Ricardo Toro, exdirector de Onemi: “Es necesario mejorar la parte preventiva para que la población sepa qué hacer frente a un incendio”

Ricardo Toro, marzo de 2023

Desde Asia, el exdirector de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior aborda la estrategia de Chile para combatir los incendios que asolaron al centro-sur del país a finales de enero y puntualiza en la importancia de la mejora en prevención para una comunidad que está expuesta diariamente a complejos siniestros meteorológicos.


Desde Hong Kong, al otro lado del mundo, observó Ricardo Toro (67), exdirector de la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi), los megaincendios forestales que hasta la fecha han arrasado con más de 316.000 hectáreas en la zona centro-sur del país, especialmente en la Región del Biobío.

Toro -general (R) de división del Ejército- dejó su cargo el pasado 21 de noviembre, tras lo cual se radicó en Asia, donde ofrece charlas y consultorías sobre el manejo de emergencias, tema que lo tuvo una década al frente de la entidad que se codea con desastres naturales.

Estando a cargo de la Onemi, tras el terremoto y maremoto del 2010, tuvo como una de sus principales tareas modernizar la institución, la que terminó desembocando en el Servicio Nacional de Prevención de Desastres. Ese organismo fue el que estuvo al frente del combate de los siniestros. La evaluación de Toro respecto del rol que cumplió Senapred es buena.

“El cambio climático es una situación que afecta a todo el mundo y eso ha llevado a que las olas de calor generen grandes incendios forestales. De eso hemos sido testigos, donde muchos de estos se han transformado en desastres y catástrofes que fácilmente afectan a los centros poblados que puede aumentar la posibilidad de víctimas”, explica.

¿Cómo vio el despliegue del Estado frente a los siniestros que azotaron la zona centro-sur de Chile?

El Estado desarrolló todos los procesos que implican en este aspecto: se potenció los medios aéreos; incrementó las brigadas contra desastres; solicitó la ayuda internacional y pudo controlar incendios que en algunos países cuesta años lograrlo. Puedo decir que el gobierno logró su objetivo, pero indudablemente hay que sacar lecciones para evitar que se produzca nuevamente un desastre de estas características.

¿Cuáles son esas lecciones?

Lo primero es la obligación de buscar nuevas estrategias y asignar mayores recursos a las acciones preventivas que deben venir acompañadas de importantes inversiones focalizadas a través de una efectiva gestión del paisaje que incluye, desde los centros poblados, hasta minimizar la vegetación combustible como matorrales y malezas de los territorios. Implica, además, el uso efectivo de los instrumentos de herramientas territoriales y el desarrollo de capacidades para disminuir las vulnerabilidades territoriales.

¿Cree que las medidas de prevención del gobierno frente a los siniestros fueron las correctas? En su momento estas se criticaron por “llegar tarde”.

En catástrofes de esta índole, la gente siente que no se hizo lo suficiente y que a raíz de esta “inacción” pudo haber sido afectada. Pero quiero recalcar que un incendio forestal de estas características obliga a emplear todos los recursos que tiene el Estado para combatirlo y yo he sido testigo de la preparación que hubo para esta temporada y cómo se entregaron los recursos para que existiera una cantidad de herramientas que nunca antes habíamos tenido. Con respecto a la ayuda internacional, esta no se puede adelantar si no están en las condiciones para solicitarla. Desgraciadamente, tiene que haber una afectación importante y se tiene que demostrar que se requieren más medios de los que el país necesita para que pueda hacer efectiva la ayuda internacional.

Chile es propenso a distintos desastres naturales, como terremotos, incendios, tsunamis, sequías, entre otros. ¿Para cuál de estos el país está mejor preparado? ¿A cuál se debería poner mayor atención?

Desde el punto de inflexión que tuvo Chile en el 2010, en el país se estableció una comisión que generó un diagnóstico muy claro de las falencias que tenía en ese entonces la Onemi. Frente a eso se desarrollaron y potenciaron todas las actividades preventivas que en ese momento habían fallado y fue ese mejoramiento del sistema de alerta temprana lo que permitió enfrentar adecuadamente los terremotos de 2014 y 2015. Por tanto, el país se preparó fuertemente para enfrentar los terremotos y los tsunamis y esa es su principal capacidad. Hoy por hoy, Chile enfrenta desafíos relacionados con eventos meteorológicos, como los nuevos focos de incendios.

¿Las altas temperaturas generarán nuevos fenómenos en Chile o potenciarán los que ya están?

Llegarían a potenciar los incendios forestales que ya estamos viviendo.

¿Cómo estamos preparados como ciudadanos para esto?

La comunidad debe conocer el riesgo que esto suscita y de qué manera se puede actuar para prevenir y enfrentar catástrofes como las del centro-sur del país. Es necesario mejorar la parte preventiva para que la población sepa qué hacer frente a un siniestro como los incendios: si estoy en una zona de riesgo tengo que aceptarlo, y esto conlleva saber qué hacer en caso de que se produzca o active una amenaza; cuáles son las vías de evacuación; cuáles son las zonas seguras; qué tengo que tener preparado con mi mochila de emergencia, entre otros. Chile es un país que ha sido construido en sectores de alto riesgo: frente de la playa, alrededor de los ríos, entremedio de los bosques, en la ladera de los volcanes. Es por eso que hay que aceptar la estrategia contra el riesgo y eso implica que tenemos que desarrollar en la práctica, a futuro, las mismas capacidades que tenemos para terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas.

¿Cuál es la relevancia de la Ley de Incendios Forestales para la prevención y combate de incendios?

Cualquier instrumento que se genere para poder mejorar las políticas públicas en torno a los incendios forestales debe buscar nuevas estrategias y asignar los recursos que son necesarios para desarrollar las tareas de prevención. Una de las grandes problemáticas que hay en Chile es que en muchos de los lugares donde se activan predios forestales hoy hay localidades próximas que generan que los incendios se conviertan en interfaces rápidamente. Por eso existe la necesidad de contar con políticas públicas que permitan mayor coordinación y que faciliten el empleo de capacidades para disminuir focos de nuevos incendios y combustión.

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