La metamorfosis que ensalza a Sammis Reyes en su camino a la NFL

La metamorfosis de Sammis Reyes, de basquetbolista a jugador de fútbol americano. (@sammisreyes)

La llegada del chileno a los Washington Football Team puso en la palestra la relación entre el básquetbol y el fútbol americano. ¿Es un cambio habitual? ¿Hay más casos? Sí, pero la historia del atleta nacional se diferencia de todas.



Una de las frases que más se ha escuchado desde que Sammis Reyes fuese oficializado como el primer chileno en ser parte de un equipo de la NFL, es que el oriundo de Maipú pasó de ser seleccionado nacional de baloncesto a flamante fichaje de los Washington Football Team. Un cambio de deporte que sorprende, pero que también tiene un historial en Estados Unidos.

LeBron James, mucho antes de transformarse en uno de los basquetbolistas más dominantes de la historia, jugó durante tres temporadas fútbol americano a nivel secundario. En la St. Vincent-St. Mary High School, de su natal Akron, no solo comenzó a transformarse en King James, sino que también tuvo tiempo para hacer de receptor en el equipo escolar. Allen Iverson, MVP de la NBA en 2001, también fue una estrella del ovalado durante la preparatoria. The Answer fue uno de los mejores mariscales de campo de Virginia, llevando a su escuela a las finales estatales en ambos deportes.

LeBron James jugando de receptor por St. Vincent-St. Mary (Bob DeMay/Akron Beacon Journal)

Las historias de Iverson y James no son aisladas. La dualidad deportiva muchas veces es una tónica en los establecimientos educacionales norteamericanos, inclusive alcanzando al nivel universitario. La mayor parte de los basquetbolistas con los que se compara a Sammis, por haber llegado a la NFL desde el parquet, entran en ese grupo. Tony González, Antwaan Randle El y Connor Barwin fueron reconocidos como basquetbolistas durante su paso por el college, pero también destacaron a lo largo de sus carreras juveniles en el fútbol americano. Un dato que no hace más que agrandar la hazaña conseguida por Reyes, y es que el atleta nacional tiene un historial prácticamente nulo en uno de los deportes más tradicionales de Norteamérica. Él mismo habló de su familiaridad con el deporte en una de sus tantas entrevistas posteriores a su fichaje, “solo jugué fútbol americano durante una semana en la preparatoria”.

“No recuerdo a otro jugador que haya llegado a la NFL como Sammis, sin experiencia, eso es lo grande de él. Pienso y no encuentro otro ejemplo, menos en su posición, porque está Jordan Mailata de Australia, pero él es tackle ofensivo, una posición totalmente distinta. Lo que está haciendo es realmente increíble”, comenta Eduardo Varela, analista de ESPN especializado en fútbol americano.

Llegar de otro deporte a jugar de ala cerrada no es lo mismo que hacerlo de pateador o en la línea ofensiva, y es que el puesto en el que se va a desempeñar Sammis es uno de los más complicados en el juego. La mayoría de los atletas que no practicaron la disciplina a nivel universitario y lograron llegar a la liga, lo hicieron en posiciones más simples.

Está el caso de Josh Lambo, pateador, quien fue portero de la selección juvenil estadounidense de fútbol (con quienes jugó el Mundial Sub 20 de Egipto 2009) y del Dallas FC de la MLS. Su carrera se vio truncada por las lesiones y debió inscribirse en la universidad, donde solo jugó por dos años fútbol americano. Hoy es uno de los pateadores más conocidos de la liga, desempañándose en los Jaguares de Jacksonville.

Además de Mailata, jugador de las Águilas de Filadelfia, otro australiano que llegó a la liga sin experiencia previa fue el rugbista Jarryd Hayde, quien en 2015 dejó su carrera con los Canguros y fue fichado por los San Francisco 49ers, con quienes estuvo una temporada formando parte del equipo de jugadas especiales. En 2016 volvió a Oceanía para defender a la selección de rugby seven de Fiji.

También existe una gran comitiva de atletas que llegó a la liga sin haber jugado a nivel universitario, pero sí teniendo experiencia en ligas semi profesionales o versiones adaptadas del juego. Pero lo cierto es que pese a la complejidad del puesto que tomará Sammis en Washington, el ala cerrada sigue siendo la posición predilecta para aquellos basquetbolistas que buscan una oportunidad en la NFL. “Los basquetbolistas son los mejores atletas del planeta. Son muy altos y físicos, pero también ágiles. Esto no es nada contra los tenistas, pero si uno ve a los tenistas altos como John Isner (2,08 m) o Juan Martín del Potro (1,98 m) te encuentras que son tremendos sacadores pero que no se mueven bien. Los basquetbolistas se mueven extremadamente bien, saben utilizar su cuerpo, la altura es una ventaja en todo sentido, porque además son ágiles y saltan. Esas son habilidades que el ala cerrada moderno debe tener”, agrega Varela

Además, entrega otras claves del por qué la posición es la más amigable para aquellos deportistas que vieron truncado su sueño en la NBA. “El principal trabajo del ala cerrada es saber buscar el balón y seguirlo por el aire. Los basquetbolistas son muy buenos reboteadores, por lo que tienen esa habilidad incorporada. Son dinámicos y rápidos”, concluye.

Una opinión que comparten otros conocedores del juego. Hace unos años el medio estadounidense Bleacher Report realizó una investigación para explicar por qué el baloncesto universitario se estaba transformando en un canal legítimo para la NFL. En ese escrito, el ex gerente general de los Broncos de Denver, Ted Sundquist, dijo: “La posición de ala cerrada es perfecta para ellos, en el sentido que debes tener el tamaño y la fuerza para manejar la línea de golpeo y bloquear, pero al mismo tiempo debes tener la velocidad, agilidad y equilibrio para poder separarte del defensor”.

El deportista que mejor llevó a cabo esa transformación fue Antonio Gates. El mítico ala cerrada de Los Ángeles Chargers llegó a la NFL habiendo jugado fútbol americano durante solo un año de la secundaria. A nivel universitario siempre compitió bajo el aro. Cuando el sueño de la NBA se esfumó, realizó pruebas frente a diferentes ojeadores de la liga y el equipo de California lo contrató como agente libre. Una historia muy similar a la de Reyes. Jugó toda su vida con los Cargadores, logrando ser seleccionado ocho veces para el Pro Bowl (partido de las estrellas) y llevándose cinco veces el All-Pro como mejor ala cerrada de la temporada.

Una historia que el flamante número 80 de los Washington Team buscará replicar este 2021. Un año lleno de desafíos para el primer chileno en llegar a la NFL. Luchará contra la inexperiencia, para hacerse un espacio en el equipo capitalino y demostrar que no se tiene que nacer con el ovalado entre los brazos para dominar el juego. Eduardo Varela también deja un mensaje de optimismo de cara a lo que puede lograr Sammis. “Su actitud es increíble. Lo que más me sorprendió, a parte de su estampa física, fue su mentalidad. Es algo que no tiene cualquier deportista y es una gran ventaja en esto, su experiencia de vida también lo ha ayudado, para él esto no es nada”, concluye.

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