Cuarentena de Covid-19 en Europa: Consejos desde el futuro

Un vendedor de pan, este martes en Roma. Foto: AFP

Italia, España y Francia concentran casi la mitad de las muertes por Covid-19 lo que llevó a sus autoridades a tomar medidas drásticas para controlar la propagación del virus. ¿Cómo viven estos países su aislamiento preventivo? La Tercera Domingo contactó a residentes de esos países para conocer sus cambios de hábitos y recomendaciones ante una pandemia que, al cierre de esta edición, registraba 284.566 contagiados en el mundo y 537 afectados en Chile.


Cerca de la mitad de las muertes causadas por el virus Covid-19 en el mundo ocurrieron en Italia, España y Francia, según los reportes de la universidad estadounidense Johns Hopkins. De los 290 mil contagios confirmados y 11.868 decesos a nivel mundial –al cierre de este reportaje–, estos tres países concentran 5.857 fallecidos, lo que llevó a sus autoridades a tomar medidas drásticas para frenar los contagios y evitar nuevas muertes. El cierre de sus fronteras y la cuarentena obligatoria de sus habitantes fueron algunas de ellas.

¿Cómo se vive en estos países el aislamiento preventivo? La Tercera contactó a un grupo de residentes de estos tres países para conocer cómo viven el confinamiento impuesto por sus autoridades, las dificultades detrás de este proceso y sus recomendaciones para quienes, en Chile, aún no comprenden la real magnitud de la pandemia que, incluso, podría llevar al gobierno a seguir los pasos de sus pares europeos, en la eventualidad de que los contagios mantengan su tendencia al alza.

Un técnico en enfermería español que el viernes dio positivo en el examen de Covid-19; residentes de Roma y Milán, esta última la ciudad más golpeada con los contagios por el virus, y habitantes de ciudades francesas afectadas por la pandemia son parte de los testimonios que revelan el impacto transversal que ha tenido esta enfermedad en distintos ámbitos: la vida privada de las personas, el daño a la economía local y las críticas al manejo que han tenido las autoridades para frenar la propagación del virus.

Josep Antoni Naranjo (Barcelona): “Debemos evitar tener nuestra vida cotidiana”

Los resultados de su examen los conoció la tarde del viernes. Desde su residencia en Badalona, España, el técnico en enfermería Josep Antoni (32) se sumó a la lista de 25.374 contagiados con el virus Covid-19. Por su rol en el servicio de salud, hoy Antoni debe estar lejos de los hospitales, pese a lo relevante de su trabajo en la central de ambulancias de Barcelona.

“España no tomó las medidas correctas y más rápidas posibles, ya que teniendo conocimiento de que China se encontraba en confinamiento y también teniendo a nuestro país vecino, Italia, fueron escasos en actuar y fueron muy lentos en poder evitar esta propagación del virus en el cual ya somos casi 20 mil infectados de este virus”, se lamenta.

Los contagios por Covid-19 llevaron a España a transformarse en el tercer país con más afectados en el mundo, detrás de China (81.304) e Italia (47.021). De ahí que el profesional de la salud deberá mantenerse alejado de los hospitales hasta abril, tras lo cual se deberá realizar un nuevo test que revele su condición de salud.

Por ello, dice, “mi recomendación para la gente que actualmente está en proceso de aislamiento o confinamiento, lo que le diría es que, por favor, colaboren con las autoridades, que no se expongan a salir al exterior para no contagiarse ni facilitar la propagación del mismo. Es muy importante que tomemos conciencia de que es un virus, tiene muchísima facilidad de contagio y de propagación, por lo que debemos evitar tener nuestra vida cotidiana”.

Reconoce que pese a que “realmente lo estoy pasando mal durante el confinamiento”, la medida preventiva apunta a conseguir un bien social y no a sus intereses particulares.


Felipe Climent (Madrid): “Es injusto que haya gente que le dé igual y propague el virus”

Hace nueve días, el restaurante del español Felipe Climent (41) y la chef chilena Macarena Reyes (38), ubicado en Alcalá de Henares, tuvo que cerrar. Para proteger su negocio, la pareja se acogió a una “regulación temporal de empleo”, que puso a disposición el gobierno para pymes y trabajadores independientes españoles.

