Culto

Glastonbury 2025, el legado persiste

El tradicional evento británico volvió a cerrar un fin de semana de ensueño con presentaciones históricas, shows sorpresa, invitados secretos, su fundador de cumpleaños y una que otra polémica. Culto estuvo en uno de los festivales más grandes del mundo.

210 mil personas —incluyendo espectadores, trabajadores y los equipos de cada banda— es la cantidad estimada que se reunió en los parajes de Worthy Farm, en Pilton, condado de Somerset, en el suroeste de Inglaterra, para la edición 2025 del festival Glastonbury.

La cantidad es un poco más baja que la de años anteriores, porque la organización tomó medidas después de los atochamientos en algunos escenarios durante la edición 2024. Debido a esto, para la versión de este año se vendieron miles de tickets menos y la medida dio resultados, ya que salvo contadas excepciones, como por ejemplo, el show secreto de Lorde durante la mañana del viernes y el explosivo concierto de la banda irlandesa, Kneecap, ningún otro escenario tuvo sus accesos cortados.

Y hablando de escenarios, a diferencia de lo que conocemos regularmente en torno a festivales de música, donde usualmente encontramos entre 2 a 6 stages, en Glastonbury hay 120. Claro, no todos cuentan con artistas de renombre sino que hay escenarios exclusivos para DJs, otros para bandas emergentes, otros para música del mundo, otros para poesías, conversatorios y otras formas de arte. En total, fueron 3972 artistas los que se presentaron en Glastonbury 2025.

Otra diferencia con los festivales tradicionales que conocemos en esta parte del mundo, es la duración del mismo. Las puertas de Glastonbury se abren un miércoles, dos días antes de la presentación de las bandas, y cierran el lunes, lo que da tiempo suficiente para que los miles de asistentes puedan abandonar el festival. En total son 6 días en los que los asistentes pueden habitar los pastos de la Worthy Farm.

Para esta edición, la 53 en la historia del evento, los headliners oficiales eran tres, Neil Young, Olivia Rodrigo y The 1975, pero en la práctica, hubo un trío de headliners más que no aparecían en el cartel y que fueron los protagonistas de los esperados shows sorpresa: Pulp, Lorde y Lewis Capaldi. A esos tres podríamos sumar tres actos más que llevaron multitudinarias audiencias a sus escenarios: el legendario Rod Stewart, los icónicos, The Prodigy y la banda irlandesa del momento, Kneecap.

Día 1: la jornada de las sorpresas

En cada edición de Glastonbury, los organizadores se guardan algunas cartas bajo la manga, invitando a artistas sorpresa durante el festival. A veces con nombres inventados que aparecen en la revelación del lineup, como por ejemplo en 2023, cuando The Churnups resultó ser Foo Fighters, otras veces simplemente con las siglas TBA (To be announced, es decir, “por confirmar”).

En la jornada del viernes había dos espacios como TBA y los nombres rumoreados abarcaban un sinfín de posibilidades. Desde Oasis a Robbie Williams, pasando por Mumford and Sons y Lady Gaga, los shows secretos son siempre motivo de conversación los días previos al festival.

Finalmente, las sorpresas fueron reveladas de manera distinta, ya que solo una se mantuvo en total secretismo, mientras que la otra fue confirmada por la misma artista durante la mañana del viernes. La cantante neozelandesa, Lorde, subió a sus redes sociales una imagen de uno de los escenarios del festival con un simple texto: 11.30 AM, dando las coordenadas para que sus fanáticos llegaran a verla.

El show de la oceánica dio por iniciado el festival a lo grande. Presentando su nuevo disco, “Virgin”, el cual tocó de principio a fin, la artista desató un frenesí juvenil, obligando a la organización a cerrar los accesos a ese escenario.

Un poco más tarde, Supergrass, una de las glorias del britpop y próximos a llegar a Chile, abrieron el Pyramid Stage, escenario principal del festival, para presentar su icónico álbum “I Should Coco”, que este año cumple las tres décadas desde su lanzamiento. Los de Oxford fueron largamente aplaudidos mientras tocaban “Alright”, “Caught By the Fuzz”, “Sun Hits the Sky” y “Richard III”, clásicos imperecederos del catálogo britpop. Liderados por Gaz Coombes, la banda se muestra afiatada y a pesar de una puesta en escena sobria, entregan un show que vale la pena verlo.

