Ximena Rincón: “Espero poner en marzo la banda presidencial a Yasna Provoste”

Foto: Dedvi Missene

Esta semana todo acontenció muy rápido para la senadora por el Maule. Se reconcilió con Yasna Provoste, a quien sucedió en la presidencia de la Cámara Alta -con el apoyo clave de sus pares, que meses atrás se opusieron a su candidatura presidencial- y se reunió con Sebastián Piñera para ver los lineamientos que tendrá el Presupuesto de la Nación 2022, cuya discusión se prevé compleja.


Seguidora del líder democratacristiano Gabriel Valdés (1919-2011), por quien ella se la jugó con todo para que fuese el primer presidente de la transición, Ximena Rincón (53) pensó en él este miércoles cuando asumió la presidencia del Senado, tal como su mentor en 1990. “Yo estaba en la JDC en ese tiempo, lo admiraba profundamente y era muy valdesista. Todo el mundo se pregunta por qué él no fue presidente de la República, pero (Patricio) Aylwin fue un gran gobernante”.

Quizás esta semana usted sintió lo mismo que él, es decir, orgullosa de alcanzar el segundo puesto más importante del país, pero pensando en que podría haber sido candidata presidencial.

Hay una frase que he repetido estos días: “Si quieres que Dios se ría, cuéntale tus planes”. Porque mi plan nunca fue éste (ser presidenta del Senado), pero fue y, desde la presidencial del Senado, haré mi mayor esfuerzo, tal como lo hizo Gabriel Valdés en su tiempo, para lograr unidad en proyectos relevantes para el país que hoy se discuten y representando muy bien no sólo a mi Región del Maule, sino que a todas las regiones.

Sólo en política podría pasar que de un día para otro usted haya pasado de enfrentar a Yasna Provoste en su campaña, a respaldarla sentidamente…

Yo nunca enfrenté a la senadora Provoste (se apura en precisar Rincón).

El 6 de agosto, en pleno despegue de la candidatura de Provoste, usted presentó el que habría sido su programa de gobierno.

Yo ese día cerré un ciclo. Nosotros habíamos hecho un trabajo en todo el país, junto a más de mil profesionales y técnicos, independientes y del mundo de la Democracia Cristiana y, pese a haberme salido (de la carrera presidencial), todos me preguntaban “¿qué pasó con el programa?, ¿en qué quedó todo ese trabajo?” . Creo que lo justo era cerrar ese capítulo, poner el programa a disposición y dar las gracias, que creo que es algo que no hacemos muy seguido, dar las gracias a los que confiaron y trabajaron por mí.

Tenía mucha confianza en que podía llegar a La Moneda. ¿Por ello su bajada fue tan dolorosa como reconoció después?

Lo que recogíamos en el camino, en las regiones, en los recorridos por distintas comunas, en reuniones y entrevistas, me hacían tener convicción de aquello. La verdad es que cuando hago las cosas, las hago con profunda convicción y con todos los riesgos que significa. Planifiqué un camino con tiempo, hubo una elección, luego una nominación, pero bueno, las cosas son como son.

El 11 de marzo del próximo año le tocará poner la banda al próximo presidente o presidenta del país.

Yo espero ponerle la banda presidencial a Yasna Provoste, que es la candidata de nuestra coalición. La ciudadanía será la que decida.

¿Por qué la ciudadanía debería confiar en una coalición (ex Unidad Constituyente, hoy Nuevo Pacto Social) con el nivel de desorden que se ha visto en los últimos meses?

Estamos en una época en el mundo, y Chile no es la excepción, de profundas transformaciones. Estamos en medio de un proceso constituyente, en medio de una campaña presidencial y parlamentaria, donde se pondrá fin al sistema binominal, al terminar de renovarse la otra mitad del Senado. Y las épocas de cambios tienen estas cosas complejas, tienen incertidumbres, desafíos, ajustes. Al final, creo que la ciudadanía debe mirar cuál es la propuesta que más la convoca, la que le da más certezas, seguridad y la invita a soñar con un mejor país.

Imagino que compartió harto con Sebastián Sichel en la DC, con quien tiene menos de 10 años de diferencia.

