Una Propuesta Indecente: cuando Robert Redford puso en jaque a las parejas del mundo con la pregunta más incómoda
En 1993, el galán clásico protagonizó una de las cintas más recordadas de los 90 junto a Demi Moore y Woody Harrelson. Significó una suerte de resurrección de una trayectoria legendaria gracias a una cinta que sometía una encrucijada compleja.
7 de abril de 1993. A las pantallas de cine del mundo llegaba una película con nombre sugerente. De inmediato establecía algo llamativo, enigmático, provocador: Una propuesta indecente.
Más aún, la trama del largometraje lanzaba una pregunta incómoda, materia de debate posterior en todo el mundo y que seguramente agitó a muchos noviazgos y matrimonios a través del orbe: ¿Aceptaría una pareja un millón de dólares para que la mujer pasara una noche con otro hombre?
La premisa no sólo era rupturista, sino que también estaba encarnada por las personas idóneas. El director era Adrian Lyne, que ya había provocado grandes polémicas en las boleterías, a través de Flashdance, Nueve Semanas ½ y Atracción Fatal. Sus proyectos prometían buenas dosis de sexo y discusiones.
A eso se sumaba un elenco con la actriz del momento, un galán eterno y legendario, y un actor en pleno ascenso. Robert Redford, Demi Moore y Woody Harrelson en un solo envase. Todos nombres de prestigio por esos años en el celuloide. Redford, por lo demás -fallecido este martes 16 a los 89 años- cargaba con el espesor de cintas con un trasfondo político distinto, por lo que asomaba como algo así como su reconversión a otra clase de relatos.
Una trama perfecta que se desmorona
En la película, al principio, todo es perfecto. El arquitecto es un artista y un número uno de su trabajo; ella es de una belleza despampanante, que enloquece a cualquiera. La pareja además no tiene la menor desavenencia ni sospechas de ruptura. Hasta que aparece un millonario, encarnado por Robert Redford. Está dispuesto a quebrarlo todo.
Eso sí, nada en el amor se acerca al paraíso. Nunca. El matrimonio tiene un flanco débil: atraviesa una mala época en sus finanzas. Él necesita 50.000 dólares para terminar su casa soñada y ella no anda bien en un trabajo dedicado a vender propiedades. Tienen una idea que les parece acertada. Ira a Las Vegas, apostar sus ahorros y conseguir el dinero que les falta. Empiezan bien pero el casino siempre gana.
Se cruzan con el millonario que les hará la propuesta indecente después de discutir si todo se puede comprar o si hay cosas que no tienen precio. Ellos deciden que la pareja es tan sólida que nada la puede afectar, menos una noche de sexo pasajero. Pero los cuestionamientos arrecian. Redford por lo demás es atractivo y elegante; y hay un millón de dólares de por medio.
Las complicaciones ficticias fueron esas, pero las reales se direccionaron hacia otro punto: la filmación de escenas sexuales. Woody Harrelson tuvo bastantes problemas para filmar tales secuencias. Era amigo de Demi y también de Bruce Willis, su esposo. “Fueron muy exigentes e intensas. El director quería mucha acción. Y esas escenas son de mucha carne. Al fin y al cabo estamos desnudos. No sé si Demi se excitó, pero yo…”. Contó que tuvo muchas discusiones consigo mismo por la amistad que lo unía al matrimonio y, en especial, porque no quería que Bruce Willis lo mirada de otra manera.
En el resumen, la película fue la sexta más taquillera de 1993 y copó la opinión pública con su encrucijada. Moore adquirió un espesor mayor como estrella. Eso sí, algunas críticas fueron mixtas y apuntaron a que se trataba de una pieza cliché, predecible y obvia. Más de 30 años después, Una propuesta indecente sigue generando debate.
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