Hace dos años, Amazon Prime estrenó Hunters, una mezcla entre drama, acción y misterio, con un toque de humor negro, sobre un dispar grupo de vengadores que, en los años 70, están dedicados a cazar Nazis que viven camuflados en la sociedad estadounidense. Fueron 10 episodios llenos de giros, sangre y acción que terminaron con una gran revelación: Hitler sigue vivo y está escondido en algún rincón de Sudamérica.

23 meses después de esa entrega, llega la segunda tanda de episodios que promete una resolución, ya que no habrá tercer ciclo. Aquí, en estos ocho capítulos, la batalla llega a su fin, y la promesa es que antes de que eso suceda, correrán y saltarán varios litros de sangre.

Jonah Heidelbaum (Logan Lerman, Las ventajas de ser invisible) vuelve a su papel central, ya no como el inocente chico que se adentra en este mundo de venganza a regañadientes luego del asesinato de su abuela, sino como un adulto ya maduro y cansado que quiere seguir con la misión. Así, debe volver a juntar a la banda -a la que pronto se sumarán nuevos integrantes-, a pesar de que su líder ya no está.

De todas formas el personaje de Al Pacino, que tuvo aquí su primer protagónico en la pantalla chica, no desaparece, sino que tiene su propia historia paralela: un relato del pasado, de cómo llegó a ser el personaje de la primera temporada.

Con todos estos elementos, la segunda y última temporada de Hunters puede garantizar no ser una serie aburrida. En sus primeros tres episodios, deja en claro que viene cargada de acción y giros que son finalmente lo que mueve una ficción como esta, porque aquí no hay grandes reflexiones sobre la guerra y la violencia, sino que hay guerra y violencia, a borbotones.

Es una producción que, si bien tiene momentos disparejos, en general cumple en su misión de divertir e impactar, llevando al espectador en una cacería a ratos delirante por todo el mundo.