Los 80 años de El Extranjero, la novela eterna de Albert Camus

Albert Camus leyendo el periódico.
Albert Camus leyendo el periódico.

No sólo es una de las obras más emblemáticas del autor argelino-francés. Se trata de un verdadero clásico de la literatura universal que, con su estilo directo y moralidad ambigua, ha sabido sobrevivir al paso del tiempo. A ocho décadas de su publicación, su legado sigue vigente y se vuelca en referencias que van desde la academia hasta la cultura pop, pasando por el filme dirigido en 1967 por Luchino Visconti y el hit Killing an Arab de los británicos The Cure. Aquí, los detalles que subyacen a la primera novela de Camus y las claves para descifrar su éxito y contingencia.


Corría el año 1940 cuando un joven Albert Camus trazaba las primeras ideas para su debut novelístico, hasta entonces titulado tentativamente como Una muerte feliz y con un protagonista llamado Meursault. Por esos días estaba radicado en Orán, ciudad ubicada al noroeste de Argelia y cercana a la costa del mar Mediterráneo. Sin saberlo, estaba a punto de embarcarse en una excursión que definiría el rumbo de un clásico literario, que se preserva como tal hasta hoy.

Todo comenzó una tranquila mañana de domingo. Camus acudió a dar un paseo a la playa de Baousseville con unos amigos, entre los que estaban Pierre Galindo y Raoul Bensoussan. El curso del día indicaba que sería una jornada ordinaria: mientras algunos jugaban fútbol –uno de los deportes predilectos del escritor–, otros se limitaban a la contemplación del paisaje.

Albert Camus

Sin embargo, la tranquilidad se perturbó cuando Raoul Bensoussan se acercó conmocionado a solicitar el apoyo de su hermano. Se había peleado con unos árabes y quería ajustar cuentas. Cuando los encontraron, los Bensoussan se envolvieron en una pelea que tuvo golpes y puñetazos. El clímax del enfrentamiento llegó cuando uno de los rivales sacó una cuchilla con la que hirió a Raoul en un brazo y la comisura de los labios.

Las cosas podrían haber terminado ahí, pero el agredido no pretendía quedarse de brazos cruzados. Esa misma tarde, Bensoussan y Galindo regresaron al lugar para buscar venganza. Y esta vez, iban armados con un revólver. Por suerte, el joven árabe no reaccionó ante la provocación y prefirió huir, evitando así un desenlace mucho más sanguinario.

Aquel violento traspié dominical impactó profundamente a Camus y fue decisivo para su novela, publicada hace 80 años, en 1942. Así, Una muerte feliz se transformó en El extranjero, y el punto de inflexión en la historia de Meursault rememora a dicha pelea en la playa que el autor había contemplado hace un tiempo. La diferencia es que el protagonista de su historia sí presionó el gatillo.

Con el paso del tiempo, El extranjero no ha hecho más que reafirmar su posición como una de las obras literarias más importantes del siglo XX. Por su parte, la escena del asesinato quedó registrada como una de las más famosas de la literatura contemporánea, rompiendo las barreras de la academia para anclarse en la cultura pop a través de una película, obras de teatro e incluso un hit de los británicos The Cure.

Del cine a un clásico censurado del rock

“Me puedo dar vuelta e irme/ O puedo disparar el arma/ Mirando fijamente al cielo/ Mirando fijamente al sol/ Lo que sea que elija/ Significa lo mismo/ Absolutamente nada”. Así versa una de las estrofas de Killing an Arab, el sencillo con el que The Cure debutó en diciembre de 1978, en medio del período de huelgas y descontento generalizado que en el Reino Unido se conoció como “el invierno del descontento”, y que repercutió especialmente a la juventud británica.

La canción fue incluida en el primer disco de la banda, donde también hay grandes éxitos como Boys Don’t Cry, que da su nombre álbum. Pero Killing an Arab fue un caso especialmente polémico. Su letra explícita fue mal interpretada por varios grupos antisemitas como un incentivo para atentar contra los árabes, mientras que, por el otro lado, la comunidad árabe arremetía en contra del cantante Robert Smith.

