Jorge Baradit: "La historia es peligrosa porque produce posición política"

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Jorge Baradit por Lorena Palavecino

Con su exitosa saga Historia secreta de Chile ha vendido 330 mil ejemplares y en agosto publicará una nueva entrega, mientras participa en la campaña La Historia Importa. Ahora reedita su primera novela de ciencia ficción Ygdrasil y el 18 de julio, en el Teatro Ictus, estrenará La Ciudad de los Césares, obra escrita con Marco Antonio de la Parra.


En julio de 2015 Jorge Baradit (50) publicó el primer volumen de Historia secreta de Chile. Antes de cerrar ese año ya había vendido 50 mil ejemplares. El interés de los lectores por saber episodios poco conocidos de nuestro pasado hizo del libro un éxito inmediato. La trilogía se completó en 2016 y 2017 y Baradit publicó un cuarto tomo, La dictadura, en 2018. Con los cuatro títulos, el escritor ha vendido 330 mil copias, un fenómeno editorial sin antecedentes en el país.

El boom produjo una versión televisiva. En las próximas semanas debería salir al aire el primero de los 12 capítulos de una nueva temporada de Historia secreta de Chile por la pantalla de Chilevisión. La voz de la divulgación histórica local también da charlas sobre historia "donde me invitan", dice, firma autógrafos y se toma selfies.

En agosto de 2017 su cuenta de Twitter registraba 87 mil seguidores. Hoy la cifra es superior al doble, alcanzando 180 mil. Pero también ha sumado detractores. El pasado 23 de abril para celebrar el Día del Libro, Baradit fue invitado a leer a la sede de Alameda del Instituto Teletón. La invitación al escritor fue suspendida por seguridad, luego que figuras como el ex presidenciable José Antonio Kast y el cantante Alberto Plaza, criticaran públicamente su participación.

Activo en redes y en el debate social, hoy Baradit participa en la campaña La Historia Importa, que reúne a académicos, historiadores y Premios Nacionales como Gabriel Salazar. El objetivo: que se anule la medida que dejará el ramo de Historia como optativo para tercero y cuarto medio desde 2020. El lunes se reunieron en el Museo de la Memoria.

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Baradit en Museo de la Memoria

Jorge Baradit, Gabriel Salazar, entre otros, en el Museo de la Memoria.[/caption]

Mientras tanto Baradit volverá a provocar desde la escritura y por primera vez desde un escenario. El 18 de julio estrenará, en el Teatro Ictus, La Ciudad de los Césares, obra escrita con Marco Antonio de la Parra y protagonizada por los actores Alex Zisis y Roberto Poblete. Luego, en agosto, saldrá otra entrega de Historia secreta de Chile.

"Creo que de nuevo se va a enojar mucha gente. Retomo la historia, no así la contingencia. Son siete historias y creo que era el libro que tenía que escribir ahora", dice Baradit sin adelantar mucho más. O quizás un poco: dice que revisitará el panteón de próceres de Chile.

Utopía y fascismo

Hace 14 años Jorge Baradit, diseñador gráfico de profesión, trabajaba en un taller de diseño. Entonces había terminado su primer libro, una extraña novela de ciencia ficción llamada Ygdrasil, ambientada en lugares como Oaxaca, Puebla, Sonora y Ciudad de México.

La novela retrata un mundo dominado por la tecnología. En ese nuevo orden, Mariana, una joven chilena y drogadicta, se ve envuelta en una particular misión que apunta al destino de la civilización.

"Ella era apenas un animal salvaje que mataba para drogarse, mientras esperaba desaparecer para siempre en una esquina cualquiera de esta Babilonia monstruosa, tejida estrato sobre estrato con fibra óptica, hormigón y huesos humanos", se lee en Ygdrasil publicada por Plaza & Janés con ilustración de portada de Claudio Romo.

En 2005 el libro fue una apuesta de Ediciones B. La gestión la hizo el escritor Carlos Labbé, quien le pasó el manuscrito a la editora Andrea Palet. Dos años después, en 2007, la novela tuvo una edición en España. "Hablar de sorpresa es poco. Ygdrasil es una verdadera revolución en la ciencia ficción escrita en español", apuntó el editor Miquel Barceló.