Más entrada la tarde, el rock, de distintas vertientes, se tomó el “Other Stage”, segundo escenario principal, con las actuaciones de Franz Ferdinand, Inhaler y Wet Leg. De ellos, los que llevaron más público, fueron los liderados por Alex Kapranos, que también estaban presentando su nuevo disco, “The Human Fear”, lanzado este 2025. Y por esa misma razón, su setlist estuvo divido entre canciones de ese último LP y de su álbum debut, estas últimas las más coreadas.

En el otro escenario principal, el otro show sorpresa tocó la fibra emotiva de los asistentes, porque el que apareció en escena fue el músico, Lewis Capaldi, regresando de un hiato de más de dos años por temas de salud mental. De hecho, fue en este mismo festival donde dio su último show, y al no poder finalizar una de sus canciones por complicaciones debido al Síndrome de Tourette, fueron las miles de personas que veían el show las que corearon la emotiva “Someone You Loved”, mientras Capaldi observaba conmovido, en uno de los momentos más empáticos en la historia del festival.

Con una puesta en escena sencilla y con una gran sonrisa en su rosto, el británico regresó al escenario que lo vio batallar contra sus complicaciones hace dos años, y salió airoso con un show que pareció una redención. Fue la misma “Someone You Loved” con la que cerró su breve show y que esta vez, si pudo finalizarla ante una ovación descomunal.

Un rato después, en el mismo escenario, fue la ícono de los noventa, Alanis Morissette, la que apareció en escena para un show que tuvo una de las más grandes audiencias del día. Apoyándose principalmente en su disco más importante, “Jagged Little Pill”, la canadiense encantó desde el primer momento y la unión que tuvo con el público hizo de su show algo muy especial. “Head over Feet”, “You Learn”, “Ironic” y “You Oughta Now”, fueron parte del repertorio de Morissette, ante un abarrotado Pyramid Stage.

Fue The 1975 los encargados de cerrar la primera jornada, con un show que para el estándar de Glastonbury, no fue lo esperado. Lo de los ingleses como headliners fue una apuesta fuerte, pero que lamentablemente no dio resultados. Al show de los liderados por Matt Healy, le faltó épica y por muchos momentos fue bastante planos para estándares festivaleros.

Día 2: el regreso triunfal de Pulp y Neil Young

La segunda jornada fue la más intensa en cuanto a acontecimientos festivaleros. Durante la mañana comenzó a circular el rumor –que más tarde sería confirmado oficialmente– de la baja de la banda californiana, Deftones, por la enfermedad de uno de sus miembros. Los liderados por Chino Moreno era sub-headliners del segundo escenario principal y su lugar fue ocupado de emergencia por el británico, Skepta.

Comenzando la tarde, en el “Other Stage”, la banda norteamericana, Weezer, hizo su regreso triunfal a Glastonbury 30 años después de su primera actuación en el festival, y coincidentemente, en plena gira de conmemoración de las tres décadas desde el lanzamiento de su disco homónimo, conocido popularmente como “The Blue Album”. Los liderados por Rivers Cuomo dieron un show conciso y basado en ese registro de 1995 donde aparecen temas como “Buddy Holly”, “Undone (The Sweater Song)” y “Say It Ain’t So”, aplaudidas fuertemente por el público.

Uno de los shows más esperados del día era, sin duda, el de John Fogerty, creador de Creedence Clearwater Revival, que volvía al festival 18 años después de su última actuación, y con dos de sus hijos en su banda. Los clásicos de Creedence lograron de inmediato conectar al artista con el público que cantaban de principio a fin temas como “Fortunate Son”, “Green River”, “Up Around the Bend” y “Have You Ever Seen the Rain?”. Un show redondo para un artista que también va por las ocho décadas de vida y seis de carrera.

Otra de las historias del día fue la revelación de la misteriosa banda llamada, Patchwork, que estaba agendada para el escenario principal del festival pasada las seis de la tarde. Y en la confirmación, de lo que era un secreto a voces, fue nada menos que Pulp los que salieron al escenario ante la algarabía total del público del Pyramid Stage y 14 años después de su último actuación en el evento.