Pero eso no es lo que más les preocupa: desde entonces tienen a tres trabajadores bajo sospecha de estar infectados con Covid-19, los que están aislados en sus casas y solo serán visitados por profesionales médicos si su situación médica se vuelve crítica. “Frente a esta cantidad y gravedad de enfermos, todos al mismo tiempo, es evidente que no hay medios suficientes, ni respiradores, ni camas. Creo que en eso está todo el mundo igual”, dice Climent.

Por eso, añade, está en desacuerdo con que la cuarentena no sea uniforme para todos, ya que hay muchos sectores que siguen trabajando y ocupando el transporte público.

Tras el cierre obligado de su local, aprovecha para leer y tocar la guitarra junto a un amigo, a través de videollamadas. Macarena, la chef chilena, quien antes de la cuarentena iba a clases de baile, recibe ahora las instrucciones de su profesora de manera remota. “Todos los días ella da las pautas en Instagram y luego cada estudiante sube su video y lo etiqueta con #yobailoencasa. Nos entretiene un buen rato”, cuenta. “Bueno, siempre nos quejamos de que no tenemos tiempo para nada y ahora lo tenemos”, agrega Felipe.

Carlo Brusadelli (Lecco): “Comprar una vez por semana”

“La parte más difícil de vivir la cuarentena solo, en casa, fue el primer día de salir a comprar. No estaba listo para afrontar una situación así”, recuerda Carlo Brusadelli, joven italiano residente de la ciudad de Lecco, en la región de Lombardía, una de las zonas más golpeadas por el Covid-19, donde lleva 10 días confinado por orden de las autoridades sanitarias.

Cuando se decretó la medida por el incremento de infectados y fallecidos, recuerda, la falta de insumos básicos afectó a sus 48 mil habitantes:

Esto inútilmente, agrega, “porque nuestro gobierno ha permitido que la distribución se mantenga. Por eso, aconsejo a las personas en Chile hacer las compras tal vez una vez a la semana y comprar lo que sirve para esa semana”.

Desde su residencia en Lecco, Brusadelli ha visto lo que ocurre en Chile, donde mantiene amigos. Por ello, dice, “a una persona actualmente en cuarentena en Chile le recomendaría salir lo menos posible y evitar los lugares concurridos cuando lo hagan”.

Ahora, lo más complejo de vivir solo el aislamiento es el aburrimiento y la soledad. Una de las lecciones de estar lejos de su entorno, producto del aislamiento preventivo, es “no dar por descontado el afecto de nuestra familia, de las personas que queremos bien, porque cuando faltan se sienten. Lo que más me ha golpeado es la pronta difusión del virus”.


Elena Funari (Roma): “Estar las 24 horas con la misma persona es complicado”

Elena Funari vive en Roma y hace siete días que está en cuarentena. Las horas de aislamiento social, dice, han sido una de las principales causales de estrés mientras cumple con la medida junto a su esposo y su mascota: “Un problema es la libertad de no saber qué hacer todo el día en el encierro. En la casa lo importante es estar bien con la persona con la que se vive, pero en este período de la vida de todos, estar las 24 horas con la misma persona es complicado”, asegura.

Para evitar el contagio, las videollamadas han sido su mejor aliado y también su forma de mantener los lazos intactos durante la pandemia que, en Italia, ha afectado a 47.021 personas.

“Este es un momento muy particular para todos. Ahora somos todos iguales, no estamos solos. Eso es muy importante, porque es la primera vez en el mundo que estamos juntos, en la misma situación”, dice. Las horas de aislamiento, además, le han permitido reflexionar sobre las oportunidades que deja esta crisis:

Uno de los momentos complejos que vivió en su ciudad, al igual que ocurrió en Chile tras la confirmación de casos de Covid-19 a nivel nacional, fue el acaparamiento de comida e insumos de desinfección. Según Funari, en Roma hubo personas que compraron en exceso, pese a no tener “problemas de alimentación, porque tenemos todo abierto (los locales comerciales), no tenemos problemas para comer, pero es un problema italiano, que tienen miedo de que mañana se cierre todo”, asegura.

