El nuevo mapa de poder de la izquierda: Convergencia Social se convierte en el partido eje y se abren dudas sobre el rol del PC

Boric en la noche de la primera vuelta, el pasado 21 de noviembre.

Convergencia Social y el Partido Comunista serán los principales partidos del presidente electo. Sin embargo, la minoría en el Congreso llevará a que el nuevo oficialismo se vea obligado a apostar a grandes consensos, incluso con la derecha, para avanzar en el plan de reformas.


En enero, Convergencia Social (CS), el partido donde milita Gabriel Boric, será la primera tienda en renovar su directiva después de la elección de segunda vuelta. El acuerdo es que surja una lista de consenso y se prevé que el diputado Gonzalo Winter, principal articulador del presidente electo Gabriel Boric, asuma la conducción de la colectividad.

La conformación de la dirigencia del partido ancla del mandatario electo será una de las primeras señales políticas de cómo se articulará el mapa de poder del nuevo oficialismo de izquierda, que en el transcurso del año 2022 también vivirá procesos eleccionarios internos en Comunes (en mayo) y en el Partido Comunista a fines de año.

Además de este recambio de directivas, la nueva coalición gubernamental podría verse tensionada por la reasignación de roles de ciertos dirigentes (algunos de los cuales eventualmente pasarán al gobierno, como los diputados Giorgio Jackson y Camila Vallejo, dejando un vacío en el Congreso) y un reordenamiento de jerarquías por el nuevo peso de Convergencia Social y el PC.

El partido del presidente

Con solo tres años de vida, el caso de Convergencia Social (fundado en 2018 tras la fusión de dirigentes de los antiguos colectivos Movimiento Autonomista, Izquierda Libertaria, Nueva Democracia y Socialismo y Libertad) tiene un ribete histórico, al convertirse en el partido más joven en llegar a La Moneda. El récord anterior lo ostentaba la DC, que llegó a la Presidencia con Eduardo Frei Montalva, en 1964, a siete años de su fundación.

Algunos dirigentes del Frente Amplio creen que dada la calidad de “partido del presidente”, Convergencia Social (que eligió nueve diputados) debiera tener una responsabilidad mayor en el gobierno y también en el Congreso, donde Apruebo Dignidad estará en minoría.

Si bien RD (que tendrá ocho diputados y un senador) siempre ejerció como la colectividad hegemónica del Frente Amplio (de hecho, en 2017 sirvió como plataforma para la fallida candidatura presidencial de Beatriz Sánchez), en este nuevo período, algunos sostienen que habrá un traspaso natural de ese rol a Convergencia Social.

La minoría en el Congreso

La coalición oficialista solo tendrá 37 diputados de 155 (equivalente al 23,8% de la Cámara) y cinco senadores de 50 (un 10% del Senado). Aunque eventualmente se podría sumar también Fabiola Campillai, que compitió como independiente en la Región Metropolitana.

Dirigentes que integraron el comando sostienen que el gran problema de Boric es que su plan de transformaciones es inviable si no se regresa a la llamada “política de acuerdos”, modelo inaugurado por Patricio Aylwin (DC) y que ha sido despreciado especialmente por el Frente Amplio e incluso el propio presidente electo.

Para ello, sostienen que será crucial que sus parlamentarios más afines logren generar un clima de entendimientos y sepan actuar en forma persuasiva, incluso con legisladores de derecha.

En ese marco, Winter y Karol Cariola (PC) asoman como los posibles encargados de esa tarea, en vista de que liderarán las bancadas más grandes de la coalición y ambos también son cartas para presidir la Cámara.

A ellos se suman la diputadas Catalina Pérez (RD) y Camila Rojas (Comunes, colectividad que tendrá seis representantes), quienes también debieran oficiar como puentes entre los intereses de La Moneda y sus respectivos comités partidarios.

La gran duda, del punto de vista del Parlamento, es si los liderazgos de Winter, Cariola, Pérez y Rojas serán capaces de mantener la disciplina de Apruebo Dignidad, en vista de que ya no estarán en el Congreso los RD Giorgio Jackson y Miguel Crispi, y los PC Camila Vallejo y Guillermo Teillier, quienes junto al mismo Boric eran factores ordenadores en sus bancadas y, a la vez, moderadores frente a ciertas salidas de libreto hacia posiciones más extremas.

En el caso de los comunistas (que eligieron 12 diputados y dos senadores), el rol de Cariola tampoco será sencillo. El PC vive una soterrada pugna entre facciones, lo que podría jugarle en contra a la diputada.

El 10% del Senado

Si bien los senadores comunistas Daniel Núñez y Claudia Pascual posiblemente actuarán en tándem, dentro de las fuerzas opositoras ella es vista como más moderada en sus posiciones.

El problema de los representantes del PC y de los otros legisladores de Apruebo Dignidad en la Cámara Alta es que iniciarán su período en una posición muy minoritaria.

De hecho, ni siquiera han sido considerados en las primeras conversaciones para conformar un pacto de gobernabilidad en el Senado, por lo que corren el riesgo de que sus postulados políticos tampoco pesen en los acuerdos de la corporación.

La bancada de Apruebo Dignidad en la Cámara Alta también estará integrada por Juan Ignacio Latorre (RD), quien viene del período anterior, y los dirigentes de la Federación Regionalista Verde Social (FREVS), Alejandra Sepúlveda y Esteban Velásquez.

El FREVS, que tiene una raíz compuesta por antiguos dirigentes de la desaparecida Concertación, además, tendrá dos diputados.

El rol del PC

Las participación de los comunistas dentro del gobierno también es un factor de incertidumbre.

Si bien existe interés en la tienda que dirige Guillermo Teillier de integrar ministerios sociales como Trabajo, Vivienda o Desarrollo Social, en el partido aún no han tomado un acuerdo respecto de cómo se integrarán a la nueva administración.

En sus 109 años de historia y en las tres ocasiones que han participado de un gobierno con ministros (con Gabriel González Videl, con Salvador Allende y en el segundo mandato de Michelle Bachelet), siempre han preferido roles secundarios, lo que les ha permitido tener cierta flexibilidad para tomar distancia de decisiones que no compartan, sobre todo en materia económica y de orden público.

“Con un pie en la calle y otro en La Moneda”, fue la tesis política que levantó el propio Teillier al sumarse al segundo gobierno de Bachelet, esquema que algunos dirigentes comunistas esperan mantener. Su argumento es que la gobernabilidad real, a juicio de ellos, se jugará en la calle, donde el PC espera hacer su principal contribución a la administración de Boric.

Sin embargo, entre los cercanos al Presidente electo creen que inevitablemente el PC debe ser parte del comité político (el principal núcleo de toma de decisiones del gobierno), lo que implica, a veces, tener que asumir los costos de gobernar.

Según algunos cercanos a Boric, la carta ideal para sumarse al “centro de gobierno” (concepto usado en la ciencia política para definir la máxima entidad resolutiva del Poder Ejecutivo) es la actual diputada Camila Vallejo, quien desde el punto de vista personal, político y generacional es afín al mandatario electo.

Sin embargo, en el Frente Amplio señalan que ella no estaría completamente convencida de asumir una tarea eminentemente política en el Ejecutivo.

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