Atención Allamand y compañía: El por qué de los “Chascarros Zoom” en el Parlamento y ocho consejos para no recaer

Luego de los hilarantes sucesos protagonizados por honorables y que quedaron al descubierto en la plataforma de reuniones virtuales, una experta detalla la posible causa de fondo y entrega recomendaciones para el uso adecuado de esta aplicación.


¿Qué tienen en común los parlamentarios Andrés Allamand (RN), Víctor Pérez (UDI), René Saffirio (Ind.), Jacqueline Van Rysselberghe (UDI), Alejandro Navarro (Pais), Gonzalo Winter (CS), Juan Pablo Letelier (PS), Adriana Muñoz (PPD) y Daniella Ciccardini (PS)? En términos políticos, bastante poco, pero en las últimas semanas todos han “coincidido” en algo: ser protagonistas de chascarros a raíz del teletrabajo que se realiza en el Congreso y el (mal) uso que le dieron a Zoom desde que las sesiones se realizan a distancia producto del coronavirus.

Fue esta semana, mientras la comisión mixta por el posnatal de emergencia sesionaba a través de la mentada plataforma —que alberga las reuniones virtuales—, que Allamand respondió su celular sin apagar el micrófono previamente. “El diputado Eguiguren que está hablando puras hueás. Sí, Eguiguren poh hueón”, se le escuchó decir. El video circuló rápidamente, generando reacciones, y se viralizó por redes casi con la misma fuerza que otra grabación, en la que se ve al senador UDI Víctor Pérez levantarse de su asiento en medio de una carcajada. A quien no le provocó gracia la escena fue al mismo diputado Francisco Eguigurren, compañero de partido del senador RN.

“Bueno, si el senador Allamand cree que estoy hablando puras huevadas, quiero decirle...” fue una de las réplicas del parlamentario, a lo que se sumó su compañera de bancada, Marcela Sabat, quien acusó una “falta de respeto”.

“Eguigurren es mi amigo y jamás he tenido intención de ofenderlo. Fue una mala palabra muy común en el ámbito privado. Mi error fue no apagar el micrófono”, fue una de las explicaciones que dio Allamand.

Este episodio tuvo un bonus track. Días más tarde, Van Rysselberghe le confesó a Allamand, también con la cámara y micrófono de Zoom activos: “me hiciste el día (...) dijiste la pura y santa verdad”.

No era la primera vez que un chascarro de esa naturaleza ocurría en las sesiones telemáticas.

El diputado Saffirio se refirió en una ocasión a la periodista Mónica González como “esta otra vieja que nos cae mal” y Gonzalo Winter bautizó como “Los Locos Addams” al comité formado por “Garín, Florcita, la Pamela” porque en él “hay de todo”.

En abril, en una sesión de la comisión de Trabajo del Senado, los parlamentarios —al parecer sin recordar que la sesión se encontraba abierta— comentaron el revés que había sufrido la oposición en la Cámara Baja al no lograr los votos para ratificar a Gabriel Silber (DC) y Karol Cariola (PC) en la testera.

“Yo creo que son tan lesos de no entender lo que las matemáticas estos niños”, comentó Letelier, mientras Adriana Muñoz agregaba que “no cachan la política”.

A Daniella Ciccardini también se le quedó abierto el micrófono, pero su historia tiene un matiz: cuando se le consultó por su votación, de lejos se oyó un “amor, te están llamando”. “A favor. A favor, a favor”, respondió la diputada mientras “regresaba” a la sesión a toda velocidad.

Y a diferencia de las anteriores salidas de libreto, en que el micrófono fue el protagonista, fue la cámara la que provocó los chascarros de Van Rysselberghe y de Alejandro Navarro. Mientras la primera dejó a la vista una copa de vino en plena sesión, su colega se rascó la parte trasera del cuerpo.

Estas situaciones, de todas maneras, han puesto algo de humor a la agenda legislativa, aunque también han provocado el enojo de algunos. Pero, ¿por qué les pasó eso a los honorables? ¿Qué pasa con el ciudadano común, que debe reunirse, por ejemplo, con sus jefes a través de una videoconferencia, o sellar un negocio? ¿Tienen margen para este tipo de hilarantes situaciones?

La Tercera PM intentó responder estas interrogantes (que pueden ayudar a los legisladores a no “recaer”).

¿Qué pasó?

Nayadeth Salazar, académica disciplinar de la Escuela de Ingeniería Comercial de la Universidad de las Américas y experta en redes sociales, aseveró al respecto que lo acontecido con los parlamentarios puede responder a lo siguiente: “cuando íbamos a reunión, estábamos conscientes de que estábamos en una reunión, en otro lugar, con otra persona. No se podía hacer otra cosa. Ahora tenemos el trabajo conviviendo con la vida personal y ha costado hacer la separación”.

“Quizás sería distinto con el teletrabajo pero con la posibilidad de salir (del hogar), de ir a un café. Ahora estamos obligados a hacerlo desde la casa”, añadió.

La experta también remarcó que hasta antes de la pandemia “las videollamadas estaban asociadas a la cotidianidad, y no importaba si decíamos un garabato, por ejemplo. No era contexto laboral. Ahora el problema es separar el tema”.

Ocho consejos

En medio de este entorno forzado por la pandemia, Salazar entrega diversos consejos para un correcto uso de la plataforma Zoom, los que deben seguir los parlamentarios y no parlamentarios si es que no quieren cometer más errores embarazosos:

  1. Manejar bien la aplicación. “Tenemos que saber manejarla bien. De repente, se subestima el tema de las videollamadas”, explica.
  2. Descargar la aplicación en el computador y tener asignado ya el usuario y contraseña, para no ingresar datos a cada momento: “que no funcione un enlace genera estrés y aumenta las posibilidades de que se cometa un error”.
  3. Configurar Zoom para que las cámaras y micrófonos no queden activados al entrar.
  4. Estar en un lugar apropiado. “Por ejemplo, dentro de lo posible, que el computador esté en un lugar cerrado. Si el computador está en el living, que la cámara dé a la pared. Así disminuimos el riesgo de que se vea living, cocina, que alguien pase...”, expone la experta. Y si inevitablemente el equipo debe colocarse en medio del hogar, Zoom permite cargar una imagen donde, por ejemplo, “aparezca el logo de la empresa”.
  5. Mantener el micrófono apagado y prenderlo solo para hablar.
  6. Usar contraseñas. Al enviar una cita de reunión, “que se envíe la cita con una contraseña por un tema de seguridad, que tenga como asunto la cita. Siempre habilitar la contraseña y configurar la sala de espera. Esto último permite que el anfitrión autorice a los conocidos”.
  7. No compartir toda la pantalla. Se sugiere que al compartir pantalla, “se comparta una sola pestaña. Puede ser que en el computador haya un archivo con un nombre que no corresponde”
  8. Buen vestuario, como si se tratara de un trabajo presencial: “En jornada de trabajo, sacarse el pijama, cambiarse de ropa como si se fuera a ir a la oficina”.

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