Jaime Tohá, exdirector de Junaeb: “Si dejamos que los estudiantes definan lo que comen vamos a terminar todos los días con hamburguesas y papas fritas”

Jaime Tohá, exdirector de la Junaeb. Foto: Andrés Pérez

En medio de un año convulso para la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, la exmáxima autoridad de la institución asegura que es "un absurdo que un estudiante defina cosas nutricionales”.


La vida actual de Jaime Tohá Lavanderos está lejos del servicio público. Tras más de cuatro años dirigiendo la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, (Junaeb), salió el año pasado luego de que le pidieran la renuncia a poco de asumido el nuevo gobierno, pero hoy decidió salir del ostracismo.

Y es que Junaeb volvió a estar en el ojo de la polémica hace poco. Una serie de licitaciones fueron cuestionadas y mencionadas a propósito de la acusación constitucional en contra del caído exministro de Educación Marco Antonio Ávila.

¿Por qué Junaeb tiende a caer en problemas de probidad?

Junaeb tiene un diseño de política pública de protección social muy acertado. Pero esto no ha ido acompañado de un fortalecimiento de la institución, que está recargada. Tiene 900 funcionarios para administrar 1,2 billones de pesos. Por eso, lamentablemente, siempre está haciendo noticias por algunas dificultades que tiene. Algunas son responsabilidades de personas, mientras que otras han sido temas de probidad.

¿Los procesos licitatorios son muy complejos?

En el Programa de Alimentación Escolar participan unas 28 empresas todos los años. Son empresas que prestan servicios de alimentación masivos, pero que a veces Junaeb es su único cliente. Por eso tienen una enorme presión en el proceso licitatorio. Y cuando no ganan, comienzan a hacer presión, lobby, y agotan todas las instancias judiciales. Otra es la presión sindical de las 35 mil manipuladoras de alimentos para mejorar sus condiciones laborales.

¿Usted recibió presiones desde las trabajadoras?

Yo no las calificaría como presiones. Ellas tienen demandas que me parecen muy justas. Ellas eran prácticamente temporeras y sus contratos no eran indefinidos. Ganaban el sueldo mínimo. Ahora son contratadas por los tres años de la licitación y han mejorado mucho sus condiciones laborales. Donde sí tuvimos diferencias es cuando empezaron a pedir cosas propias de la política pública. Por ejemplo, querer definir si incorporar frutas al desayuno, o si el pan es integral o no. Yo creo que ya no corresponde que los sindicatos de una empresa privada comiencen a pautear al Estado y a los expertos en nutrición. Ahí nunca llegamos a acuerdos.

¿Cómo influyen estas peticiones en la alimentación de los niños?

Ellas pedían tener menor carga laboral. Es mucho más fácil dar un sándwich de queso con un vaso de leche a preparar un omelette con fruta picada. Y eso nosotros lo entendimos. Por eso buscamos la forma de bajar la carga con tecnología. Estábamos en ese debate hasta que terminó mi período. Pero creemos que a los niños hay que enseñarles hábitos saludables. Y ese es un debate en el que los sindicatos entraron. Fueron un obstáculo y eso no corresponde. No podemos darle al niño pan con queso todos los desayunos.

Usted fue uno de los impulsores de servir leche líquida en vez de leche en polvo.

Sí. Y lamento mucho que hayan sacado la leche líquida de los colegios. Se derogó en la última licitación que la nueva administración sacó adelante. Alcanzó a estar tres años. No sé por qué la derogaron. Yo tuve muchas presiones de la industria de la leche en polvo. Ejercieron todas sus influencias para derogar esa medida e incluir la leche líquida tenía muchas justificaciones. Honestamente, yo tomé infinitas veces desayuno con los niños y la leche en polvo que se estaba entregando era realmente asquerosa. Yo creo que uno tiene que avanzar en dignificar el programa de alimentación y no tener estos retrocesos.

También fue el impulsor del huevo en polvo, que se llevó muchas críticas dentro del movimiento estudiantil, por ejemplo.

Nosotros incorporamos la necesidad de una mejor calidad de proteínas. Cuando llegamos, no se servía huevo. Por caricaturizar, los desayunos eran pan con queso, galletas y leche en polvo. Y nuestros equipos técnicos definieron que los niños en sus casas comían mucho pan, pasta y frituras. El colegio era el lugar para que ellos recibieran las proteínas que necesitaban en el día. Por eso incorporamos el huevo deshidratado. Yo sé que recibió críticas y se retiró del programa, pero sería bueno revisarlo. El huevo deshidratado lo usan en los hoteles cinco estrellas para el desayuno. Creemos que la baja aceptación que tuvo es por cómo se preparaba. Si dejamos que los estudiantes definan lo que comen, vamos a terminar comiendo todos los días hamburguesas con papas fritas. Es un absurdo que un estudiante defina cosas nutricionales.

¿Eso está pasando en la actual administración?

No me atrevería a decir que está pasando masivamente, pero sí vi una entrevista donde la directora señaló que aplicó los instrumentos de degustación que nosotros diseñamos y eso significó el retiro de algunos alimentos, como el huevo y la fruta al desayuno. Eso es un error. Entiendo que hay reclamos, pero uno no puede ceder ante ellos.

Foto: Andrés Pérez / La Tercera

Hay directores de establecimientos emblemáticos que han señalado que las raciones son pequeñas.

Ese es uno de los grandes dilemas del Programa de Alimentación Escolar. Hay recomendaciones de organismos internacionales sobre cuál es el gramaje que un niño tiene que comer. Entendemos que hay estudiantes que están acostumbrados en su casa a comerse cuatro panes, pero ningún nutricionista te va a recomendar eso. Lo que falta es ajustar en algunos segmentos. Por ejemplo, darles un poco más de comida a los de cuarto medio que a los de octavo básico. O adaptarse a las realidades locales.

¿Cree que a la actual administración se le hizo difícil administrar Junaeb?

Han cometido algunos errores no forzados. Uno de ellos fue que cambiaron por completo las tres primeras líneas del equipo directivo y a todos los directores regionales. Ahí perdieron un tremendo know-how de cómo se administra el servicio.

¿A usted le consta que hayan pagado los dineros que se hablaron en el contexto de las colaciones que salieron a la palestra en la acusación constitucional en contra del exministro Ávila?

Lo que a mí me consta es la información que Junaeb publicó, y la información permite inferir que ahí se usa un pago o un manejo del contrato de una manera que no debe haber ocurrido. Yo no sé qué se ha pagado o qué no se ha pagado, pero sé que los números de Junaeb muestran una situación que me parece muy grave, que tiene que ser auditada y, de ser verídica, corregida.

¿Le explicaron por qué salió de Junaeb?

No. Y no corresponde que un ministro entregue una explicación. Se me pidió la renuncia. Algo posible, esperable y legítimo en un cambio de gobierno. Estos cargos son de confianza y eso por sí solo es suficiente para pedir la renuncia.

¿Le dolió salir?

A uno lo que le gustaría es cuando son cargos de Alta Dirección Pública la salida sea en base a alguna evaluación, a algún desempeño. Y que eso sea público. Es importante que los cargos se evalúen y se conozcan los malos desempeños y las razones que justifican una salida. Pero eso acá no ocurrió. Me dolió que no existiera ninguna valoración de los cinco años de recorrido como para que valiera la pena una reunión.

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