Pese a las complicaciones que generó esta situación, Funari recalca que la prioridad frente a la pandemia es “quedarse en casa, por tu familia, por tus amigos, por todos, permanece en casa”.


Kenneth Bunker (Milán): “Podremos encontrar formas de ser mejor con el prójimo”

Llegó a vivir a Milán, Italia, en septiembre de 2019 para trabajar en el área de investigación académica de la Universidad de Milán. Y solo cinco meses después, los planes del cientista político chileno Kenneth Bunker cambiaron de forma radical: dejó las aulas el 23 de febrero para encerrarse en el departamento que habita en calle via Felice Belloti, ya que la diabetes que padece lo sitúa en la “población de riesgo”.

Sin embargo, las 366 muertes que en esa fecha causó el Covid-19 llevaron al gobierno italiano a decretar la cuarentena obligatoria de 16 millones de personas en la región de Lombardía y 14 provincias del país.

“Para salir tienes que tener un certificado, de lo contrario te multan”, detalla Bunker. Una urgencia médica o un reabastecimiento de comida o de artículos de aseo en supermercados son algunas de las razones por las que el gobierno autoriza el cese temporal del aislamiento preventivo decretado el 8 de marzo para los 3,2 millones de habitantes de esa ciudad.

El cientista político grabó este video, desde su balcón, hace unos días:

¿Cuáles son sus recomendaciones para quienes recién comienzan su cuarentena en Chile? Al cumplir 28 días de alejamiento social, el cientista político y analista electoral dice que la clave está en “armarse de paciencia. Dejar a las autoridades trabajar y avanzar. Uno puede cooperar manteniéndose en la casa, evitando aglomeraciones. Manteniéndose sano. Permitiendo que los sistemas de salud se mantengan ágiles”, enfatiza.

Además, asegura que uno de los episodios complejos de cumplir una cuarentena lejos de Chile es “no saber qué va a pasar hacia adelante. Si fuera un mes en cuarentena, uno se puede preparar. Pero no saber qué va pasar es una inevitable fuente de angustia”. Y una de las lecciones que, dice, aprendió a raíz de esta pandemia mundial fue “la fragilidad de la vida humana. Quizás algunos podremos encontrar formas de ser mejor con el prójimo. Incrementar nuestros sentidos de comunidad”.


Daniela Novoa (Milán): “Cuando todo empezó nadie le dio la importancia necesaria”

La primera reflexión que Daniela Novoa, gerenta de una tienda de moda, hace al recordar la rapidez con que se propagó el virus Covid-19 en Milán, la resume con una escena: “Cuando todo empezó nadie le dio la importancia necesaria (yo tampoco). Un par de semanas atrás el alcalde de Milán (Giuseppe Sala) compartía la campaña #Milanononsiferma (Milán no para), una invitación a seguir saliendo, a hacer aperitivo después del trabajo”.

Hace 15 días que se mantiene en cuarentena junto a su hija Matilde, de siete meses, y a su esposo, Sebastiano. Desde el segundo piso de su departamento de calle via Vincenzo Russo, en Milán, donde llegó a vivir en 2011, la profesional chilena dice que en esa ciudad -ubicada a 12 mil kilómetros de Santiago- es común ver a “mucha gente volviéndose loca por no poder salir y rompiendo la cuarentena por no controlarse. Hay que acordarse que en el mundo hay situaciones harto peores y una salida inútil puede significar, sin exagerar, que alguien se muera por tu culpa”.

Vista desde el balcón de Daniela Novoa en Milán.

Los cambios de conducta que, dice, ha visto en la población no han sido gratuitos: “Me ha impactado la rapidez con la que avanza el virus y cómo va cambiando la situación. Ves país por país en Europa cómo pasan de incrédulos, a reírse del que se fue a cuarentena, a tener miedo ellos también y repetir las mismas medidas”.

Según las autoridades italianas, hasta el sábado, 4.032 personas habían muerto en el país, de los cuales más de 2.000 vivían en la región de Lombardía, cuya capital es Milán. “Creo que deberían cerrar las oficinas y las industrias al menos por unos días, obviamente hay presiones económicas que, por ahora, tienen a una buena parte de la población aún circulando, pero con los últimos números no veo otra alternativa (ayer tuvimos récord mundial de muertes, algo que nadie jamás se habría imaginado)”, detalla.

