Agustín Squella: “He constatado que puede haber muchos más acuerdos de los que pensábamos en temas constitucionales importantes”

01.12.2015 AGUSTIN SQUELLA NARDUCCI -ABOGADO - PERIODISTA - ESCRITOR - ACADEMICO - RETRATOS - ENTREVISTA MARCELO SEGURA / LA TERCERA

A una semana de debutar como constituyente, el Premio Nacional de Humanidades confiesa sentirse “un poco abrumado por la responsabilidad”, pero optimista. Tras conversar con sus pares “de las más diversas tendencias”, cree que no será difícil llegar a consensos en temas trascendentales, como pasar a un régimen semipresidencial, tener un Estado descentralizado y un robusto capítulo de derechos fundamentales, incluidos sociales.


Sin duda, Agustín Squella Narducci (77) posee uno de los currículum más abultados de los 155 miembros de la Convención Constitucional. Abogado, doctor en Derecho, profesor en las universidades de Valparaíso (de la que fue su rector entre 1990 y 1998) y Diego Portales, periodista, columnista y escritor (ha publicado más de una docena de libros). Fue asesor en el gobierno de Ricardo Lagos y en 2009 obtuvo el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales.

Sin embargo, y a pesar de que su nombre sonó bastante en los tiempos previos a la elección, aquí señala que no cuenta con las capacidades para presidir la convención. Eso sí, tiene bien delineado por dónde quiere partir aportando: “No creo tener todas las condiciones que se requerirán para esa importante y delicada función. Me gustaría concentrarme en el primer capítulo de la nueva Constitución, de principios generales, y en el de derechos y deberes fundamentales”.

Fanático del fútbol, del Wanderers de Valparaíso y de la hípica, el académico utiliza varios términos deportivos al expresarse en temas complejos, como los que le tocará discutir en los próximos meses. Por ejemplo, cuenta que desde que fue electo por el distrito 7 (Valparaíso, Concón, Viña del Mar, Algarrobo, Cartagena, Casablanca, El Quisco, El Tabo, San Antonio, Santo Domingo, Isla de Pascua y Juan Fernández), el 16 de mayo, en la Lista del Apruebo en un cupo del Partido Liberal, ha realizado un fuerte “precalentamiento” para llegar en la mejor forma a la convención, que debuta el próximo domingo 4 de julio, a las 10 horas, en la sede del Congreso en Santiago.

-Cómo se siente a una semana de salir a la cancha?

-Algo abrumado por la responsabilidad que recae sobre un hombre ya mayor, cuyos principales placeres -dar clases, leer, escribir, caminar, pasar tiempo en los cafés y estar en el hipódromo- tendrán que ser pospuestos. He estado leyendo, conociendo y conversando con otros constituyentes de las más diversas ideas, grupos y tendencias, e intercambiando ideas con la mayoría de los representantes de mi distrito. También he conversado mucho con amigos, con Ricardo Lagos especialmente. En todo caso, el problema es que, tras definirme como liberal de izquierda, algunos amigos de izquierda se echan atrás ante la primera de esas palabras, mientras que los de derecha se espantan con la segunda.

-Un día después de ser electo, usted se manifestó preocupado por “el clima político crispado” en que debutaría la convención. ¿Hoy, luego de participar en varios encuentros con sus pares constituyentes, cuáles son sus temores?

-Temores, ninguno; sí preocupaciones, y la principal es que, desde el día mismo de su instalación, la convención, sus integrantes y los grupos que se han formado a su interior estemos realmente a la altura de la tarea que el país puso en nuestras manos. Mantengo mi preocupación por la desmesura, crispación, exigencias, afanes de figuración y cálculos personales. Pero, a la vez, al menos en privado, la gran mayoría de los constituyentes con los que he conversado están en una muy buena disposición y con clara conciencia de cuál es nuestra tarea.

-¿Por qué cree que en privado los convencionales se ven más propensos al diálogo que públicamente?

-Porque a veces la corrección política y la genuflexión a las modas y manías de turno parecen obligar a algunos constituyentes a aparecer en público mucho más duros de lo que realmente son. En la izquierda, y en general en el progresismo chileno, hay a veces un cierto complejo de no ser teñido suficientemente de izquierda y de ser calificado de amarillo.

-Se ha hablado mucho de la fuerza que tendrán los independientes, pero lo cierto es que no todos piensan ni representan lo mismo…

-Claro que no. Decir que uno es independiente, como es mi caso, es decir que no se milita en ningún partido, pero esa es una definición muy pobre desde un punto de vista político. Quienes no militamos tenemos a veces ideas políticas muy distintas y son estas las que finalmente cuentan.

-¿Con qué sorpresas se ha encontrado en los diversos encuentros que ha tenido con sus próximos compañeros en la convención?

