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James Cameron: “Esta película se siente como una culminación en mi vida”

El renombrado director de Terminator y Titanic llega a las salas con Avatar: Fuego y Cenizas, filme con el que su popular saga alcanza un nuevo punto de épica y emoción. En entrevista con Culto, también se explaya sobre la inteligencia artificial y el futuro de la industria de exhibición. “Hollywood necesita seguir haciendo películas grandes como Avatar, Dune y Barbie”, opina.

James Cameron: “Esta película se siente como una culminación en mi vida” Rodin Eckenroth

James Cameron (Ontario, 1954) piensa en grande y rara vez se queda corto en su ejecución. Cuando se propuso imaginar un futuro dominado por las máquinas, creó una de las mejores películas de ciencia ficción de la historia. Cuando decidió inspirarse en una recordada catástrofe del siglo XX, despachó una de las cintas más épicas y románticas de todos los tiempos. Y cuando se atrevió a imaginar una historia situada en un mundo completamente nuevo, facturó una de las superproducciones más inmersivas que se recuerde.

A sus 71 años, el director de Terminator (1984) y Titanic (1997) conserva el pulso que lo encumbra como una figura determinante del cine de las últimas cuatro décadas. Tras completar ocho años de arduo trabajo entre Manhattan Beach (California) y Wellington (Nueva Zelanda), ahora está listo para mostrar Avatar: Fuego y cenizas, la tercera parte de su exitosa franquicia ambientada en Pandora, aquel planeta habitado por extraterrestres azules e invadido por los humanos más codiciosos.

20th Century Studios

En un hotel de Beverly Hills, la primera parada de la promoción del largometraje (que se estrena este jueves 18 en cines chilenos; preventa ya habilitada), se refiere a la secuela como “más oscura” y “más emotiva”. “Sigue teniendo la escala épica de los anteriores filmes de Avatar. Creo que conserva todos los elementos imaginativos”, asegura en diálogo con Culto.

¿En qué se traduce eso? Imágenes plagadas de colores y texturas, grandes secuencias de acción y momentos de emoción alrededor de la familia Na’vi liderada por Jake Sully (Sam Worthington) y Neytiri (Zoe Saldaña), además de nuevas criaturas y tribus.

En un inicio, cuando las continuaciones de Avatar (2009) –la película más taquillera de todos los tiempos, vale recordar– aún estaban en proceso de escritura, Avatar: El camino del agua (2022) y la tercera parte iban a ser una sola gran cinta. “Se suponía que iba a serlo, pero simplemente se desbordó con tanto detalle. Me gusta el detalle. Me gusta el detalle en los personajes, me gusta el detalle en la construcción del mundo, así que la dividí en dos historias”, cuenta.

Mark Fellman

Ese reacomodo de las piezas provoca que el luto de Jake y Neytiri ocupe un lugar clave en la tercera entrega. Tras perder a su hijo mayor, Neteyam (Jamie Flatters), en el feroz enfrentamiento con los humanos, la pareja vive el duelo desde posiciones enfrentadas. Mientras él desea evitar el derramamiento de más sangre (“incluidos quizá de sus propios hijos”, apunta Cameron), ella ha endurecido su postura y desea venganza. El visceral rechazo de Neytiri a los humanos impacta en la relación con Spider (Jack Champion), el hijo adoptivo de la familia.

Las cosas se complican todavía más cuando entra en escena un clan Na’vi que perdió su hogar y culpa a Eywa (la Madre de Pandora) de su tragedia. Su líder, Varang (Oona Chaplin), se ha entrenado en las artes oscuras y posee la capacidad de dominar la mente y de infligir dolor en otros. En tanto, Quaritch (Stephen Lang) y los militares se están reagrupando y planificando su próximo ataque.

Ese tejido dramático ha llevado a que el cineasta declare que el tercer largometraje tiene más en común con Titanic que con la primera Avatar. Un punto sobre el que se explaya con entusiasmo.

Titanic fue un viaje de tres horas en el que realmente te sentiste emocionalmente involucrado con los personajes. Y la primera Avatar era más como un estado de ensueño. Todo era nuevo, fresco y maravilloso, y también había algunos temas oscuros, como los temas colonialistas, la industria extractiva, etc., pero dejando eso de lado, creo que el recuerdo de la mayoría de la gente es que era un mundo bello. Todavía tenemos eso, pero esta película profundiza en las emociones y los personajes. Por eso estoy muy orgulloso de las actuaciones. Estoy orgulloso del trabajo de Zoe Saldaña, Kate Winslet y Sigourney Weaver (...) Titanic era una tragedia épica y terminó trágicamente. Esta... No diré que sea tan trágica. Pero sé, tras hablar con algunas personas, que tienen una reacción muy emotiva. Lloran, y hay momentos en los que al menos se supone que debes sentir algo bastante fuerte. Y creo que eso distingue a este filme de los anteriores”.

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-¿Percibe esta película como un punto de culminación para esta etapa de su carrera?

Sí, creo que es un punto de culminación. ¿Te refieres a esta etapa de mi vida o de mi carrera?

-De su vida y carrera.

Bueno, creo que sí en muchos sentidos. Mis hijos ya son mayores y se han ido de casa. La escribí hace diez años, cuando ellos eran adolescentes y estaban pasando por toda esa angustia. Es una pregunta interesante... Curiosamente, para mí se siente como una culminación en mi vida. Claro, tus hijos nunca están realmente solos, y somos una familia muy unida. Pero sí se siente como una culminación ahora, que tenemos el nido vacío por primera vez.

