Culto

Myriam Hernández hace historia con espectacular y emotivo show en Estadio Nacional

La baladista concretó un hito para la música popular chilena con un espectáculo de nivel internacional. En tres escenarios, espectaculares visuales y un extenso repertorio, recorrió las canciones ineludibles de su carrera, estrenó una inédita e incluyó a una extensa lista de invitados como Flor de Rap, Gilberto Santa Rosa, Francisca Valenzuela y hasta a Álvaro Henríquez.

Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera

Un espectacular juego de luces y el símbolo del toro en alusión al inicio de la gira Tauro, marcaron el ingreso de Myriam Hernández al escenario montado en el arco sur del Estadio Nacional. Vistiendo un vestido largo y un chaquetón de cola larga comenzó a cantar El hombre que yo amo. Así arrancó el concierto de la baladista de América.

“¡Myriam!¡Myriam!”, gritó el público.

El karaoke masivo del público, en su mayoría femenino y adulto, cuando sonaron clásicos de Luis Miguel en la música envasada antes de la presentación, dejaba en claro que era una noche cargada al romance, y pese al frío otoñal, que había disposición a participar. Eso sí, eran evidentes claros en zonas como la galería sur y en tribuna bajo marquesina.

Asimismo, era notorio el flujo de gente que llegó encima de la hora, lo que retrasó el inicio del show en casi 13 minutos. Aunque es evidente que había mucho público que no es habitual de conciertos.

Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera

Lo de la baladista es un hito. Antes que ella, solo bandas como Los Prisioneros, Sol y Lluvia y Los Bunkers habían repletado por sí mismos el coliseo deportivo. Y si bien, han pasado mujeres como Madonna y Shakira, más ligadas al pop, lo de Myriam Hernández es también histórico para las solistas nacionales.

Y aunque la cantante ha recibido importantes reconocimientos, como el Premio a la excelencia Musical de los Grammy Latinos, el Premio Figura Fundamental de la Música Chilena de la SCD y la Gaviota de Platino del Festival de Viña (los tres figuran en un rincón de su dormitorio), faltaba un paso en grande que diera cuenta de su sobrada capacidad como intérprete.

Acompañada de una banda muy afiatada (con Valito Trujillo en teclados), a la que se sumó un cuarteto de cuerdas, Myriam desplegó su habitual interpretación de alto nivel, afiatada con preparación diaria que incluye clases de canto. Por ejemplo, cuando cantó Si yo me vuelvo a enamorar, en la que además dedicó palabras a su madre. Tras esta, saludó al respetable mostrando su bagaje en sus años de animación en Viña.

Y le siguió la primera invitada de la noche, Flor de rap, quien entró con fuerza a rapear en Quien cuidará de mí, sorprendiendo al público mayor que probablemente no la tenía muy vista. Y casi sin pausas, se quedó a cantar Ya no me rendiré, la reciente colaboración de ambas. El show tiene un ritmo intenso.

Siguió con un bloque de canciones que no suele interpretar tan a menudo, en una suerte de medley. “Me las han pedido en las redes sociales”, dijo. Este incluyó temas como Sentimental, Me vas a querer, No puedo olvidarte, Lo mejor que me ha pasado (con un arreglo muy similar a la original) entre otras, que en su momento tuvieron rotación radial. El repertorio de Myriam tiene una sorprendente profundidad.

Tras un momento de pausa, comenzó a sonar la introducción de Te pareces tanto a él, pero Myriam no estaba en escena. De pronto, un poco al estilo Lana del Rey, apareció cantando desde un vehículo que la llevó hasta uno de los escenarios secundarios, montado hacia la galería norte, donde la esperaban algunos de sus músicos. Todo seguido por las cámaras. Un rodeo que se vio algo excesivo para el momento.

En ese sitio se le sumó Denise Rosenthal, quien en la previa había revelado pistas de su participación en el concierto, para hacer Toda la vida fue igual. Siguiendo la dinámica, permaneció en el escenario y cantó Agua Segura, uno de sus temas más reflexivos. Eso también le dio tiempo a Myriam para volver al escenario central, donde siguió con Deseo, con unas visuales en plan cósmico proyectadas en los 700 metros de pantallas led.

En la parte media, con temas como Eres y Mío, el público brindó una estruendoso aplauso. Había quienes, con cintillo en la cabeza o las coronas de flores (algunas con luces led), derramaban alguna discreta lágrima. Y alguna pareja miraba el momento abrazada. “Nunca olvidaré este momento”, dijo Myriam, con su notable manejo escénico.

Y la noche dejaba más sorpresas. Estrenó una nueva canción, en un animado arreglo en que destacan las percusiones y la guitarra eléctrica (nada raro en quien se reconoce fan de Radiohead, como dijo a este medio). La frase “Soy mujer “, se repetía en el coro y se sostiene en el resto de la letra. “Soy mujer para valorarme, soy mujer para divertirme”, cantó.