Sí, compartí mucho con Sebastián Iglesias en la DC (Rincón nombra el anterior apellido del hoy candidato, que se cambió en 2018 al conocer a su padre biológico). De hecho, lo apoyé cuando fue candidato a diputado en 2013. Pero bueno, eso es parte de las transformaciones de la gente. Sebastián se fue de la Democracia Cristiana, después estuvo en Ciudadanos, fue ministro del gobierno de Sebastián Piñera y hoy es candidato de ese pacto.

¿Cómo observa la candidatura de Gabriel Boric?

Gabriel es una persona que está partiendo en política y creo que es un liderazgo joven que tiene legítimas aspiraciones presidenciales. Lo conozco desde hace muchos años, porque aparte de ser hijo de un dirigente democratacristiano de Magallanes, es amigo de mi hija (Valentina).

O sea, en esta elección compite una DC (Provoste), un hijo de un DC (Boric) y un ex DC (Sichel)…

Mira tú, como la DC está marcando las próximas elecciones presidenciales.

“Nos han dado por muertos, pero estamos más vivos que nunca”, afirmó la presidenta de su partido, Carmen Frei, tras el triunfo de Provoste. ¿Comparte ese optimismo?

Es que nunca he visto muerta a la DC, y lo digo por mi trabajo en el territorio, que es permanente y constante. Si no, no hubiese ganado las primarias internas. Sí creo que falta darle un sello de modernidad al partido, ponerle más juventud al rostro de la Democracia Cristiana, que sí lo tiene en el territorio, que lo tienen sus alcaldes, concejales y gobernadores regionales. Mi gobernadora regional (Cristina Bravo) es democratacristiana y una mujer joven, comprometida, de terreno, que tuvo una tremenda votación. Falta mostrar más esos rostros.

La historiadora Isabel Torres Dujisin señalaba ayer en La Tercera que la falta de liderazgos jóvenes en la DC se relaciona con una tendencia actual a la polaridad, en que “los jóvenes se definen hoy de izquierda o de derecha”.

Como le decía, no es que hoy no existan liderazgos jóvenes en la DC, existen muchos, pero hay que mostrarlos. El gobernador de Arica, Jorge Díaz, por ejemplo, es un profesional joven que ganó la gobernación, pero no lo conocemos, porque lamentablemente en nuestro país tendemos al centralismo, económico, social y político. Yo soy de Concepción, pero tuve la oportunidad de que me conociera el país, porque en su momento el Presidente (Ricardo) Lagos me vio como una líder que podía ser importante para su gobierno y me potenció nombrándome intendenta de Santiago. Eso mismo tenemos que hacer hoy. Hoy los jóvenes se mueven por causas y lo puedes apreciar en cómo se han tomado espacios como Techo, el Servicio Jesuita Migrante y movimientos de ayuda territorial. A los jóvenes los mueven hoy las causas y a la política le hace falta ponerle causas.

¿Le gustaría presidir su partido?

No es un tema que esté hoy día en las definiciones. Hoy estamos como presidenta del Senado absolutamente dedicada a esa tarea y a articular la unidad de la oposición, pero también la unidad del Senado para sacar leyes muy importantes.

“No sé si hay sentimiento de culpa o no”

¿Pensó en renunciar a la DC cuando la empujaron fuera de la carrera presidencial?

Hice el proceso de guardar silencio, reflexionar, analizar lo que había pasado, pero nunca pensé en renunciar, porque la DC es mi partido de toda la vida, el de mis padres, y creo profundamente en sus principios y convicciones. Lo que me pasó tiene que ver con lo que líderes de otros partidos hicieron y algunos líderes de mi partido aceptaron, pero no puedo responsabilizar a la DC de aquello.

¿Por qué cree que líderes de partidos-socios quisieron bajarla de una eventual primaria legal o una primera vuelta?

De repente hay mucho temor de algunos políticos de enfrentar las decisiones ciudadanas y se dejan llevar por otros datos que no han sido muy certeros en el último tiempo. Vieron un liderazgo potente, fuerte, que lo había hecho bien, con un rol fuerte en el Senado y, bueno, paso lo que pasó.

¿Ha conversado con los senadores que se han mencionado -en crónicas políticas- como parte esa operación? Me refiero a J. Quintana (PPD), A. Elizalde (PS) y G. Girardi (PPD).

