Alberto Dougnac frente al alza de casos: “La vacuna va perdiendo un poco de efectividad y el grupo susceptible empieza a ser mayor”

El subsecretario de Redes Asistenciales, quien el pasado miércoles cumplió un año en el cargo, hace un repaso de su gestión y analiza el momento actual de la crisis sanitaria, la que asegura ha privado al Minsal de acortar las listas de espera. "Esperaría que disminuya la pandemia y lidiar con ese aspecto que estamos al debe", asegura.


El 3 de noviembre de 2020, tras la renuncia de Arturo Zúñiga, el Presidente Sebastián Piñera designó a Alberto Dougnac como subsecretario de Redes Asistenciales. Para ese entonces el médico ya había tomado parte en la emergencia sanitaria: era jefe ad honorem de una UCI de emergencia montada en la Clínica Las Condes y coautor del registro de ocupación camas que impulsó la Sociedad de Medicina Intensiva para transparentar el avance de la pandemia.

“Fue un cambio radical”, asegura el intensivista, que pasó de voluntario para atender a pacientes graves con Covid-19 a dirigir el sistema integrado en sus peores momentos: mayo pasado, cuando los infectados en unidades UCI llegaron a 4.544, superando con creces el peak de la primera ola. Una red tensionada al máximo.

Y ahora, coincidiendo con su aniversario en el Minsal, el escenario de la pandemia vuelve a ser incierto. Y cuesta arriba. Por eso, la subsecretaría ha reactivado el Comité Operativo Covid-19 y se trabaja en base a un plan pormenorizado, que incluye un escenario moderado y otro complejo, en virtud de los cupos de alta complejidad que podrían requerirse en un horizontes de 15 días, en caso que la pandemia recrudezca violentamente.

Aunque Dougnac es optimista: “estamos en un escenario en que probablemente en un horizonte cercano podamos manejarlo simplemente con los recursos que hoy día están operando”.

¿Cómo evalúa su primer año en el cargo?

Ha sido un año duro, difícil, marcado por la pandemia y la gestión de ella, fundamentalmente. Todo el año se ha centrado en el manejo de camas críticas o de pacientes graves y, por otro lado, las consecuencias derivadas de la suspensión de la actividad hospitalaria habitual y por tanto las listas de espera. Si uno debe hacer un balance general, del manejo hospitalario y prehospitalario de emergencia, la evaluación es positiva, porque hemos podido dar satisfacción a aquellas personas que lo han necesitado.

¿Se han cometido errores?

Es muy probable. En todo acto humano es posible que hayamos cometido errores, pero en una evaluación global diría que son mucho más los éxitos.

Pero el Colegio Médico ha sido bastante crítico...

Pero crítico respecto de ciertas estrategias, no del manejo que nosotros estábamos haciendo en términos de instalación, de capacidad de resolución en redes asistenciales. Eso nunca fue ni siquiera cuestionado, al contrario, siempre fue apoyado y avalado.

¿Estamos ante una tercera ola?

Es un tema de definición. Qué es una ola o de qué tamaño tiene que ser una ola para que uno la defina así. Hemos tenido un aumento de casos y ha sido hasta poco más de dos mil casos. La calificación va a ser ex post, una vez que veamos cuál fue la evolución. Evidentemente que si esto sigue aumentando, probablemente podremos catalogarlo como una ola, pero si empieza a disminuir, uno pensaría que es una reactivación, un rebrote, que gracias al proceso de vacunación se pudo contener y se evitó justamente una tercera ola.

¿Cree que se relajó la población?

La evolución de una pandemia depende de tres factores: características del virus, el comportamiento humano, que tiene que ver con la adquisición de ciertos hábitos para no transmitirlo, y la movilidad. En esta ocasión se juntaron varias cosas; tenemos presencia en Chile de un virus que es más contagioso y que dados los buenos resultados del proceso pandémico, producto de la excelente vacunación, se empezaron a disminuir las restricciones y por tanto empezó a aumentar la movilidad. En tercer lugar está la normalización de esta situación, que hizo que la gente empezara a perder un poco el temor. Y en este rebrote se conjugan los tres factores. Por otro lado, también incide que en alguna medida la vacuna va perdiendo un poco de efectividad con el tiempo y el grupo susceptible empieza a ser mayor.

¿Este rebrote podría ser factor en las elecciones?