Apareció en escena un invitado internacional, el salsero puertorriqueño Gilberto Santa Rosa, el “caballero de la salsa”, con quien cantó a dúo No pensé enamorarme otra vez. La calurosa recepción del público, dio cuenta de su calado popular. Y Myriam demostró su espectacular oído para armonizar. Luego, Santa Rosa despachó un clásico, la elegante y despechada Que alguien me diga. Sirvió también como un momento de pausa en el show a tono con el público, en su mayoría adulto.

Luego la acción se movió hacia un tercer escenario, casi en el círculo central de la cancha. Sentada en una mesa, como si estuviera en un club, Myriam estaba acompañada del cuarteto de cuerdas y un piano blanco. Ahí interpretó temas más calmos, como No hace falta más que dos, Se me fue (que sonó muy dramática), entre otras en un segmento más acústico y acotado, que sirvió como un momento diferente en el show. Algo así como la sección en que participa el cuarteto Austral en el Unplugged de Los Bunkers.

Y ahí se sumó Francisca Valenzuela, con quien hizo He vuelto por ti, la canción que la baladista escribió junto a sus hijos. Luego, la invitada pasó a sentarse al piano, despachando Afortunada, una acertada elección para el momento del show. Más con el marco visual que aportaron las luces de los teléfonos del público. Fue uno de los puntos altos de la noche.

Luego pasó la participación de Javiera Mena. La figura del pop chileno es una declarada admiradora de Myriam, incluso alguna vez señaló que El hombre que yo amo, es la balada perfecta. Se acopló para cantar Quiero Saber, el tema de pulso de pop latino. Aunque la anfitriona la destacó al momento de terminar, no cantó una segunda canción y debió salir con apuro del escenario.

Y siguió uno de los momentos memorables de la noche. Álvaro Henríquez, quien es probablemente la mayor amistad rockera de la artista, apareció en escena. Se conocen desde fines de los 90’ y han compartido en varios momentos, de hecho, la baladista asistió a la Revuelta de Los Tres en el Movistar Arena.

El penquista, con guitarra en mano, entró en el escenario, y cantó parte de Un hombre secreto, uno de los temas compuestos por Juan Carlos Calderón para el álbum Myriam Hernández III (1992), acompañado con coros al estilo Beatle en el estribillo.

Pero esta noche en el Nacional concretaron un viejo anhelo; la historia cuenta que hace algunos años, Henríquez le mandó a la baladista un e-mail para que cantara Quizás con quién, luego grabada con Los Tres.

Aquella idea no se concretó en los surcos de un disco, por ello, esta noche era el momento adecuado. Juntos interpretaron uno de los grandes temas que Henríquez escribió en los 2000 (con su buen oído para las baladas, ahí está Moizéfala). Y además, ahí mismo Myriam le pidió grabarla juntos. Lacónico, el líder de Los Tres, accedió. Incluso bailaron la coda del tema.

El show siguió con La fuerza del amor, que generó otro momento especial, con la participación de Nicole, la intensidad rockera de Denise de Aguaturbia, María José Quintanilla (recibida con ovación), Shirel, la estrella de la cumbia Paula Rivas, además de las coristas de Myriam (y las luces de los celulares en alto). “Quiero que haya unidad en mi país”, señaló.

Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera

También estuvo en escena el dúo Power Peralta. Los bailarines ya habían acompañado a Myriam durante su presentación en el Festival de Viña del Mar. En esta ocasión acompañaron con un interludio de danza que marcó la entrada de un cuerpo de baile para hacer Leña y fuego. Era el momento Miami de la noche.

Le siguió Rescátame de aquí, junto a Consuelo Schuster. Y con su carisma apeló al público. “Si ustedes quieren seguimos hasta mañana”, lanzó Myriam. Y mientras recibía rosas desde las primeras filas, el público comenzó a cantar Herida. La cantante se vio sorprendida.

En el tramo final y tras un nuevo cambio de vestuario, pasaron hits, como Ay amor, de su primer disco homónimo de 1988. Siguió con Huele a Peligro, el tema producido por Humberto Gatica, y luego el que la gente estaba pidiendo, Herida, que incluyó unas transiciones y nuevos arreglos musicales. Un momento coronado con el confeti y la ovación del respetable. “Amor por siempre, gracias”, cerró. Luego, mientras la banda despachaba una pieza instrumental (con un solo de la corista Javiera Vinot al estilo The great gig in the sky), Myriam lanzó rosas blancas al público.

El Nacional de Myriam Hernández marcó un momento histórico, con un show de nivel internacional. Los tres escenarios fueron bien pensados y, salvo algunos detalles, los momentos se diseñaron con precisión. Fue además una presentación con gusto a un merecido tributo para una de las voces claves de la música popular.

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