Uno de los problemas que enfrentó la ciudad fue el acaparamiento de productos, es decir, personas que compraban en exceso para abastecerse de comida e insumos de aseo. “Al inicio estaba la paranoia de que se estaban acabando el cloro y los desinfectantes. Yo tengo una hija chica y ya antes era un poco germofóbica, entonces tenía un buen stock de alcohol gel, que aparentemente ahora vale su peso en oro. A veces cuesta encontrar harina y levadura, pero no nos ha faltado nada”, dice.

Lauriane Murga (París): “Es difícil hacerles entender a los niños que no hay que dar besos”

Desde el pasado martes que en Francia rige un aislamiento casi total para sus habitantes. Lauriane Murga (34) es periodista en un canal de televisión y su trabajo es considerado “esencial”, lo que le permite salir algunas horas al día. En ese trayecto ha podido ver las calles de París casi vacías. “Es impresionante. Por ejemplo, en la Torre Eiffel ya no hay turistas”, cuenta.

Aunque hoy los parisinos adoptaron la costumbre de lavarse frecuentemente las manos y respetar la distancia de un metro entre cada persona, la periodista no cree que “sea una cuarentena muy respetada, y aún muchos salen a pasear a los parques”. Esto, a pesar de la facultad que tiene la policía para controlar a las personas en las calles.

Cuando no está trabajando, Murga cumple la cuarentena en el departamento que habita junto a su marido y sus dos hijos, de tres y ocho años. “Hay mucho que hacer en la casa, limpiar, cocinar, pero además entretener a los niños y seguir con las clases. Es un poco complicado”, dice. Ellos entienden por qué no pueden salir, lo difícil es que dejen de dar besos y abrazarse, porque “siempre están pidiendo cariño y contacto físico”.

Tras llevar semanas en la cobertura del coronavirus, la profesional cree que el gobierno francés tardó demasiado en tomar medidas y que estas no son suficientemente estrictas. Como pasó en otros países, dice, “se demoraron mucho en ver la crisis sanitaria que estaba llegando”.


Sally Campusano (Briançon): “Vaciaron los supermercados como si estuviéramos en guerra”

Siete días han pasado desde que las autoridades francesas decretaron la cuarentena nacional y el cierre de sus fronteras. La muerte de 450 personas y el contagio de otras 12.483, hasta ayer, fueron la razón para ejecutar la medida que, hasta hoy, mantiene en confinamiento preventivo a Sally Campusano (38), actriz chilena que reside hace 11 años en la ciudad de Briançon, cuya población no supera los 12 mil habitantes.

Su marido, Benjamín Messier (41), es asistente social y actualmente trabaja en una “Casa de niños” (una especie de Sename francés). El jueves les informaron que una de las niñas de la residencia estaba con sospecha de tener el Covid-19, lo que preocupó a la pareja, porque ellos tienen un hijo de tres años, quien “aprendió la palabra coronavirus y la identifica en las conversaciones”, cuenta la chilena.

Sin embargo, Messier se toma la situación con calma. “Yo voy a mi trabajo con normalidad e intentamos mantener entretenidos a los niños en el encierro. Pero sí, la gente tiene miedo y al comienzo vaciaron los supermercados como si estuviéramos en guerra”, relata.

Feria improvisada que los productores locales de Briançon organizaron en respuesta a la decisión del gobierno del cerrar el mercado, pero sí mantener abierto los supermercados.

Para dejar sus hogares, los franceses deben andar con una declaración simple. “Indicas en el papel la razón de la salida y, si te controla la policía, la tienes que entregar”. Así se controlan las salidas injustificadas y aseguran la restricción de asistir a lugares masivos. En ese contexto, los productores locales organizaron una feria, porque no tienen dónde llevar sus productos, cuenta Campusano. “Se rebelaron, porque autorizaron a los supermercados a seguir abiertos, pero prohibieron el mercado. Entonces, toda la gente que tiene granjas con frutas, verduras y productos animales se quedaron sin espacio para vender”.

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