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Nueva portada Ygdrasil

Nueva portada de la novela

Ygdrasil

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¿Recuerda cómo nació Ygdrasil?

Nace de la absoluta irresponsabilidad de alguien que no quería escribir algo en particular. En realidad deseaba construir algo. La imagen en mi cabeza tiene que ver con estructurar algo a la manera en que se levantan algunas esculturas dadaístas, donde los tipos mezclan, amarran, juntan, elementos de distintos niveles de conocimiento de una manera estética que los hace ver como una unidad. Era yo frente a una ensalada de temas y la novela es más un resultado que algo que buscaba.

¿Cómo fue la experiencia de participar en teatro?

Para mí fue un sueño trabajar con estas personas y actores. La Ciudad de los Césares lo trabajo como el gran mito chileno, que en su origen es la ciudad llena de oro que había que encontrar, similar a leyendas como Paititi o El Dorado. Pero la Ciudad de los Césares pasó a tomar otras características en la Patagonia argentina y chilena. En la parte de Chile no solo se convirtió en una ciudad llena de riqueza, sino de hombres libres, donde no había dolor ni enfermedad. Una ciudad que se mueve, que cuando están a punto de alcanzarla se aleja. Y en esta obra de teatro, la ciudad está presentada como una utopía. Luego se produce el diálogo con el futuro y el fascismo y la tensión entre estos dos polos con un relato apocalíptico. La utopía y el fascismo enfrentados.

¿Qué espera de la campaña La Historia Importa?

Desde que explotó el boom por la historia con los libros Logia, de Francisco Ortega, de Carlos Tromben, Alfredo Sepúlveda, Alberto Rojas y los de Historia secreta de Chile, sentíamos que no solo había gusto por nuestra historia, sino que hambre por saber de nosotros mismos, de nuestro pasado e identidad. Comenzó a crecer la consciencia de que historia no era ese ramo fome del colegio reducido a fechas y nombres sino algo harto más relevante. Historia como la raíz de lo que somos y de lo que nos ocurre hoy. Pensamos que una reforma curricular apuntaría en esa dirección, pero nos sorprendió descubrir que fue en un sentido absolutamente opuesto. Comprimir un currículo que ya tenía problemas de tiempo, dejarlo optativo en el mejor momento para enseñar sobre nuestra identidad, ciudadanía y acervo histórico, entre los 16 y 18 años, cuando el adolescente ya tiene consciencia y capacidades para profundizar en contenidos complejos y se prepara para tener derecho a voto.

¿Y cómo se toma los ataques en redes sociales?

Yo me pregunto: ¿Por qué un ex candidato a la presidencia (José Antonio Kast) y todo su séquito en un momento atacan a un escritor? Es por lo que representa el escritor: el interés por la historia y la identidad. El problema para cierto sector político es que la historia genera identidad y la identidad produce posición política desde el conocimiento y las raíces. Yo soy nieto de minero del salitre, a mí no me cuentan cuentos cuando me hablan del gran presidente Pedro Montt, yo sé que fue el criminal civil que mandó al general Roberto Silva Renard a masacrar miles de obreros con sus familias en la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique. Teniendo ese dato, ¿cómo me siento caminando por la avenida Pedro Montt en Valparaíso? La historia produce identidad, luego posición política, y después opinión y por eso la historia es peligrosa para muchos. La DINA tuvo una oficina de sicología social y propuso cambios curriculares en historia, George Orwell dijo que quien controla el pasado controla el futuro.

¿Le han ofrecido pertenecer a algún partido?

Sí claro, pero no soy de ningún movimiento. Soy político siempre, pero no institucional. Mi lugar no está ahí. Las dinámicas de la política hoy están hechas para que la gente se pierda en ella. Hay dirigentes o líderes sociales que deslumbran y luego entran a la política para cambiar "desde adentro" el sistema, pero sucumben, se enredan o desaparecen. El sistema es un laberinto diseñado para que la gente se pierda. A veces, el Congreso parece más un muro de contención. Quizás a los líderes sociales les convendría quedarse fuera de la institucionalidad y reforzar desde ahí los movimientos sociales para que crezcan, presionen y actúen con sus herramientas a las instituciones, crear poder desde abajo en vez de cruzar la puerta del Congreso e integrar el poder.

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Edicion especial de Historia secreta de Chile

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