No he conversado con ellos, no ha habido tiempo. Piensa que asumí recién hace 48 horas la conducción del Senado y no he parado imponiéndome en los temas propios del cargo. Ya llegará el minuto en que conversaremos.

Estos tres senadores, especialmente Girardi, se la jugaron porque usted sucediera a Provoste en la Cámara Alta. ¿Sentimiento de culpa, quizás?

No sé si hay sentimiento de culpa o no. Yo creo que se entiende la necesidad de tener unidad hoy en nuestra coalición, y en ese sentido fue un acuerdo cerrado para que presidiera el Senado, que cerró algo que había empezado a instalarse en los medios de comunicación, en orden a que yo tenía un veto para asumir este cargo (...). Hoy mi principal objetivo es, como he dicho, sacar adelante una cargada agenda que se haga cargo de resolver los problemas de la ciudadanía y de articular no solo a la oposición en el Senado en un trabajo unitario, sino que lograr consensos con los senadores oficialistas. Más aún cuando estamos ad portas de empezar el debate del Presupuesto de la Nación, donde se van a discutir temas muy importantes para las regiones, las pymes, las mujeres...

La discusión (política) presupuestaria que viene

Con pantalones, botas y mascarilla negra, un bolso -también negro- cruzado al cuerpo y una chaqueta de cuero marrón a la cintura, Ximena Rincón entra rauda a un café que está a una cuadra de La Moneda.

Es viernes después de almuerzo y la flamante presidenta del Senado llama la atención de un aletargado público que a esa hora disfruta el último expreso de la semana.

Viene de la Cancillería, donde se acaba de reunir con el ministro Andrés Allamand a analizar algunos internacionales que estarán en la agenda del país, tras almorzar con el Presidente Sebastián Piñera en La Moneda, en su primera reunión como jefa de la Cámara Alta.

¿Cómo estuvo el almuerzo en La Moneda?, algunos reclaman que son muy light?

Bueno, arrollado de carne del Maule con puré. Eso dijo el Presidente.

¿Y cómo estuvo la sobremesa? Porque el Presidente la invitó apenas asumió su nuevo cargo.

Muy bien. Primero fue un saludo protocolar y luego hablamos de temas coyunturales, como la reactivación económica, el empleo, las compras públicas; temas que en los próximos meses van a estar en el tapete a raíz de la discusión del Presupuesto de la Nación 2022, que este año será muy importante.

Si Provoste se puso como una interlocutora del gobierno, ¿cuál será su sello?

Nuestro esfuerzo como representantes de la ciudadanía debe ser la reactivación económica y el empleo con un acento muy fuerte en regiones y en mujeres. Estamos comenzando a percibir normalidad, pero el impacto de la pandemia -desde el punto de vista social, económico, político y sanitario- ha sido demasiado fuerte. Y son las personas más sencillas y la clase media las que han pagado más fuerte las consecuencias de lo sucedido.

Ha trascendido que el Presidente Piñera quiere ordenar las finanzas públicas reduciendo el gasto para el próximo año.

El Presidente está preocupado de no entregar un gobierno con un gran déficit fiscal. Nos hizo el análisis económico con las cifras de cuánto era el déficit que se proyectaba tras el acuerdo de protección social de junio, que eran US$ 12 mil millones. Después de esto llegó a US$ 20 mil millones, luego a US$ 25 mil millones y si el gasto continúa sería de US$ 35 mil millones. Pero ¿qué es lo que nos dicen los organismos internacionales y los expertos? Que aún tenemos espacio para mantener el nivel de endeudamiento, pensando en que este gasto estará enfocado en reactivar la economía y en generar nuevos empleos.

¿Entonces se prevé una discusión tirante, esto en plena campaña presidencial y parlamentaria?

Le dijimos al Presidente que entendemos que hay una preocupación para que no se nos dispare el gasto y el déficit, pero debe haber un equilibrio con la reinserción laboral de las personas que han perdido su empleo. Hay puestos de trabajo que no van a volver, porque se automatizó mucho lo que se hacía antes de la pandemia y ahí el costo lo van a seguir pagando mayoritariamente las mujeres.

¿Es partidaria de continuar con los beneficios sociales?

Hay que ir gradualmente retirándolos, pero poniendo esos recursos en la recontratación y acompañamiento laboral.

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