Wisława Szymborska, el punto exacto entre el humor y lo ridículo

Poesía no completa se llama la antología que el Fondo de Cultura económica acaba de lanzar con parte de la obra de la destacada Premio Nobel de Literatura 1996. Acá exploramos las claves de una poesía vital y anclada en lo real.


Lo comentaba el escritor español Javier Cercas en charla con Culto. “Siempre he dicho que Chile es como Polonia, pegas una patada a una piedra y salen cuatro poetas y todos son buenos”. Definitivamente, el país de Europa oriental ha sido una tierra pródiga en exponentes de arte del verso. Así lo confirman nombres como Zbigniew Herbert, Czesław Miłosz (Premio Noel 1980), Tadeusz Różewicz u la Premio Nobel de Literatura 2018, Olga Tokarczuk.

Otra galardonada con el célebre premio es Wisława Szymborska, uno de los nombres capitulares en la poesía polaca. Nacida en Korkik, en 1923, como Maria Wisława Anna Szymborska, también recibió el Premio Nobel de Literatura, en 1996, “por su poesía que con precisión irónica permite que los contextos histórico y biológico salgan a la luz en los fragmentos de la realidad humana”.

Y esa poesía precisa vuelve a los escaparates nacionales. La mexicana editorial Fondo de Cultura Económica (FCE) acaba de publicar en nuestro país Poesía no completa, un compilado con lo mejor de la obra de la polaca.

En la introducción, es la escritora mexicana Elena Poniatowska quien da las claves de lectura al respecto. “Wisława Szymborska poeta escribe a mano, dibuja signos en la hoja de papel, signos más complejos que los nuestros, a los que sólo hemos inventado un sombrerito para volver eñe la ene”.

“La poesía de Szymborska es gracia y descubrimiento. Szymborska pasa del amor a la humanidad al amor por el individuo, y tal vez de allí derive su preferencia por la sencillez. Un pedazo de cielo es todo el cielo. A la poesía szymborskiana la acompaña la creencia de que lo muy pequeño contiene lo más grande, y así el individuo es más grande que la humanidad. Amar a la humanidad es una abstracción, pero amar al individuo es tangible. Esta reivindicación del individuo nos hace ver al hombre no solo como el inventor de la guerra, sino como el creador de la belleza”.

“El Nobel me cambió la vida para bien y para mal”

Fumadora empedernida, la polaca fue una verdadera celebridad en su país. “Una vez recibí una carta de varias páginas en la que una mujer me pedía que dejara de fumar. Me hubiera gustado responderle: he ido a tantos entierros de gente que nunca había fumado y que era más joven que yo...Me limité a decirle que le agradecía que se preocupara por mí”, comentó en una entrevista con El País, en 2009 (tres años antes de su muerte, en 2012).

Eso es parte del efecto que causó el haber obtenido el Nobel. De hecho, hasta ese entonces, su poesía estaba poco traducida al castellano, y tal como ocurrió con el tanzano Abdulrazak Gurnah (ganador del premio en 2021), comenzó una fiebre por editarla en nuestra lengua. “¿Que si el premio me cambió la vida? Y tanto. Para bien y para mal. Para bien, porque multiplicó el número de cartas que me envían, de paquetes con libros, de invitaciones, de propuestas y de preguntas a las que hay que responder en las entrevistas”.

“Y para mal, porque multiplicó el número de cartas que me envían, de paquetes con libros, de invitaciones, de propuestas y de preguntas a las que hay que responder en las entrevistas. A las invitaciones para viajar a otros países siempre respondo lo mismo: cuando sea más joven”.

Los poemas de Szymborska no suelen ubicarse en lo abstracto, sino más bien, en cosas más concretas. “Cualquier poema bueno se convierte de alguna manera en algo abstracto. Pero siempre tiene que ver con la realidad, con la vida del poeta o con la vida de otros”, indicó en la misma charla.

Como señaló Poniatowska, “En el punto exacto entre el humor y lo ridículo, entre el pesimismo y el entusiasmo, se encuentra la poesía de Szymborska, que busca el claroscuro, la contradicción de sentimientos y efectos poéticos en el poema mismo”. Además, de agregarle algo de cierta ironía. La misma polaca explicó el por qué de esa tendencia. “Es mi forma de ser. Desde niña he tenido tendencia a darle vueltas a un asunto y a buscarle la parte cómica. Hay cuestiones, sin embargo, que ni me hacen gracia, ni me han hecho nunca gracia, ni me la harán: el odio, la violencia, la estupidez agresiva”.

Otro factor que define su obra, es que la misma Szymborska no se ubicaba en el terreno de los ratones de biblioteca, como Borges o Roberto Bolaño. “Siempre he leído poca poesía. Nunca he sido capaz de leer un libro de poesía desde el principio hasta el final. Y hablo de los buenos. Lo que hago es leer un poema y dejarlo. Luego retomo el libro, y así. Como se puede imaginar, a veces quedo fatal con gente que me ha mandado sus libros porque tardo un año en contestarles con mi opinión, pero ésa es mi forma de leer”.

“En mi casa había sólo dos libros de poemas del siglo XIX. Y tampoco los leía. Siempre quise escribir novelas gordas. Al principio creía que si alguien aspiraba al título de escritor tenía que ser autor de novelas de varios tomos y cientos de páginas. No pasé de relatos mediocres. Un día escribí un poema, horroroso, y se lo pasé a la gente que trabajaba conmigo en el periódico. Me preguntaron: ¿pero tú qué lees? Resultó que no conocía los poetas contemporáneos. Había leído mucha narrativa, a Thomas Mann, a Proust, a Dostoievski, pero de poesía, ni idea. Me tuve que formar un poco”.

Poesía no completa ya se encuentra en las principales editoriales del país.

Sigue leyendo en Culto

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.