Yasmani Acosta: “Yo no necesito un sicólogo”

Yasmani

El luchador grecorromano, que rasguñó el oro en Tokio, aboga por un plan de desarrollo temprano de los deportistas, en el que se muestra abierto a participar. Aún le da vueltas la derrota contra el georgiano Ikobi Kajaia. Dice que le hicieron "trampa".


Yasmani Acosta está en Villa Alemana. En la localidad de la región de Valparaíso cumple la cuarentena obligatoria, después de retornar desde Japón. Lo hace rodeado de sus afectos. De quienes mejor lo conocen. De quienes, como él, saben que las semifinales que alcanzó en la lucha grecorromana, instancia en la que cayó frente al georgiano Ikobi Kajaia, lo que le impidió colgarse la medalla de bronce, estuvieron lejos de satisfacerlo. El cubano y chileno en partes iguales, como se define, aún reclama por lo que considera una injusticia. “Ese combate debí ganarlo yo. El sistema de arbitraje que hay siempre premia al luchador más activo, al que está atacando y forzando más el combate. En este caso, fui yo. Él no hizo nada. Lo que hizo fue aguantar todo el tiempo. En el segundo salgo más activo para que el árbitro me dé el otro punto y no me lo da”, reclama a La Tercera.

¿Qué motivaciones cree que hubo para perjudicarlo?

Influyen muchas cosas. Chile no es un país de mucha trayectoria en la lucha y Georgia, sí. Tiene varios luchadores en ese nivel, de años, no de ahora. Pagan más, también. Todas esas cosas ayudan un poco. Para ganarles, hay que hacerlo muy convincentemente. Con diferencia de cuatro, cinco o seis puntos. Hay que ganarles a los rivales y al árbitro, cosa de que te puedan hacer trampas. Yo lo veo así, de esa forma.

¿Quedó conforme con su participación en los Juegos, más allá de la eliminación?

No. No estoy conforme, porque me tracé como meta una medalla. Sin importar lo que fuera, me tenía que venir con una medalla. Como fuera, pero con una medalla. Si no me hubiesen hecho trampa, yo hubiese cogido una.

¿Así de categórico? ¿Le hicieron trampa?

Fue trampa. Yo salí del combate sin dudas. Todo el mundo vio lo mismo que yo y sintió lo mismo. Hay personas que todavía me escriben y me dicen lo mismo. Hasta una persona que no sepa de lucha, que vio el combate, entendería que estuve más activo.

La suya hubiese sido la única medalla para Chile, ¿cómo explica la ausencia de preseas?

En el fondo, sabía que iba a pasar algo más o menos así, porque había sacado mis conclusiones. Sabía que Chile podría traer pocas medallas y que yo debía traer, sino la única, una de las pocas medallas. Y en el Team Chile también lo sabían. ¿Te digo a qué se debe eso? Para que tengas una idea: yo antes, estando en Cuba, me preguntaba por qué los demás países no nos ganaban, si tenían más recursos. Y la respuesta era que en Cuba había una rivalidad interna, no hacía falta ir a otro país para prepararse. Estando en Cuba ya se podía. Esa rivalidad se crea preparando a los niños pequeños. Cuando hay una base… la prioridad en esto son los niños y a Chile le falta todavía en eso. Chile está, todavía, dándoles prioridad a los atletas que están casi a punto de obtener medallas, pero no hay una escuela de deportes para niños. Y hay muchos niños que son buenos, tienen talento, pero no tienen los recursos. Para sacar medallas en los Juegos hay que trabajar con los niños. Ese tema me gustaría traerlo y hacerlo. En mi cabeza estaba la idea de sacar una medalla, porque me iban a escuchar mucho más. Quería lograrlo no solo para tener una medalla, sino para que el deporte en Chile creciera.

¿Por qué no se hace de esa forma entonces?

Lo que pasa es que estas personas quieren resultados rápidos y no es así. Es porque los gobiernos están cuatro años y quieren resultados en cuatro años, cosas así.

Siempre se alude a la falta de recursos, ¿a los deportistas chilenos que fueron a los Juegos les faltó dinero para prepararse?

Es que el apoyo tiene que estar desde antes. No puede estar desde los Juegos Olímpicos. Ese niño que va a los Juegos debe tener un apoyo de 10 o 15 años. Acá apoyan al deportista que está a punto de obtener resultados. Y así es muy difícil ganar. Al final es una falsa ilusión. ¿Cuantos campeones mundiales tenemos en Chile? Muchos. Entonces, si tenemos 20 campeones mundiales, ¿por qué no tenemos medallas? Van a Copas del Mundo a las que les ponen el nombre, nada más. Y, al final, es una falsa ilusión, porque los Juegos Olímpicos no mienten. Entonces, tienes que ponerte metas grandes: los Juegos Olímpicos. Y si no coges nada ahí, estoy mal, soy el peor. Unos Sudamericanos o unos Panamericanos yo los veo fáciles, porque mi mente está en los Juegos Olímpicos. Es la mentalidad que Chile debería tener: prepararse para los Juegos Olímpicos.

En ese contexto, ¿donde hay que encuadrar la participación chilena en los Juegos?