A estas alturas, Jarvis Cocker y compañía son una especie de sello de Glastonbury. Quizás unos de los primeros pensamientos que se vienen a la mente al recordar al festival, es la imagen de Cocker cantando “Common People”, frente a un mar de gente, banderas y luces en 1995. 30 años después esa imagen no cambió mucho. Con un nuevo disco a cuestas (“More”, editado este año), los británicos jugaron absolutamente de local y lograron uno de los karaokes más masivos de la jornada. “Disco 2000”, “Do You Remember the First Time?”, “Babies” y la icónica “Common People”, fueron parte del imbatible repertorio de Pulp.

Después de la primera canción, Cocker le preguntó al público si sabían que ellos tocarían como Patchwork, a lo que los asistentes gritaron en masa, “SÍ”. Luego de unos segundos de pausa, y con su rostro totalmente serio, Cocker devolvió un “¿Cómo?”, ante la risa generalizada del público. Desde ese momento en adelante lo de Pulp fue una verdadera fiesta.

Un poco antes en la tarde, en uno de los escenarios secundarios de Glastonbury, fue el turno para dos de las actuaciones más “polémicas” del día. En primer turno, en el escenario “West Holts”, el dúo de punk-rap, Bob Vylan, de creciente popularidad en Reino Unido previo al festival, tomó el escenario y entremedio de su set apoyó la causa palestina, agregando además un pequeño cántico contra las fuerzas militares Israelitas, que fue cantado por la mayoría del público asistente. Esto generó una polémica mayor en Inglaterra, ya que el festival es transmitido en vivo por la BBC, lo que generó molestia en sectores conservadores de la clase política y que más tarde generó un comunicado del propio evento criticando esta situación.

Ese fue solo el preludio de lo que vendría minutos más tarde con la banda del momento en Europa: Kneecap. Los irlandeses habían sido largamente aclamados por la crítica y sus colegas músicos antes de que explicitaran su apoyo a la causa palestina. Luego de ese hito, pasaron a ser criticados por el establishment inglés, con llamados incluso a cancelar su participación en Glastonbury. De hecho, su vocalista está actualmente en juicio en Inglaterra por apoyo al “terrorismo” (mostró una bandera de un milicia libanesa en el escenario en 2024) y la BBC avisó que no pasaría su show ni en vivo ni en diferido, por miedo a lo que pudieran decir sobre el escenario.

Dejando todo lo extra-artístico de lado, el show de Kneecap fue uno de los puntos altos del festival, logrando una masiva asistencia que obligó a la organización a cerrar los accesos a ese escenario porque no cabía más gente. A pesar de los polémicas, el grupo irlandés sigue creciendo en popularidad y probablemente regresarán al festival para tocar en uno de los escenarios principales.

Para cerrar la jornada las opciones principales eran dos y muy distintas entre ellas: Neil Young o Charli XCX. En el escenario principal, Neil Young –favorito del organizador del festival, Michael Eavis– llegaba con su nueva banda The Chrome Hearts para presentar tanto nueva música como los clásicos de su enorme catálogo musical.

Y lo de Young fue sencillamente inolvidable. Con la sobriedad que lo caracteriza y una puesta en escena sin grandes adornos, el canadiense se paseó por casi todo su extenso repertorio apoyado de manera sólida por The Chrome Hearts. “Harvest Moon”, “Heart of Gold”, “Old Man”, “Hey Hey, My My (Into the Black)” y “Rockin’ in the Free World”, fueron parte de los clásicos que tocó el artista que se presentaba solo por segunda vez en Glastonbury.

Para cerrar el show eligió uno de sus temas de la década del 90 (“Throw Your Hatred Down”) ante la ovación de los miles que llegaron a ver a un artista que está próximo a cumplir los 80 años y las seis décadas de carrera. Histórico.

Día 3: uniendo generaciones

El último día de Glastonbury asomaba como un día de contrastes marcado tanto en estilos musicales como en trayectorias. La jornada en los escenarios principales comenzó desde temprano, pero el primer número fuerte en salir a escena, fue la banda inglesa, The Libertines, que con un nuevo disco bajo el brazo, regresaban por cuarta vez al festival. Los liderados por Pete Doherty, no tardaron mucho en ganarse al público asistente al Pyramid Stage, que a esa altura ya parecía una gran barra de fútbol. “Up the Bracket”, “Time for Heroes” y “Can’t Stand Me Now”, fueron parte de los hits que tocaron ante la euforia de sus fanáticos que se agolpaban en las primeras filas.

