Los momentos que marcarán el próximo show de Paul McCartney en Chile

Los momentos que marcarán el próximo show de Paul McCartney en Chile

El artista se presentará el viernes 11 de octubre en el Estadio Monumental de Santiago. Lee aquí los capítulos estelares que cruzan su espectáculo, desde el abrazo con sus orígenes en The Beatles hasta el homenaje a los dos amigos que ya no están.


Ya es una realidad: Paul McCartney nuevamente estará entre nosotros. El artista vivo más influyente de la actualidad retornará al país el viernes 11 de octubre en el Estadio Monumental de Santiago, en un espectáculo parte de su gira Got back y que recorre casi todas las etapas de su catálogo.

También dirá presente en Uruguay, Argentina –Buenos Aires y Córdoba- y Perú.

En Chile, desde este martes 18 de junio a las 11.00 horas, habrá una preventa exclusiva con un 20% de descuento para clientes Entel o pagando con tarjetas Scotia. El jueves 20 de junio, Caja Los Andes tendrá una preventa exclusiva para sus afiliados. Esta modalidad no incluye descuentos. La venta general comenzará el viernes 21 de junio a las 11.01 horas. Todas las modalidades estarán disponibles a través del sistema Ticketmaster.cl.

¿Y que mostrará el ex Beatle en su quinta vez por la capital? Básicamente un show que rasguña las tres horas y que se empina por las 36 composiciones, con homenajes a sus días formativos en The Beatles, a sus ex camaradas John Lennon y George Harrison, y alusiones incluso a sus aplaudidos últimos trabajos.

Culto vio el último show de 2023 de la gira Got Back, el pasado 16 de diciembre en el Estadio Maracaná de Río de Janeiro, y estos son los capítulos fundamentales que de seguro se replicarán en Santiago:

*El inicio: ticket directo a la nostalgia

El despegue de los conciertos del tour lo fue alternando entre A hard day’s night y Can’t buy me love. En cualquier caso, no sólo se trata de dos composiciones vitales y que sintetizan el frenesí beatlemaniaco; ambas son de 1964, el año en que el cuarteto conquistó el planeta, por lo que la señal es clara. Desde un comienzo, el recital simboliza una evocación directa del pasado más glorioso del conjunto.

Aunque los temas del período de la Beatlemania no son la regla –apenas aparecen un puñado-, la performance sí es generosa en casi todas las etapas de los Fab Four, estableciendo desde un principio que el abrazo con esos años es total y la nostalgia será la gran convidada de la noche.

Por lo demás, tanto A hard day’s night como Can’t buy me love sirven para demostrar el instinto letal de su banda de acompañamiento, fieros en la ejecución de melodías frescas y urgentes, diseñadas hace seis décadas, pero aún bajo vigor juvenil gracias al pulso de Paul “Wix” Wickens (teclados), Brian Ray (bajo/guitarra), Rusty Anderson (guitarra) y Abe Laboriel Jr. (batería). Son el conjunto con el que más ha durado y se nota.

*Nueva musculatura

Tras el inicio viene el turno de Junior’s farm y Lettin go, parte del trayecto en su otra banda, Wings, esa máquina de éxitos y melodías efectivas con que sobrevivió en los años 70.

Jimmy McCulloch y Paul McCartney durante un show de Wings.

En esta última composición, el Macca festivo del comienzo da pie al Macca más inquieto, al creador que siempre ha querido demostrar que no se cansa de conquistar nuevos ángulos para su carrera. En un costado del escenario, casi mezclado con el público, aparece el trío de bronces Hot City Horns, integrado por Paul Burton en trombón, Kenji Fenton en saxofón y Mike Davis en trompeta.

Son parte de las giras de Macca desde 2018 y emergen protagónicos en distintos tramos del concierto, otorgando un cuerpo más robusto y soul a las canciones. Si con The Beatles el único norte disco tras disco era el riesgo, el británico no ha bajado la guardia al minuto de seguir quebrando el guion.