No quisiera salir diciendo cosas negativas, pero uno sabe la realidad del deporte chileno. Si en Londres no cogimos nada, en Río tampoco y ahora tampoco… A ver, si quisieran hacer crecer el deporte, los chilenos construyen bien y rápido. Por ponerte un ejemplo, se podría hacer un centro de entrenamientos en Valle Nevado. Para ir a Cochabamba se tuvo que gastar dinero en prepararnos para la altura. Y acá tenemos todos los climas y todas las condiciones. Y eso se mantendría solo, porque los deportistas de otros países se vendrían a entrenar aquí, pero no hay interés real. Es de la boca para afuera. Si quisieran hacerlo lo harían.

¿Cuánto juega la cabeza, también? Estos Juegos estuvieron marcados por los problemas sicológicos de los deportistas y Chile no llevó sicólogos deportivos...

La sicología es importante, pero, personalmente, no sufrí nada. Mi sicólogo es mi entrenador. Y si tiene que decirme dos palabras mal dichas, me las dice. Y si tiene que retarme, me reta. Si me dice las cosas, las voy a tomar. Es mi segundo papá. Yo no necesito un sicólogo.

Arley dijo en La Tercera que el Comité Olímpico no lo cuidaba. ¿Ha sentido algo similar?

No sé si es tan así, pero si él lo sintió es porque sintió algo que nadie advirtió. La verdad, no lo sé. No puedo hablar por él, porque no lo sé.

¿Buscará una revancha en Francia, considerando que faltan solo tres años? ¿Hasta qué edad se puede ser competitivo en la lucha?

Mi amigo Mijain López, cuatro veces campeón olímpico y ahora también, ya tiene 38. Se puede. Hay que cuidarse bien y prepararse bien. Los entrenamientos son diferentes.

¿Su revancha será en París?

Sí. Mi revancha tiene que ser ahí. Vienen los Juegos Panamericanos también. Yo no soy conformista. Me sigue doliendo no haber vuelto con la medalla. Me gusta ponerme metas grandes y voy a ir por el oro en Santiago 2023. En Lima gané bronce, pero no la sentí, porque no era lo que estaba buscando. En los Juegos Olímpicos me conformo con cualquier medalla. Lo que quiero es regresar con una medalla olímpica a Chile.

¿Mira también hacia lo que pasa en Cuba, su país natal? ¿Juega en su cabeza?

No me gusta hablar mucho de política. Prefiero mantenerme al margen. Pero sí, Cuba está viviendo una situación muy difícil. Es un país bloqueado por años. No dejan entrar medicamentos, comida. Estaba haciendo negocios con China y les tiraron para atrás un barco de aceite. ¿Entonces, si no hay aceite en Cuba, es culpa de quien? Del gobierno. Puedes ser presidente, tener las mejoras intenciones, y decir ‘vamos a hacer negocios. Necesito tres barcos de alimentos, medicinas’. Pero después viene Estados Unidos y te dice ‘si tú haces negocios con él, te sanciono a ti’. Entonces, los países se echan para atrás, porque Estados Unidos es el país más consumidor, entonces, ¿qué prefieren los países? ¿Venderle un barco de alimentos a Cuba o venderle 20 a Estados Unidos? Estados Unidos es una potencia que lleva años bloqueándonos. El pueblo lo sufre. Y ahora, con el tema de la pandemia, se agudiza mucho más.

Poco antes de que comenzaran los Juegos, el pueblo cubano se alzó contra el régimen, ¿comparte sus demandas?

No quiero hablar de eso. Prefiero mantenerme al margen. La política es sucia.

¿Vota en Chile?

No. Quería hacerlo, pero me busqué en la página del Servel y no estaba habilitado.

¿Qué espera de la nueva Constitución? En el deporte y en general.

Que todo mejore, para todos. Chile ha crecido en estos años, pero si sigue creciendo, sería mejor aún.

¿Cuánto tiempo le queda para volver a Cuba? ¿Piensa hacerlo algún día?

Quería ir a Cuba por mi mamá, pero ya la tengo aquí. Me gustaría regresar, porque, al final, es la tierra donde uno nació. Iría de visita, a conocer.

Legalmente, ¿podría hacerlo?

La prohibición de ingreso es por ocho años. Llevo seis en Chile.

Siempre ha dicho que su decisión de salir de su país no fue política, sino deportiva. ¿Acertó en la determinación?

Fue una oportunidad que se dio. Empecé a pensar cómo podría y cómo sería. No conocía Chile. Mi amigo Andrés Ayub me ayudó a tomar la decisión. Chile para mí es… no sé cómo decirlo. Es como si hubiese nacido acá. Se me hace difícil elegir entre Chile y Cuba, porque, para mí, es lo mismo.

Al llegar, estuvo dos años sin entrenar, tuvo que ser guardia...

Fue difícil. Nunca había estado tanto tiempo despierto en las noches. Sentía el frío.

¿Tuvo que mediar en muchos conflictos?

Nunca tuve una pelea. Siempre hablaba con las personas. Siempre había dos o tres curaditos que querían pelear y a uno le dije ‘tú a mí no me conoces’. Me insultó y me dijo que trabajaba por 20 lucas. Hablé con él y le decía ‘yo a ti te envidio, porque tú estás carreteando y yo estoy trabajando’. Los calmaba, porque se ponen más agresivos. O les bromeaba. Les decía ‘a mí me gustan los hombres’ y se reían, bajaba la tensión. Algunos se reían y después nos veíamos en otro lado y me saludaban. D

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