Reseña de libros: de Patti Smith a Oliver Jeffers

Patti Smith.

El Libro de los Días, el nuevo diario fotográfico de la cantante y escritora; ¡Alameda a la Vista!, un destacable conjunto de ensayos sobre la avenida que atraviesa Santiago de oriente a poniente, y un espléndido libro álbum del ilustrador irlandés, en las lecturas de la semana.


El Libro de los Días, de Patti Smith (Lumen)

La primera imagen fue la palma de su mano. Por insistencia de su hija Jesse, en 2018 Patti Smith subió su primera foto en Instagram. Desde entonces utiliza la red para celebrar, recordar y conectarse con los jóvenes. “El libro de los días es una aproximación a cómo navego en esta cultura a mi estilo”, escribe. El libro funciona como un diario fotográfico con breves textos por día: en sus entradas hay fotos propias, del álbum familiar, archivos, retratos de personalidades célebres. El libro abre con una imagen de Patti Smith frente al mar: “Un año nuevo se despliega, lo desconocido ante nosotros, rebosante de posibilidades”. En otra de ellas encuadra su taza de café, su libreta de notas y sus gafas de sol: “Mi armadura”. En el conjunto hay retratos de amigos y familiares, de ex parejas (Sam Shepard, Robert Mapplethorpe), de músicos y sobre todo de poetas. Rimbaud es la figura tutelar: hay imágenes de una de las tres copias que existen de la primera edición de Una temporada en el infierno, y una confesión: el disco Horses se iba a publicar el 20 de octubre, para el cumpleaños del poeta, pero se atrasó y fue lanzado el 10 de noviembre, fecha de su muerte. Entre fotos y referencias a Artaud, Baudelaire y Samuel Beckett, Burroughs, Borges y Murakami, en la entrada del 28 de abril aparece una silla: “En este día nació el poeta y escritor chileno Roberto Bolaño. A final de su efímera vida, se sentó en esta silla, echó una red sobre el siglo XX y articuló su degeneración en 2666, la primera obra maestra del nuevo milenio”, escribe. Y el 27 de septiembre, una fotografía de Nicanor Parra: “Bolaño lo consideraba el mejor poeta vivo en lengua española. El por fortuna irreverente Parra, ganador del Premio Cervantes, vivió hasta los ciento tres años, haciendo suya la filosofía de que la auténtica seriedad residen en lo cómico”. El diario cierra el 30 de diciembre: “El día de mi cumpleaños, mi madre me llamaba siempre a las 6.01 h y me dejaba este mensaje: ‘Despierta, Patti, has nacido’”. Un fotolibro que abre ventanas al imaginario y la sensibilidad de Patti Smith.

¡Alameda a la Vista!, de Carolina Quilodrán Rubio, ed. (Mis Raíces)

En su origen fue un camino rural que atravesaba de oriente a poniente la ciudad y se perdía en los límites urbanos. Más tarde se convirtió en un paseo, el Paseo de las Delicias. Fue Bernardo O’Higginse quien hizo el primer diseño de La Cañada en 1818: una acequia, una hilera de álamos, la Iglesia y el Convento de San Francisco, entre otros elementos. Luego se incorporaron fuentes de agua, asientos de piedra y monumentos. A mediados del siglo XIX, la Alameda de las Delicias era escenario de desfiles, actividades cívicas y también sociales. Allí solían pasear y exhibirse “los solteros elegantes”, como cuenta Martín Rivas. Con el cerro Santa Lucía como gran obra urbana, la Alameda fue poblándose de palacios y casonas, y ya entrado el siglo XX el tranvía y los automóviles cambiaron su fisonomía y pasó a llamarse Av. Libertador Bernardo O’Higgins. Por aquella época, Gabriela Mistral escribía: “Linda es la alameda, vista desde los cerros con su pincelada ancha y delicadísima; mejor aún caminada, pues de raya decorativa pasa a camarada de la marcha, a comadre sisadora que trota al costado nuestro”. ¡Alameda a la vista! recrea la historia de la principal avenida de Santiago, que hoy alcanza unos 8 kilómetros. El libro registra sus cambios topográficos, mapas, sus transformaciones urbanas y culturales, su lugar como escenario de manifestaciones políticas y sociales, así como la Alameda vista desde la literatura. ¿La Alameda está en su ocaso?, se pregunta Carolina Quilodrán, editora del libro. Tras el estallido y la pandemia, la avenida ha recuperado su dinamismo, dice. La Alameda como un patrimonio: en el fondo, “todos somos habitantes de la Alameda y no solo de ella, sino de cada espacio de nuestras ciudades”, anota. Un conjunto de ensayos que rescata parte importante de nuestra historia y de la esencia de la ciudad.

Mientras tanto en la Tierra, de Oliver Jeffers (FCE)

La invitación es a romper fronteras. En su nuevo libro, el escritor e ilustrador Oliver Jeffers (El niño comelibros) propone un singular viaje: una aventura visual por el espacio, el sistema solar y a través del tiempo. Con un gran despliegue de diseño, ilustraciones y colores, narra la historia de un padre que viaja con sus dos hijos en auto, y cuando ellos comienzan a disputarse el espacio de los asientos, decide abrir el horizonte y dirigirse más allá. “Parece que los humanos siempre hemos peleado por el territorio. Aunque, en realidad, la Tierra no es tan grande. No comparada con... bueno, el Espacio”, dice. “¿Tomamos una desviación y lo vemos nosotros mismos?”, les propone. “Entonces pongámonos nuestros cascos espaciales... convirtamos esto en un auto espacial... y vayamos hacia la Luna”. De este modo, el padre invita a los niños a mirar la Tierra en perspectiva, desde lejos y también con la distancia del tiempo. Si viajaran a Venus en su auto, a una velocidad promedio de 60 k/h, demorarían 78 años, y si miraran por el espejo retrovisor del tiempo el equivalente en años, la Tierra estaría en medio del siglo XX, convulsionada por una guerra mundial. Del mismo modo, si se dirigen a Mercurio, les tomaría 150 años, y si miran retrospectivamente hacia nuestro planeta, encontrarían los imperios dividiéndose países. Y así, en la medida que se alejan espacialmente de la Tierra y se alejan en el tiempo, retrocediendo en la historia, suelen llegar a momentos de conflictos entre naciones, culturas y pueblos. A la distancia y en la inmensidad del espacio, esas guerras y disputas parecen sin sentido, sobre todo ante la belleza del planeta, nuestro hogar. Cuidadosamente editado, visualmente hermoso, el libro es una aventura en sí misma y una invitación a reflexionar sobre los conflictos, las fronteras, y a cuidar nuestra convivencia.

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