-Con ninguna sorpresa en especial, salvo constatar que puede haber muchos más acuerdos de los que pensábamos sobre temas constitucionales importantes, como pasar a un régimen político presidencial moderado o semipresidencial, pero no parlamentario. También pienso que habrá acuerdo en un Estado unitario, es decir, no federal, aunque suficientemente descentralizado. Noto también consenso en un robusto capítulo de derechos fundamentales, incluidos derechos sociales, sin consenso en cuanto a las garantías o tutelas para estos últimos. Percibo una gran apertura a modalidades de democracia directa que complementen la democracia representativa que seguiremos teniendo. Un Estado democrático de derecho, desde luego, aunque muchos seremos de opinión que ese Estado debe ser también social. Acuerdo también en una mejor distribución del poder político, tanto territorialmente como institucionalmente entre Presidencia de la República y Congreso Nacional. Considero que habrá acuerdo en la existencia de un control de constitucionalidad de las leyes, aunque con importantes modificaciones al Tribunal Constitucional o entregando ese control a la Corte Suprema.

-¿Cuál ha sido su impresión de los representantes de la Lista del Pueblo, ha tenido afinidad con alguien en especial?

-Que es un grupo mucho más heterogéneo de lo que parece a primera vista. Lo que hay en él, como en todos lados, son personas, individualidades, con distintas biografías que van a pensar y a actuar por sí mismas y no bajo las órdenes de alguna jefatura. Sobre su segunda pregunta, me asilo en la regla del fútbol: a la pelota, no al jugador.

-Pero, por ejemplo, ¿ha conversado con Giovanna Grandón, más conocida como la Tía Pikachu?

Durante la campaña participamos en un conversatorio con ella y me dejó una buena impresión.

“Ningún poder democrático puede funcionar sin reglas”

-Existe inquietud por la redacción del reglamento, ¿usted la comparte?

-El reglamento será muy importante para nuestro trabajo y me gustaría que no demoráramos más de un mes en tenerlo listo y consensuado. Hay varios informes locales y documentos internacionales que podrían ayudarnos a hacer eso con prontitud.

-Algunos partidos y movimientos, entre ellos el PC, han señalado que el Congreso podría cambiar algunas normas de la actual Constitución que afectan al desarrollo de la convención.

-El Congreso Nacional, que fue el que estableció las reglas, es el único que puede cambiarlas, ya se trate del Congreso actual o del futuro. Estas reglas las hemos venido aplicando sin restarles legitimidad y sería un grave error de la convención dilatar la aprobación de su reglamento para permanecer al aguaite de cómo queda el próximo Parlamento. Esa sería una tan mala práctica, como las que venimos criticando hace mucho a la actual clase política.

-Algunos constituyentes también han rechazado subordinarse al Acuerdo por la Paz, al quórum de los 2/3, y han dicho ser partidarios de revisar las reglas. ¿Usted estaría disponible para eso?

No lo estoy. No hay tal subordinación al Acuerdo por la Paz, sino a tres reformas constitucionales que vinieron después y que están en aplicación hace rato: en el plebiscito del Apruebo, en la conformación de la convención, en la elección de los constituyentes. Ningún poder democrático puede funcionar sin reglas.

-Un grupo importante exige, por ejemplo, “la liberación de los presos políticos” del estallido social.

-Lo más insólito en esto es la diversidad de cifras que hay respecto de personas que permanecen privadas de libertad. La Corte Suprema está haciendo un estudio al respecto y tengo confianza en el informe que entregará al país. Por lo demás, el problema en Chile es el abuso generalizado de la prisión preventiva como medida cautelar y el similar abuso de las penas privativas de libertad que deben cumplirse en recintos carcelarios. Tener a una persona en alguno de estos no es privarla solo de libertad, es condenarla al hacinamiento, a la inseguridad, a la pérdida de su trabajo o la interrupción de sus estudios, al aislamiento de su familia y amigos.

-Un tema que se debate es la influencia de las redes sociales. ¿Es posible que los convencionales se puedan abstraer de eso?

-Ojalá las redes sociales sirvan para que los ciudadanos se comuniquen realmente con la convención y la acompañen y no meramente para tuitearle. Twitter conecta, pero no comunica.

-En otro tema, ¿cómo observa la carrera presidencial?

-Con muchos más pingos corriendo de los que estarán finalmente en el partidor, como decimos los hípicos antes de un Derby, y algunos de ellos con un muy escaso sentido de la realidad en cuanto a las posibilidades que tienen.

-A su juicio, ¿es legítimo que en sus campañas los presidenciables opinen sobre el trabajo de la asamblea o no deberían inmiscuirse?

Todos tienen derecho a opinar, desde luego, pero ojalá se abstengan de interferir en el trabajo de la convención. Esta tiene una labor de cara al futuro, estudiar, debatir, concordar, redactar y proponer al país una nueva Constitución, mire usted cuántos verbos hay allí. Y los presidenciables, gobiernos, autoridades administrativas y el Congreso Nacional tienen ya bastante con ocuparse del presente, de la pandemia y sus gravísimos efectos. Mejoren en ese sentido y no se pongan a pautear a la convención.

-No un candidato, pero un presidente de partido (Francisco Chahuán, de RN), desclasificó esta semana gestiones con Unidad Constituyente para conseguir un tercio en la convención…

-Se cayó no más el senador Chahuán y entiendo que ya fue corregido por los constituyentes de su propio partido.

“A veces la corrección política parece obligar a algunos constituyentes a aparecer en público mucho más duros de lo que realmente son”.

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