*El esfuerzo vocal

¿Otro ejemplo de un creador siempre a la caza de la sorpresa? En el periplo de 2023 sumó al listado en vivo She’s a woman, una canción también de los días del descontrol beatlemaniaco, la que no interpretaba desde 2004 y que se impone demandante desde lo vocal, con cambios de tonos y un timbre mucho más áspero.

Aunque late el natural curso del calendario y se palpa una garganta menos dotada, el Paul octogenario lo sortea sin lapidarios baches.

*Viaje al origen

Sobre la mitad, el artista tiene reservado uno de los pasajes más emotivos de la velada. Junto a sus músicos se agrupa en la parte delantera del escenario, para que tras ellos aparezca en la escenografía la imagen de una vieja casa de Liverpool de los años 50.

Es el viaje a la cuna profunda de The Beatles, cuando de hecho ni siquiera se llamaban así: McCartney y los suyos aquí interpretan In spite of all the danger, la primera grabación que hizo junto a John Lennon y George Harrison, en 1958 y cuando probaban suerte como The Quarry Men. Es el mismo registro casero que el mundo conoció recién en 1995 como parte de la saga de discos Anthology.

Después viene Love me do, el primer gran éxito del cuarteto, el que simboliza los años formativos de despegue y expectativa, cuando se trasladaron a Londres y ya contaban con Ringo Starr entre sus filas. El público se estremece con un track que aún encarna candidez e inocencia, en el universo de chasquillas y miradas bien portadas previo al LSD, los bigotes y las túnicas.

*El abrazo con sus compañeros

En la marcha del espectáculo, Paul sigue sin olvidar a quienes empezaron todo a su lado. Here today se la dedica a John Lennon -a quien presenta como “mi hermano John”-, cantada sobre una plataforma y sólo acompañado de su guitarra, con su voz frágil y a momentos quebrada retumbando por los distintos recintos por donde ha pasado, como un canto ahogado que intenta llegar hasta su amigo en el infinito. Es, de hecho, el tema que escribió en 1982, diseñando un diálogo imaginario entre ambos, estremecido aún por el asesinato de Lennon dos años antes.

En Something, la memoria gira hacia George. Macca toma el ukelele y despacha una de las más hermosas canciones de amor de todos los tiempos, mientras en las pantallas se suceden secuencias de The Beatles como una cofradía fortalecida por el compañerismo, riéndose en el estudio, fotografiándose felices, abrazados mientras cantan, dominando el mundo a su merced.

*Get back

Lo otro que incluye su actual recorrido –y que de seguro se exhibirá en Chile- son imágenes del maratónico documental Get back (2021), ese proyecto del director Peter Jackson para Disney que, bajo la misma idea de perpetuar una narrativa de hermanos más que de rivales, intentó mostrar el proceso tras lo que terminaría siendo el álbum Let it be (1970) como un encuentro de camaradas inseparables.

Precisamente para la canción Get back, en las pantallas aparecen imágenes de Lennon y Ringo abrazados, Paul dichoso en el estudio, los cuatro haciendo payasadas diversas, el tecladista Billy Preston como el invitado que a cada minuto prende la fiesta. En vivo, esa composición es un festín del imaginario Beatle.

*Un dueto inmortal

Pero si quienes ya han visto la gira tuvieran que elegir un solo instante para enmarcar, es muy probable que I’ve got a feeling se levanta como carta segura.

Sobre la mitad del tema, las pantallas proyectan al propio John Lennon cantando sus partes, con imágenes capturadas del show en la azotea del edificio Apple Corps en 1969. El McCartney real se suma a la interpretación y se genera un dueto virtual imposible: John en una pantalla y Paul sobre el escenario vuelven a cantar juntos. Amigos hasta el final y más allá. El epílogo sigue siendo feliz.

*El adiós

Para el cierre, el músico reserva casi puro rock and roll, en una descarga que incluye Birthday, Helter skelter y los fragmentos finales de Abbey Road (1969). Incluso excluyó una fija en sus tours, Yesterday, su mayor emblema como artesano de la canción, esta vez fuera sin que nadie la extrañe demasiado. Quizás da igual: Paul en escena sigue haciendo de todo. Un genio inoxidable al paso del tiempo.

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