Un poco más tarde en el mismo escenario en el espacio reservado para leyendas de la música, se presentaba a sus 80 años, Sir Rod Stewart, transformándose en el artista más longevo en la historia del festival en subirse al escenario principal de Glastonbury. A pesar de lo que se podía creer, el público asistente era muy heterogéneo: niños, adolescentes, jóvenes, adultos e incluso personas de la tercera edad se veían para disfrutar un show que tenía todos los condimentos para dejar huella.

Coristas, múltiples músicos, cambios de vestuario, invitados sorpresa y mucho más fue parte de lo que puso en escena el legendario compositor británico. Fue como escuchar un álbum de grandes éxitos porque Stewart no daba respiro tocando hit tras hit. “Forever Young”, “Young Turks” y “Da Ya Think I’m Sexy?”, fueron parte de los primeros dos tercios del show ante la ovación multitudinaria del público asistente, que por entonces sobrepasaba las 100 mil personas.

Para el final invitó al escenario al vocalista de Simply Red, Mick Hucknall, para cantar ese clásico que se llama “If You Don’t Know Me by Now”, perteneciente a Harold Melvin & The Blue Notes. Luego de eso, uno de los invitados más esperados llegó a escena: el Rolling Stone, Ronnie Wood, se unió a Stewart para el clásico de Faces, “Stay With Me” y otro de los singles del británico, “Hot Legs”, que también contó con la participación de la cantante, Lulu. Con “Sailing” se despidió del público de Glastonbury en la que fue probablemente su última actuación en el festival.

En el otro escenario principal era la música más actual la que tomaba el protagonismo. Casi a la misma hora de Stewart, Turnstile logró reunir una audiencia impresionante para escuchar esas punzantes canciones de hardcore norteamericano. En el turno siguiente, Snow Patrol, otra banda muy popular en Reino Unido, se tomaba el escenario para interpretar clásicos de su querida discografía como “Chocolate”, “Run” y “Chasing Cars”, esta última cantada masivamente por el público sumando otro momento festivalero a la edición 2025.

Y mientras en el escenario principal uno de los músicos nuevos más populares del momento, Noah Kahan, “teloneaba” a la headliner del día, Olivia Rodrigo, en el “Other Stage”, los londinenses de Wolf Alice demostraban su poder de convocatoria con un show perfecto para festivales, que también logró grandes karaokes, especialmente con uno de sus singles más populares, “Don’t Delete the Kisses”.

Para cerrar el festival, la elección de los asistentes podía ir dos sentidos muy distintos: en el escenario principal, Olivia Rodrigo, demostraba por qué es una de las artistas jóvenes más importantes de la actualidad, ante una impresionante cantidad de público, tuvo la brillante idea de invitar al líder de The Cure, Robert Smith, para cantar en conjunto, dos icónicas canciones de los ingleses. “Friday I’m In Love” y “Just Like Heaven”. Un momento simbólico que se sentía como una entrega de testimonio entre dos generaciones musicales.

A la misma hora, en el segundo escenario principal del festival, ocurría uno de los mejores shows de Glastonbury 2025. The Prodigy se robó el show en el último día del evento. Seis años después de la muerte de su vocalista principal, Keith Flint, los británicos se presentaron ante un colmado Other Stage y lo primero que dijeron fue “este show está dedicado a mister Keith Flint”, ante la emoción del público.

Con una puesta en escena espectacular, que incluía luces, lásers y fuego, la banda recorrió los clásicos de su discografía como “Omen”, “Breathe”, “Firestarter” y “Smack My Bitch Up”, con una energía desbordante y una entrega total del público. Los comentarios de la prensa especializada afirmaban, luego de su impresionante show, que la banda debería haber sido agendada como headliner del escenario principal del festival.

Otra edición de Glastonbury llegó a su fin con una diversidad impresionante en su cartel y la promesa de un año sabático para el 2026 y así dejar que el ecosistema de la Worthy Farm descanse. Será hasta el 2027.

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