En efecto, no todos cayeron en cuenta de que lo expresado en la canción era una referencia literaria a El extranjero, específicamente al momento en que Meursault dispara cinco veces contra el árabe que un rato antes había herido a uno de sus amigos, destruyendo así “el equilibrio del día, el silencio excepcional de una playa donde había sido feliz”.

El mismo Smith aclaró en 1991 que la letra “fue un breve intento poético de condensar mi impresión de los momentos clave de la novela de 1942 L’Étranger (El extranjero) de Albert Camus”. Aun así, la edición que se comercializó en Estados Unidos de Standing on a Beach, álbum recopilatorio de los sencillos lanzados por la banda hasta 1986, debió incluir un sticker que advertía a los oyentes sobre el mal uso que algunos grupos hacían de la canción, a la vez que se aclaraba que la banda estaba en contra de cualquier expresión racista.

Portada de Starring at the sea, álbum de singles de The Cure. En la esquina inferior derecha, el sello donde la banda aclaraba su postura sobre las interpretaciones extremistas de Killing an Arab.
Portada de Starring at the sea, álbum de singles de The Cure. En la esquina inferior derecha, el sello donde la banda aclaraba su postura sobre las interpretaciones extremistas de Killing an Arab.

Con el tiempo, la banda optó por cambiar algunas partes de la letra en sus presentaciones en vivo: su coro podía variar en adaptaciones como “matando a otro” -killing another- e incluso en “besando a un árabe” -kissing an arab-.

El homenaje de The Cure no es el único que encontró inspiración en la novela. Otro gran ejemplo se remonta a 1967, siete años después del precoz fallecimiento de Camus en un accidente automovilístico, cuando el director italiano Luchino Visconti llevó la historia a la pantalla grande, en un filme donde Marcello Mastroianni encarnó al apático Meursault. Esto, sin contar las adaptaciones al teatro e incluso una versión adaptada al cómic ilustrado por Jacques Ferrández.

La desnudez del hombre frente al absurdo

Articulada en frases más bien breves, directa y con un personaje que se muestra desapegado de todo lo que sucede a su alrededor, El extranjero es considerada por muchos la piedra angular del pensamiento desarrollado por Camus en sus trabajos posteriores, anclados a la filosofía de lo absurdo y el existencialismo, pese a que nunca se sintió parte de esta última corriente. Y aunque su postura filosófica fue desarrollada mucho más explícitamente en textos como El hombre rebelde, también empapa transversalmente a su primera novela.

Patricio Arriagada, Doctor en Historia y académico de la Pontificia Universidad Católica, señala que, “como el mismo Camus lo sostiene en agosto de 1942, ‘el extranjero describe la desnudez del hombre frente a lo absurdo’. Lo más importante es que esta desnudez del hombre frente a lo que no puede entenderse ni asimilarse es una característica que Camus identifica en la realidad: el mundo es absurdo. Es decir, no se trata solo de una apreciación subjetiva de un personaje, de un autor o de un colectivo, sino que su llamado apela a reconocer que la vinculación con el absurdo forma parte de existencia humana en cuanto relación con la realidad en sí”.

En ese sentido, Arriagada explica que tanto en El extranjero como en La peste –otra de las ficciones escritas por Camus– se puede apreciar un elemento importante de su legado intelectual: “El reconocimiento del carácter absurdo del mundo nos obligaría a abandonar la búsqueda de respuestas que se encuentran más allá de nuestra historicidad para concentrarnos en las urgencias del presente”.

Roberto Ángel, Doctor en Literatura y crítico literario, también indica que parte de la relevancia histórica del libro tiene bastante que ver con el contenido filosófico deslizado por su autor. “Camus repite, por medio de esta novela, la terrible pregunta de si la vida vale la pena ser vivida. Todos nos hemos preguntado esto alguna vez, de manera consciente o inconsciente, y a través de la lectura vamos recreando este tipo de arquetipos que nos alucinan cuando soñamos”, explica.