Entre la IA y una industria frágil

El lanzamiento de cada película de Avatar ha tenido que enfrentar sus propios obstáculos. Si en 2009 fue el escepticismo alrededor de la cinta en sí misma –un blockbuster anticolonialista y pro medio ambiente que costó una fortuna– y en 2022 fueron las dudas que inyectó la pandemia, en 2025 priman las interrogantes alrededor de la “nueva realidad” de la exhibición cinematográfica. Un momento en que hasta los títulos más esperados y grandilocuentes se han tenido que conformar con cifras que, en otra época, habrían sido tildadas como mediocres.

Charley Gallay

Ese es uno de los retos que enfrenta el medio en la actualidad. El otro lleva las iniciales IA: inteligencia artificial, una tecnología que hoy está presente en el mundo de una forma en que no lo estaba hace tres años. Algunos en Hollywood son más receptivos que otros, pero en general se asume que es una innovación que llegó para quedarse y se ignoran sus verdaderos alcances.

Ese nuevo escenario ha obligado a que Cameron sea más específico al hablar sobre el modo en que se filman sus superproducciones sobre Pandora. Como se profundiza en Fuego y agua: Creando las películas de Avatar, el documental de dos partes que se puede ver en la plataforma Disney+, son los propios actores los que interpretan cada escena, por lo que cada expresión de pena, rabia o alegría es obra del elenco que lideran Sam Worthington, Zoe Saldaña, Sigourney Weaver y Stephen Lang. Es la llamada captura de movimiento, perfeccionada filme a filme.

-En un video exhibido a la prensa antes de Avatar: Fuego y cenizas Ud. aparece diciendo que no se usó IA generativa en esta película.

Correcto.

-¿Por qué cree que es importante realizar esa declaración hoy?

Yo antes ocultaba cómo realizamos el proceso, y no se entendía bien. Y creo que, a día de hoy, la gente no entiende muy bien la captura de movimiento y la tratan como una actuación de segunda clase. Zoe puede ganar un Oscar por Emilia Pérez, pero no por interpretar a Neytiri. No es lo mismo. Se le considera una forma de trabajo de segunda clase, pero no lo es. De hecho, es la forma más pura de actuación cinematográfica. Ahora, en el presente, donde está emergiendo la IA generativa, donde ni siquiera necesitan actores, o pueden crear actores falsos, esto es muy confuso, porque nunca estuvo claro antes. Por eso, esta vez me estoy esforzando por mostrarles exactamente cómo trabajamos, y que no usamos IA generativa. Todo se basa en la captura de movimiento, y en que cuando trabajamos con la captura de movimiento se crea una especie de espacio sagrado y completamente creativo entre los actores y yo. No hay cinematografía, no hay cámara, no hay iluminación, no hay cobertura (...) Es mucho más exploratorio, y creo que es mucho más creativo. Así que yo la llamaría la forma más pura de actuación cinematográfica, no de segunda clase. Diría que la acción en vivo es de segunda clase, pero nadie piensa así, porque muy poca gente hace lo que nosotros hacemos.

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-La taquilla de las salas está por debajo de lo que solía ser. Entendiendo que no existen recetas mágicas, ¿qué camino cree que debería tomar Hollywood para atraer al público de vuelta?

Creo que necesitan seguir haciendo películas grandes que transporten, es decir, que transporten imaginativa, emocional y visualmente. Filmes como Avatar, Dune, Barbie... Cualquier cosa que te lleve a un lugar fuera de tu vida cotidiana y lance un hechizo mágico. Ese es el tipo de películas que tenemos que hacer. Pero el problema es que los costos de producción están subiendo y esas películas son caras. Avatar es carísima. Así que es casi una espiral descendente, ¿cierto? Porque cuando la taquilla baja, esas películas no reciben luz verde y toda la industria se desmorona. Las compañías de efectos visuales están en problemas, los dueños de las salas de cine están en problemas, todos estamos en problemas. Así que esta es una decisión que debemos tomar como industria.

Y agrega: “Personalmente, creo que el 3D podría jugar un papel importante si la industria invierte en aumentar los niveles de iluminación para que todo luzca hermoso en todas partes, no sólo en algunas salas. Creo que, aunque no usamos IA generativa de manera tradicional en los filmes de Avatar, me interesa explorar cómo se puede usar en nuestro flujo de trabajo, para quizá lograr reducir costos que hagan que estos filmes tengan más posibilidades de obtener luz verde. Esa es una exploración para mí, empezando ahora y continuando en los próximos años. Pero nunca querré reemplazar a los actores, porque me encanta esa parte. Y ciertamente no quiero que me reemplacen como guionista”.

Mark Fellman

Cameron tiene varios proyectos en agenda (el más inminente, un filme sobre la última gira de Billie Eilish, que se lanzará en los cines en marzo de 2026), pero todas las preguntas apuntan al estado de la cuarta y quinta entrega de Avatar. Los reportes indican que parte de la cuarta cinta ya ha sido filmada, pero resta la fase más importante del trabajo. Siempre astuto, el realizador sido majadero al subrayar que el futuro de la saga no está garantizado y que todo depende de la respuesta del público. Hoy, de hecho, se considera desocupado.

“Empezamos la producción en 2017, así que han sido ocho años y ha habido miles de personas involucradas”, afirma sobre la realización de la segunda y tercera parte. “Avatar: El camino del agua parecía una historia completa, pero en realidad era la primera parte de una historia mucho más grande. Ahora esa historia está terminada y soy un director desempleado”.

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