es posible que un gran evento cultural pase, termine y no quede nada en la ciudad”

El músico Ariel Pink en una de las últimas ediciones en Barcelona de Primavera Sound. Foto: Paco Amate.

Gabi Ruiz, fundador y director del gigante de la música en vivo, explica las razones tras la llegada de la franquicia española a Chile, su plan de involucrarse en el tejido social santiaguino y los principios de un espectáculo que apuesta por la paridad, por hacer comunidad y por no dejar fuera ningún género. “No es cuestión de llevar a Metallica y vender 100 mil entradas, eso lo hace otra gente y lo hace mucho mejor que nosotros”, explica.


Sin una pandemia de por medio lo más probable es que Primavera Sound se hubiese estrenado en Chile este año. Ese era el plan de los creadores de uno de los mayores festivales de música de España y del mundo, tras iniciar en 2018 las conversaciones para sacar el evento de Barcelona y traerlo por primera vez a Sudamérica, con Santiago como primer destino. Finalmente será en noviembre de 2022 cuando el gigante de la música en vivo desembarque en el Parque Bicentenario de Cerrillos, como parte de un plan de conquista que también incluye a Buenos Aires, Sao Paulo y Los Angeles (EE.UU.), y que por estos días revoluciona a la industria tanto local como global.

“El primer país fue Chile, el que nos hizo ver la posibilidad de estar en Latinoamérica. A partir de ahí nos dimos cuenta que iba a ser muy complicado montar un Primavera Sound si sólo estábamos allá, porque llevar las bandas americanas o europeas a Latinoamérica cuesta mucho, por lo que decidimos escuchar las llamadas de otros países”, cuenta Gabi Ruiz, fundador y codirector de un espectáculo en expansión que intenta mantener la esencia con la que partió hace 20 años: un festival orgullosamente independiente de las grandes corporaciones de la industria, que intenta hacerse parte de la ciudad y dar cabida a clásicos del pop y el rock como The Cure, Radiohead y Nick Cave, pero también a apuestas alternativas, héroes del indie, jazz, hip hop, flamenco y reggaetón.

hair-academy-primavera-sound-barcelona-

La inclusión, la paridad de género y la participación de la comunidad completa son otras de las señas distintivas del evento, parte de un ADN que ahora buscará expandirse por los teatros, salas, bares y el “tejido cultural de Santiago” durante los siete días que estará en la capital, coronando la fiesta con un fin de semana en Cerrillos. El mismo predio que desde 2022 alojará a Lollapalooza tras su traumática partida del Parque O’Higgins.

Para Ruiz, en ese sentido, la clave del desembarco será llegar con humildad, escuchando a los vecinos, a las autoridades y a la idiosincracia local, aunque sin transar en sus principios. “Primavera Sound no es solo un festival, nosotros queremos creer que es como una comunidad de gente que se interesa por la música, pero eso ha de tener un sentido, no puede empezar un viernes y terminar un domingo, tiene que ir más allá”, dice.

¿Qué elementos del Parque Bicentenario de Cerrillos los terminaron por convencer para montar allí el evento principal?

La localización es espectacular, tiene todo lo que se le puede pedir a un festival que quiere ser urbano. Está cerca del centro, tiene instalaciones perfectas y con todo el apoyo de los responsables del parque se veía todo perfecto. Además creo que la ciudad es ideal, tiene una escena efervescente, es una ciudad grande, cargada de vida que está creciendo muchísimo. Y en un país muy estable como es Chile, que dentro de todo lo que pueda parecer desde fuera la verdad es que es un país económicamente seguro, tiene todo aquello que uno podría soñar para ir a una ciudad.

¿La participación del circuito de salas y teatros en los días del festival será algo que implementarán en Chile desde el comienzo?

Nosotros pretendemos implementar desde el comienzo la idea de lo que es Primavera Sound. Me gusta pensar que en las ciudades que vivimos hoy los grandes eventos son necesarios, pero además deben dejar una huella. Lo que no es posible es que un gran evento cultural pase, termine y no quede nada en la ciudad, debe haber un retorno, el festival debe integrarse en la ciudad y no solo al nivel del turismo, del dinero y las cifras que se puedan generar, también en el propio tejido cultural. La gente tiene que vivir y darse cuenta que está pasando el festival durante esos días y la manera más natural de hacerlo es acercando la música a la gente, desde la humildad. Y así en cada lugar el festival se irá moldeando a la imagen de cada ciudad, a cómo es su gente, cómo es la escena, qué momento político se está viviendo, que necesidad sociales hay. Por eso hemos abierto una mesa para dialogar con los vecinos, con las autoridades, ver dónde se puede ayudar.

Creemos que la obligación de estos grandes eventos es involucrarse, no sólo extraer. Y aunque suene muy manido, que la cultura cambia las cosas. Primavera Sound no es sencillo de hacer, somos el festival de una inmensa minoría y si no contamos con los actores principales de cada ciudad difícilmente podremos llevarlo. No es cuestión de llevar a Metallica y vender 100 mil entradas, eso lo hace otra gente y lo hace mucho mejor que nosotros.

Gabi Ruiz, creador y codirector de Primavera Sound. Foto: Oscar García.

El anuncio de su llegada coincidió con el polémico término del acuerdo entre Lollapalooza y la Municipalidad de Santiago. ¿Fue algo que les generó preocupación?

