Angustia, miedo y presión: los factores que debe enfrentar Colo Colo para levantarse

Otra de las imágenes de desazón que dejó el empate albo en Rancagua. Foto: AGENCIAUNO.

¿Cómo se despierta en tres días un equipo hundido? María José Martínez, ex psicóloga deportiva del Cacique, analiza el presente anímico de los albos y sugiere una serie de acciones concretas para recuperar a un plantel destruido tras confirmar su presencia en el partido por la permanencia.



Este miércoles, Colo Colo se enfrentará a lo desconocido en el estadio Fiscal de Talca. Un partido que jamás había disputado en sus casi 96 años de existencia y que hoy lo tiene con el alma en vilo ante la posibilidad concreta de un inédito descenso. ¿Cómo se levanta en solo tres días un equipo hundido? Es la interrogante que surge de forma natural tras consumarse el descalabro en el último minuto de Rancagua y que obliga al Cacique a jugarse todo en un duelo único ante Universidad de Concepción.

Alguien que conoce bien la realidad del Monumental es la psicóloga deportiva María José Martínez, quien estuvo durante ocho años en el cuadro de Macul, donde también enfrentó periodos difíciles, aunque nunca tan extremos como la lucha por no descender. “Trabajar en Colo Colo es hacerlo con una presión distinta. Yo entré con Ivo Basay, y el equipo llevaba un tiempo perdiendo. Dejé el plantel profesional cuando ganaron la 30 y de ahí me fui a las series menores, pero en un año y medio pasaron nueve técnicos”, recuerda. Además, describe lo difícil que es cuando los resultados no se dan. “Los jugadores no podían salir. Es terrible desde los resultados y en Colo Colo se genera una presión social muy fuerte, a la que se le suman las dificultades internas y dirigenciales”, señala.

Frente al delicadísimo momento que está viviendo el plantel, la profesional entrega varias recomendaciones. “Hay que decir que es muy difícil levantar a un grupo en tres días, porque el trabajo psicológico necesita un tiempo y no es mágico, porque hay que definir los procesos. Hoy lo principal es detectar individualmente qué jugadores están más ansiosos o nerviosos y trabajar con ellos desde el presente y en acciones concretas. No hay que hacerlo pensando en el pasado, porque genera tristeza y culpa, ni en el futuro, porque genera más ansiedad”, parte comentando.

En ese contexto, la terapeuta grafica con ejemplos qué ocurre en estas situaciones. “Cuando el jugador tiene miedo, no se muestra, la pelota quema y no la quieren tener. Entonces, es primordial detectar a los más angustiados para trabajar en ese temor y hacer intervención de regulación emocional del miedo o la angustia. Lo mismo ocurre con los ansiosos, que terminan apurándose en las jugadas. Es por eso que hay que hacer un trabajo individual con ellos y colectivo en cuanto al timing. Además, hay que tener buenos líderes y referentes en la cancha, que vayan regulando en la cancha cuando se pueda manifestar alguna de estas características. Para ello, se necesitan acciones concretas entrenadas y no improvisadas”, plantea.

Entre las acciones concretas, Martínez apuesta por la seguridad interna. “Hay que volver al presente desde las acciones. Trabajar en cosas para que se puedan sentir ‘en control’, y así se sientan seguros. Y, al sentirse seguros, se avanza y se genera mayor motivación”, manifiesta. Y explica que, en ese caso, el trabajo de coach (Gabriel Lama) debe estar ligado a lo técnico y táctico. “¿Por qué? Porque son las acciones que les van a devolver la confianza. Entonces, hay que detectar puntos débiles y generar acciones para volver a la conducta. Es decir, tener un repertorio conductual para cuando aparezca ese fantasma y volver a sentirme seguro. Un ejemplo simple, pero efectivo, es un buen pase”, recalca.

Pero más allá de lo que ocurra en este partido, Martínez cree que se debe cambiar de paradigma. “Cualquier crisis es una oportunidad de aprendizaje en todos los aspectos transversales del club. Desde lo dirigencial, pasando por lo formativo y el manejo. Por ejemplo, los All Blacks surgieron después de fracasos rotundos y reiterados. Eso hizo que se juntaran jugadores y referentes en un claustro para definir principios no solo deportivos, sino que de vida. En Chile, eso se ve en la Católica, que tiene una escuela de base y, más allá de los resultados, los lineamientos no cambian. Demora, sí, pero el proceso entrega frutos”, dice.

Volviendo al duelo de mañana, surge otra interrogante: ¿es más fácil vivir esto para un equipo grande o para uno más chico? La psicóloga, en este caso, advierte que todo el peso es para los albos. “En este caso súper particular, la presión está en Colo Colo porque es un grande, porque la expectativa está puesta en el que tiene mejor historia o mejor ranking. Es algo que pasa en todos los deportes. Por ejemplo, si el número uno juega una final con el 230, el 230 no tiene que demostrar nada. Colo Colo tiene que demostrar porque es Colo Colo y ahí hay una carga extra, presión social y mediática. La U de Conce, más que proponer, puede ir a aprovechar los errores del otro, ya que un error de Colo Colo puede generar una verdadera hecatombe”, concluye.

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