La Roja y Moreno se toman el pulso

Gary Medel

El presidente de la ANFP se presenta por primera vez ante la Selección, con la negociación por los premios de la Copa América casi encima. Sin Fazio ni Bravo, ni siquiera hay interlocutores. Solo existe la intención dirigencial de reducir costos.



La última negociación áspera entre los jugadores de la Selección y la ANFP enfrentó en una misma habitación al capitán Claudio Bravo (35) y al vicepresidente Andrés Fazio. Fue con la Roja recién instalada en las finales de la Copa Confederaciones de Rusia 2017, con los futbolistas empoderados en su condición de campeones de América y con la clasificación al Mundial dándose casi por descontada.

Hoy no están ni Bravo ni Fazio; Rusia 2018 se vio por televisión y la escuadra nacional, se supone, está en proceso de renovación. El escenario ha cambiado, pero los premios siguen siendo un tema de discusión. La Copa América de Brasil, que comienza el 14 junio, obliga a un nuevo pacto entre jugadores y dirigentes. Y el tiempo apremia, porque la ANFP quiere cerrar un acuerdo antes del inicio del campeonato. No quieren que se repita lo de la Confederaciones ni lo de la Copa América Centenario de 2016.

Sebastián Moreno debe aterrizar hoy en San Diego, para unirse a la delegación que enfrenta mañana a México. Es la última ventana FIFA antes del certamen continental; sin embargo, en la agenda del presidente del fútbol chileno no está apuntada ninguna reunión con los jugadores para tratar este asunto, que siempre ha generado tensión.

Pasa que sin Fazio en su directiva, Moreno no tiene claro el nombre de quién asumirá el rol de negociador frente a los jugadores. En la dirigencia ni siquiera saben con qué futbolista iniciar formalmente las conversaciones. Después de la automarginación de Bravo, nadie ha tomado el papel que tenía el arquero frente a la dirigencia. Jean Beausejour y el recién nominado Gonzalo Jara asoman como nombres naturales para relevar al portero. De hecho, ya han participado en anteriores negociaciones por premios, pero en la era Rueda no han tenido continuidad para tomar un rol más protagónico ante la federación.

Vidal y Medel

Sin Bravo, el liderazgo en la Selección lo asumieron Arturo Vidal y, especialmente, Gary Medel. Estos jugadores, precisamente, llevaron adelante el último diálogo con Andrés Fazio para definir formas de pago de los premios por los amistosos disputados en 2018. Gratificaciones que quedaron establecidas en un pacto previo a las Eliminatorias para Rusia 2018, cuando Sergio Jadue vivía sus últimos días en Chile.

Un tema de menor complejidad, en relación a una tratativa por premios, pero que sí demostró el estilo inflexible de los nuevos caudillos. A diferencia de lo que sucedía con el meta del Manchester City, Vidal y Medel son del tipo se hace lo que ellos quieren, porque ellos quieren.

A Fazio le costó meses que los futbolistas lo consideraran un interlocutor válido para estos temas de dinero. Hoy en Quilín quedan cuatro directores y el presidente, quien todavía no decide si tomará él la función que cumplía su renunciado vicepresidente. Lo que sí tiene claro la directiva de la asociación es que la meta es bajar montos que se le han entregado al equipo en procesos anteriores.

Con Jadue se llevaban todo, con Salah se logró bajar en algo esa medida. Para la Copa Confederaciones 2017, los jugadores ganaron cerca del 85 por ciento del dinero que le entró a la federación por llegar a la final contra Alemania. En total, cerca de 3 millones de dólares.

En la ANFP están esperando que Brasil informe los premios que obtendrán las selecciones por jugar la fase de grupos, avanzar etapas, llegar a la final y ser campeón. El diálogo se establecerá con los emisarios que definan los futbolistas, pero el escenario es distinto debido a la renovación de nombres que ha establecido Reinaldo Rueda.

Sebastián Moreno tendrá su primer cara a cara con las estrellas de la Roja. Figuras que ya no están en lo más alto, pero que de todas formas expondrán al presidente de la ANFP a un momento tenso. Dólares más, dólares menos, esta conversación nunca ha sido tranquila.

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