Pensamos que no. Todos nuestros estudios demuestran que las personas que tienen dosis de refuerzo, que son aquellas que tienen mayor riesgo, tanto de infectarse como de enfermar gravemente, están siendo vacunados en una alta proporción y son las que podrían eventualmente incrementar estas cifras.

A propósito de elecciones, ¿ha visto en los debates preocupación por el futuro manejo de la pandemia?

No lo he visto en el debate. Los temas de salud en general no han sido los que más se han abordado y discutido. Pero nosotros haremos el traspaso de toda la experiencia y la estrategia que hemos implementado y que han quedado, algunas de ellas, plasmadas en el presupuesto de la nación para 2022.

Si hubiera una nueva crisis, ¿ve a la población dispuesta a una estrategia de Covid 0 o de repetir cuarentenas?

Si vivimos una nueva crisis y esta crisis implica riesgo, la gente es razonable y va a entender que si hay que tomar medidas drásticas, habrá que tomarlas. La población chilena es bastante respetuosa en términos generales y si llegara a haber una situación como las anteriores, la autoridad tendrá que dar las instrucciones lo suficientemente claras y entregar la información necesaria para que la gente comprenda que es porque la situación es extrema.

¿Cómo está preparada la red para el rebrote actual?

Tenemos un poco más de 2 mil camas habilitadas entre el sistema público y el privado. Y tenemos un poquito menos de 500 pacientes Covid hospitalizados, alrededor de un 25% de las camas críticas nacionales; hay más de 200 camas disponibles. Las variaciones diarias no son muy grandes, de modo que pensamos que en el futuro cercano el sistema está en capacidad de absorber un mayor requerimiento, siempre que este mayor requerimiento sea relativamente acotado.

¿Les preocupa el aumento de ingresos de estas últimas tres semanas?

Ha ido aumentando y por eso hemos estado haciendo un seguimiento muy estrecho. Reactivamos nuestro comité Covid para estar muy atentos. Nos reunimos con todos los actores, de modo de ir mirando la situación y estableciendo objetivos muy claros respecto de las acciones que cada uno debía tener y así prepararnos para enfrentar los posibles escenarios.

¿Cuáles son esos posibles escenarios?

Es bastante simple. El sistema actual, tal y como está, no tiene ningún inconveniente en absorber hasta 600 pacientes hospitalizados por Covid. Todavía hay una cierta compliance que permite que se pueda incrementar el número de pacientes sin tener que hacer ningún tipo de modificación, más allá de que pueda haber alguna región puntualmente que requiera algún apoyo. Ahora, si los casos empiezan a subir de 600, igual que la vez anterior, en aquellas regiones donde veamos que se proyecta una demanda superior a la capacidad instalada, podríamos aumentar y volver a complejizar camas.

¿Cree que lleguemos a esos niveles críticos?

No, de ninguna manera. Por eso digo que estamos en un escenario en que, probablemente, en un horizonte cercano podamos manejarlo simplemente con los recursos que hoy día están operando.

¿La vacunación ha sido el mayor acierto de Chile en el manejo de la pandemia?

Ese es uno de los aciertos. Hay dos hechos fundamentales: uno es la planificación, porque hay que pensar qué es lo que uno tiene que hacer. Y se ha pensado bien, se ha planificado adecuadamente. Lo otro es lo que nos correspondió a nosotros, que era implementar un sistema de salud que fuera capaz de acoger toda la demanda asistencial que se generó en este tiempo y eso no tiene que ver con las vacunas, eso tiene mérito propio. Multiplicar por cuatro la capacidad del sistema de salud es tremendo y se logró gracias al trabajo colaborativo de todo el sistema. Y otro elemento ha sido la mejoría de nuestro sistema de testeo y trazabilidad. Al principio no teníamos nada y hoy tenemos una red de laboratorios que nos permite tener resultados en pocas horas.

Aumentar el sistema chileno implicó más recurso humano, pero ante el retroceso de la pandemia se ha reducido personal. ¿Se apresuró esa decisión? Se ha criticado que fue muy abrupta...