Sin embargo, el escritor, poeta y crítico literario de La Tercera, Matías Rivas, se manifiesta más cercano a la idea de sacar a Camus y a El extranjero de la etiqueta absurdista, argumentando que la condición del protagonista también se puede entender fuera de ciertas corrientes filosóficas: “Cuando uno lee ciertos libros de Camus, creo que es bastante más realista que absurdo. Hay mucha gente que mata por razones muy minias. No es que eso sea algo mágico o una metáfora, yo creo que pasa en la realidad. Y pasa permanentemente”

“Vivir con esa sensación de desprecio por la Humanidad, de hastío, es algo que existe, no está escrito para dar una lección, sino que es algo que uno ve en persona. Quizás es un poco exagerado el caso de este personaje (Meursault) que llega a matar, pero uno lo ve a veces, por ejemplo, en una pandilla de sujetos que por la calle le pegan a un mendigo. Y uno dice ‘por qué’. Eso sucede a diario”, complementa.

Las claves de una novela

Tanto Rivas como Ángel concuerdan en que uno de los elementos que más destacan de El extranjero recae en la singular personalidad de su protagonista. “Es un libro que plantea un problema desde el punto de vista psicológico, y eso es muy interesante, hasta qué punto (Meursault) es un psicópata; más que un sujeto absurdo o filosófico, un enfermo. Te queda esa ambigüedad y, de alguna manera, uno puede darle muchas interpretaciones”, argumenta el crítico de La Tercera.

“Además, está muy bien escrito, con frases cortas, es rápido, los hechos que acontecen son pocos pero hay tensión, constante. Esa es la gran gracia del libro, la capacidad narrativa que tiene Camus para tenernos tensos con un sujeto, digámoslo así, poco atractivo. Cómo seducirnos con la vida y con la existencia de alguien que está en la calidad de un tipo enfermo, perturbado, más cerca del lado del mal o arrasado por sus emociones más que por lo que es capaz de justificar con la racionalidad”, concluye Rivas.

Por su parte, Ángel argumenta que, a su juicio, lo más atractivo “radica en la indolencia del protagonista frente a las situaciones que vive. Es un personaje nihilista, que no cree en nada, y para el cual la existencia no tiene demasiado sentido. Es un antihéroe, que no tiene objetivos ni deseos”.

Sobre la historia en general, Arriagada refuerza que se trata de “una de las obras importantes de la literatura occidental del siglo XX y, en lo personal, creo que esto se debe a una fuerza que emana tanto del autor como del propio texto y que ambas no pueden separarse. Por una parte, Camus, proveniente de un medio social y cultural precario, que supo imponer un sello propio a la tradicional figura del intelectual comprometido francés (equilibrando la dimensión ética y la política), y cuya literatura fue siempre producto de una relación agonal y sincera con su tiempo”.

El historiador agrega que El extranjero es la obra más representativa de la primera etapa de Camus, “aquella que podemos situar en el tiempo durante la década de los cuarenta y que se caracterizó por leer muy bien la sensación de hastío y desafección cultural de toda una generación con su entorno y por encarnar un compromiso intelectual ético y político muy alineado con los valores de esa época”.

En cuanto a la herencia cultural que hace que esta novela se mantenga contingente hasta nuestros días, Ángel plantea que “el mayor legado de este libro y del trabajo de Camus creo que hace referencia a la profundización precisamente de la filosofía del absurdo y del existencialismo. A través de sus textos, Camus nos indica, finalmente, que la vida sí cuenta con un sentido. ¿Cuál? El del viaje. Por eso está de acuerdo con que Sísifo suba la piedra a la cima de la montaña una y otra vez. En otras palabras, nos abre una esperanza”.

“Todo esto, sin duda que sigue siendo válido hoy en día. Nuestro mundo, hace bastante tiempo, avanza a una velocidad desorbitada. La gran mayoría de nosotros debe levantarse temprano, correr para atender las responsabilidades, estar conectado a las redes sociales, entre otras obligaciones singulares de nuestra época. En ocasiones, debido a toda esta vorágine, perdemos nuestro norte, el sentido de nuestros actos. Repasar estas obras universales nos brinda la oportunidad de volver otra vez sobre la Tierra”, concluye.

Mientras que Rivas no duda a la hora de señalar que se trata de la obra mejor lograda de Camus. “Si tuviera que elegir uno de todos sus libros me quedaría por lejos con El extranjero, porque tiene esa ambigüedad, por la capacidad narrativa, y porque todavía mantiene la tensión. Todavía está vivo desde el punto de vista de las emociones que genera como texto”.

El extranjero, de Albert Camus. Edición de Alianza editorial.
El extranjero, de Albert Camus. Edición de Alianza editorial.

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