Estábamos de casualidad en ese momento en Sao Paulo cuando salió la noticia. Había también gente de Lollapalooza. Vimos con preocupación lo que estaba pasando pero nuestros socios chilenos tenían muy adelantado el tema, sabíamos que en el parque Cerrillos no teníamos la misma problemática, se había trabajado muy bien a nivel vecinal, con el municipio, así que no pasamos miedo. Evidentemente no es bonito ver cuando un compañero de trabajo tiene ese tipo de problemas y espero que se solucione todo con Lollapalooza, porque es un evento de primer orden del cual somos amigos, y aunque creo que no tenemos demasiado que ver, trabajamos todos en el mismo mundillo y estaría bien por la misma imagen de la ciudad y de Chile que esto se solucione y que Lollapalooza pueda seguir durante muchísimos años allí.

¿Cuáles diría que son las principales diferencias de Primavera Sound con otros grandes festivales que ya existen en la región?

La principal diferencia, además de la integración en la ciudad y en la escena, es que no somos un festival ni de grandes marcas ni de grandes cabezas de cartel, somos un festival curado por apasionados de la música. Hoy cualquier joven con un solo click tiene acceso a toda la historia de la música pero falta alguien que señale. La función de Primavera Sound desde sus inicios ha sido la de señalar, tanto de rascar en el pasado y buscar esas figuras que eran importantes para poder entender lo que pasa hoy en día, como también adelantarnos a lo que va a venir y tener a las bandas en el momento creativo óptimo, no cuando ya tienen todos los tics de las grandes estrellas. Esa es nuestra especialidad.

Y además tenemos una amplitud de miras total, no dejamos atrás ningún género. Nadie se puede extrañar de que en el festival actúe Bon Iver y justo detrás Slayer, o Aphex Twin, o J Balvin. No creemos que exista una biblia de lo bueno y lo malo, la música es una expresión popular y válida en todos los casos. Entonces me gustaría llevar a Chile también esa pasión que tenemos por programar jazz, neoclásica, flamenco, rock, hip hop, urbano, reggaetón, pero siempre buscando el porqué.

Primavera Sound altera las reglas del juego y abre una nueva ruta para giras internacionales en la región, las que hasta ahora en su mayoría se nutrían de los que cerrara Lollapalooza y Rock in Rio cada año. ¿Lo ven como un cambio radical en el circuito en vivo? ¿Pretenden hacer shows en otros países?

El tema del Covid lo está haciendo más complicado pero esa es la idea. La perfección sería que Primavera Sound Latinoamérica, una empresa hermana de la de Europa, se estableciera en Chile. Esa ha sido siempre la idea y desde allí actuar todo el año, además de aprovechar las bandas que vienen a Primavera para también llevarlas a Colombia, a Perú, por ejemplo, hacer un poco más estable el circuito y mejorar la vida musical de todos esos países. En eso queremos intervenir porque creo que nos interesa a todos.

Si bien son orgullosos de no depender de las grandes compañías que controlan el negocio de la música en vivo en el mundo, en 2019 vendieron una parte de Primavera Sound a un fondo de inversión para “salvarse de los tiburones”. ¿Se puede mantener esa independencia en el mundo post Covid o va a cambiar mucho el modelo de los festivales?

Cuando empecé en esto, hace 25 años, el mundo de los festivales estaba mucho más atomizado, había mucha más variedad, no se parecían tanto todos los festivales. La lógica del consumismo capitalista -y no lo digo para bien ni para mal- lleva a la concentración y hay menos grupos que tienen más festivales, que tienen más intereses, que poseen las ticketeras, que poseen las mismas arenas. Es difícil para un festival como el nuestro navegar por esas aguas, evidentemente. Cuando dices que tuvimos que buscar ayuda en un fondo, no es exactamente eso, es un instrumento de inversión de un señor americano que pertenece a una familia e invirtieron en ciertas cosas, que era lo que buscábamos porque no pertenece a ningún grupo musical, lo que nos da la posibilidad de mantenernos medio independientes. ¿Cómo lo gestionamos? Intentamos llevarnos bien con todo el mundo, con Live Nation, con AEG, con todas las grandes agencias y parecerles simpáticos (ríe).

¿Pero igual deben trabajar con ellas?

Nosotros nos vemos obligados a trabajar con todo el mundo, proponiendo nuestras formas y nuestra manera de ser y de ver. Pero evidentemente en este mundo globalizado los artistas están en grandes agencias, o estas grandes promotoras ya les firmaron todos los conciertos, entonces el trabajo hoy en día es doble, es pedirle a la banda que venga al festival y que la banda le pida al que le ha comprado la gira que lo deje estar en nuestro festival. Es complicado pero es nuestro trabajo, y como no somos un gran peligro para nadie nos dejan trabajar. Nos hemos hecho un espacio y hablamos con todo el mundo para explicar nuestra película. Ahora que vamos a Chile estaba claro que íbamos a hablar con Lollapalooza, con C3, somos amigos, no hay problema, explicamos nuestro concepto y si nos podemos ayudar lo haremos. No somos enemigos, no venimos a quitarle el mercado a nadie y eso nos ha mantenido en nuestra independencia, que es lo único que tenemos. Por suerte hemos aguantado y hasta ahora aquí estamos.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.