Eso es desconocer muchas de las cosas detrás de todo esto. Primero que todo, esta contratación de personas obedece a una estrategia, tenía que ver con muchas cosas y programas distintos, no solo con camas críticas. Había más de 10 programas distintos: duplicar servicios de urgencia, entrega de medicamentos a domicilio, cosas que estaban relacionadas a un momento epidemiológico y a una demanda específica. Una vez que ese momento y esa demanda cambian, el sistema tiene que ir ajustándose a lo actual. Y todo ese personal que fue contratado, fue para funciones muy específicas y por tiempos perfectamente acotados. Sus contratos se iban renovando cada 90 días. Entonces las personas estaban contratadas por 90 días y por tanto terminaban sus contratos en una fecha determinada. Así se fue cumpliendo y se fueron prolongando aquellos en los cuales la estrategia seguía vigente. Y se fueron suspendiendo aquellos contratos en que la estrategia ya dejaba de ser aplicable. Aquí no hay ninguna sorpresa. Todo el mundo tenía mucha claridad respecto de cuáles eran las medidas que se iban a tomar y cuáles eran los tiempos que se iban a tomar.

¿La red asistencial chilena será mejor post pandemia?

De eso no cabe ninguna duda. Vamos a dejar un sistema de salud público más fortalecido. Vamos a dejar casi duplicada la disponibilidad de camas de cuidados intensivos. Era un anhelo de muchísimos años.

Que la pandemia aceleró...

Obligó a satisfacer esta necesidad. Pero también aumentamos la cantidad de camas de criticidad media. Vamos a seguir complejizando la red de salud y eso es algo que va a quedar. Generamos la estrategia Red Integrada de Urgencia, fortalecimos la Unidad de Gestión de Camas y también mejoramos nuestro sistema de información. Hoy somos capaces de tener información oportuna, muy confiable, prácticamente en línea. Y además creo -y eso es un hecho de la causa- el buen trabajo del sistema público, hizo que la percepción de la población fuese mucho más favorable.

Debido a esa red integrada, conversó mucho el mundo privado con el público, ¿qué se tiene que sacar en limpio?

Hay que romper paradigmas, este tabú del sistema privado, esta aversión a lo público es una barrera que se rompió. La experiencia fue extraordinariamente provechosa para ambos. Aquí no puede haber sesgos políticos ni ideológicos. La salud es una sola, es un problema de Estado, no de gobierno. Y por tanto pueden convivir en perfecta armonía y en colaboración ambos sistemas. El privado aprovechó y entendió esta nueva dinámica, esta nueva forma de trabajar con el Estado. Y es probable que en ese sistema exista un cambio también bastante radical en sus formas de aproximarse a la salud y ver al Estado como un socio colaborativo. Y el Estado debiera ver también al privado como una alternativa cuando no es capaz de satisfacer todas las necesidades. El mundo privado en sí mismo también se unió, empezó a trabajar en red. Y el público también, Arica colaboraba con Punta Arenas. Ese es el gran aprendizaje.

¿Por qué cree que aún hay rezagados con la vacuna?

Hay personas que piensan diferente y eso es absolutamente respetable. Se han tratado de dar todos los argumentos disponibles para que la gente entienda las ventajas que tiene este proceso de vacunación. Supongo que sus convicciones le impiden hacerlo.

¿Ve alguna justificación para no haberse vacunado, no siendo antivacunas?

Después de casi un año desde que se inició el proceso, el que no se ha vacunado es porque no quiere, no porque no puede.

La pandemia ha postergado muchas atenciones, ¿qué viene en esa materia?

Uno de los proyectos era disminuir las listas de espera y desgraciadamente el foco no pudo concentrarse ahí. Estamos recién en este momento en que la pandemia nos ha permitido poner el foco justamente en retomar cosas. Ha sido muy duro y evidentemente eso no se pudo hacer. La segunda cosa que no se pudo fue ver el tema de gestión, en el sentido de productividad del sistema público, porque se vieron muy trastocadas las necesidades.

¿Y a usted le queda algo pendiente?

Yo esperaría que disminuya la pandemia en forma considerable para poder abocarnos a las listas de espera y lidiar con ese aspecto que estamos al debe. Pero hay uno que sí me gustaría haber podido avanzar y que efectivamente no fue prioritario, que fue la relación entre los hospitales y las universidades respecto a los campos clínicos. Estuvimos tratando de apoyar un proyecto que se está presentando en el Senado y que desafortunadamente la contingencia hizo que la mirada se haya puesto en otras cosas. Nos habría gustado dejarlo más clarificado, de modo tal de que el recurso humano se pudiera formar de manera mucho más programada y con las reglas del juego claras.

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