Tati sigue intocable

Buljubasich, el día del récord en el antiguo Collao.

La UC imbatible cumple 15 años. La jornada en que Buljubasich superó el récord de Fournier de más tiempo seguido sin recibir un gol en el fútbol chileno. Días después, el arquero dejó la plusmarca en 1.352 minutos.



Era un equipo que se recitaba de memoria, que no variaba en su formación y que empezaba con el sólido José María Buljubasich en el arco. Su técnico era Jorge Pellicer, quien supo armar y darle funcionamiento a un plantel que entraría en la historia dorada del fútbol chileno. Se trata de la Universidad Católica de 2005, un conjunto irrepetible, campeón frente a la U en el Estadio Nacional y que impuso una nueva marca de imbatibilidad en el torneo: 1.352 minutos sin recibir un gol. Nadie ha estado ni cerca de repetirlo.

Hoy se cumplen 15 años del día en que Tati batió la anterior marca. Ocurrió en la Octava Región. Los cruzados visitaban a Universidad de Concepción en el municipal de Collao, actual Ester Roa, con el objetivo de recuperar la cima de la tabla. Sin embargo, toda la atención estaba sobre el Tati y la posibilidad de que rompiera el récord que ostentaba hasta ese momento Eduardo Fournier, quien mantuvo su valla invicta durante 1.012 minutos en Cobreloa, el año 1985.

En una tarde nublada, Buljubasich, hoy gerente técnico de la UC, saltó a la cancha con la gran oportunidad de hacer historia en el fútbol chileno, pero al mismo tiempo con una inmensa presión, ya que, a medida que los partidos pasaban, en el camarín estudiantil solo se hablaba de eso y había temor de equivocarse.

“Nunca le dimos mucha importancia a ese tema hasta que empezamos a acercarnos. Ahí le tomamos interés. Todos queríamos que se batiera el récord, porque más allá de que el foco estaba puesto en el Tati, era un logro del equipo, como él siempre lo dijo. Lógico que había una presión extra. Nadie quería fallar”, recuerda Francisco Arrué, emblema de ese plantel.

Pellicer revela un hecho inédito: “Había decidido no tocar el tema del récord jamás, pero ese día sí lo hice. Inicié la charla diciendo que nos teníamos que hacer responsables de lo que estábamos a punto de lograr, que un récord nacional no es poco, es mucho, era hacer historia y que por eso íbamos a plantear un partido distinto a lo de siempre. Les dije: salgan a dormir el partido”.

Precisamente, no hubo ocasiones claras para ninguno y el primer tiempo se fue en blanco. La UC necesitaba 50 minutos para meterse en la historia y ya solo faltaban cinco para superar a Cobreloa. El nerviosismo se notaba en la defensa cruzada. Parecía que no quedaba nada, pero todo estuvo a punto de irse al infierno.

“Quedaban como 30 segundos para el récord, cuando un desacierto, en el que Jaime Rubilar rechaza y la pelota le rebota a Mauricio Zenteno, dejó mano a mano Ricardo Viveros contra el Tati. Se me paró el corazón durante dos segundos. Me dije: ‘¡Cómo vamos a tener tan mala suerte, si estamos a nada!’. Pero Buljubasich tenía esta característica de los arqueros europeos de ir mucho con los pies, porque son muy altos, y así salvó el gol”, recuerda el técnico.

“Nos quedamos paralizados”, agrega Arrué, que aprovecha para contar una anécdota. “Luego de esa jugada, a Rubilar le pusimos ‘El Terrorista’, porque casi le hace un atentado al récord. Luego nos soltamos y ganamos 0-1 con gol de Ignacio Quinteros”, rememora, entre risas.

Viveros, el casi verdugo, aún recuerda esa jugada. “Estuve a minutos de haberle quebrado el récord al Tati. Después todos me decían lo mismo, hasta los periodistas. Él era un buen achicador”, señala.

Óscar Wirth, exmeta cruzado, tiene el cuarto mejor invicto del fútbol chileno. El finalista de la Copa Libertadores 1993 destaca al conjunto más que al propio Tati. “Era un arquero tranquilo para jugar y tenía una defensa que anduvo en un nivel importantísimo. Fue uno de los mejores campeonatos de Zenteno, entonces suma todo, los aciertos del arquero y la eficiencia de los compañeros”, apunta.

Al final, la UC logró estar 14 partidos sin recibir goles y completó 1.352 minutos. La seguidilla la cortó Renato Ramos, de penal, con Everton, en Sausalito, pero el hito ya era de los de la franja. Y lo será por mucho tiempo, advierte Pellicer. “Es muy difícil que lo vuelvan a batir. Se logró un funcionamiento casi perfecto. El mérito es colectivo, es total. El Tati, la persona fue fundamental, pero el logro es de la mecánica del equipo, de Zenteno, de Facundo Imboden, Rubilar, de todos”, cierra el entrenador.

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