“Cállate, conch...”: los audios del intercomunicador y el testimonio clave de Roberto Tobar que lapidan a Nicolás Gamboa

Nicolás Gamboa, después del duelo entre Audax Italiano y la UC.

El presidente de la Comisión de Árbitros declaró como testigo en la investigación que persigue determinar si el juez insultó a los jugadores de Audax Italiano en el choque frente a la UC, una anomalía que Marcelo Díaz hizo pública. La comparecencia fue solicitada por los floridanos.


El juez Nicolás Gamboa está a un paso de recibir una fuerte sanción. Audax Italiano lo denunció por los insultos que acusaron sus jugadores en el partido frente a Universidad Católica. El volante Marcelo Díaz fue quien transformó la situación en pública, mediante las declaraciones que ofreció a través de la transmisión de TNT Sports. “Cuando viene un árbitro como Nicolás Gamboa, que nos insulta y nos trata mal, desvirtúa el partido. No lo hace solo con los jugadores de Audax y la Católica, sino que con todos. Eso lo debemos parar. Por eso el partido termina así”, expuso Carepato. “Yo hablé con él, sin faltarle el respeto, pero con su arrogancia y faltas de respeto se le escapa el duelo de las manos. Si le preguntan a cualquiera, dirá lo mismo. Nosotros somos profesionales y esto no puede pasar”, añadió el bicampeón de América para poner en evidencia las irregularidades que observó en el comportamiento del colegiado.

La presentación itálica, que fue derivada al Tribunal de Disciplina bajo la posibilidad de que se configure la infracción al artículo 60 del Código de Procedimientos y Penalidades de la ANFP, expone al juez a una drástica sanción, que puede llegar hasta los 50 partidos de suspensión. “El Tribunal al sancionar las infracciones cometidas por los Jugadores, Entrenadores, Médicos, Árbitros, Árbitros Asistentes, sean éstos titulares o suplentes, Preparadores Físicos, Kinesiólogos, Paramédicos, Preparadores Físicos y Auxiliares, podrá imponer las siguientes penas: 1) Por infracción a los Estatutos, Reglamentos, este Código o Bases y por actos cometidos contra la ética deportiva y el Fair Play, desde amonestación hasta cincuenta juegos de suspensión”, consigna la disposición.

Gamboa, por cierto, no ha vuelto a dirigir desde la controvertida jornada del 18 de febrero en La Florida, que terminó con ambos equipos con nueve jugadores y los técnicos expulsados. El árbitro no volvió a aparecer en las designaciones para los encuentros del Campeonato Nacional ni tampoco en duelos internacionales de la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana en virtud del ‘congelamiento’ en el que entró mientras se desarrolla la investigación. Eso sí, el réferi ha seguido realizando la preparación física relativa a su función en el campo de juego.

Tobar confirma

En las indagatorias, Audax se jugó una carta clave: incluir a Tobar como testigo, considerando que los audios del intercomunicador por el que se relacionan los jueces no habían sido liberados. Para los itálicos esa era una prueba decisiva. Por norma, deben quedar grabados. Es en ese contexto en que se produce el testimonio que lapida a Gamboa. “Tobar certificó los insultos, aunque trató de sacársela, les bajaba el perfil”, explica una fuente de la investigación.

El presidente de los jueces tuvo que revelar que estaban registrados en la grabación del intercomunicador, a los que había accedido. “Cuando declaró como testigo Tobar confirmó que los insultos estaban en la grabación del intercomunicador. Gamboa decía que no hay pruebas, pero ayer (el martes) Tobar lo reconoce”, consigna la misma fuente.

Cállate, conchatumadre”, “ahueonao culiao” y “juega al fútbol conchatumadre”, son las expresiones que fueron registradas por el dispositivo electrónico. Todas, suficientemente fuertes como para ser objeto de las sanciones que estipula la normativa, una vez que consiguieran acreditarse.

Roberto Tobar, en una entrevista a El Deportivo.

El descargo de Gamboa

A través de un escrito, Gamboa presentó sus descargos ante el tribunal. En la audiencia, declaró antes que Tobar, cuya participación pretendía evitar. Naturalmente, descarta haber insultado a los futbolistas. Reconoció, eso sí, que había ocupado un chilenismo durante los diálogos: “déjate de huevear”. Le restó la condición de insulto. El tribunal le preguntó si le había sacado la madre al futbolista. Gamboa lo negó.

En el texto, se refiere específicamente al encontró con Fernando Juárez. “En su presentación, el denunciante no sólo no prueba el hecho denunciado, pues no acompaña antecedentes elementales, sino que tampoco logra acreditar los elementos necesarios que permiten configurar el tipo imputado”, sostiene. “En efecto, el jugador señalado, en curso de amonestación al minuto 55 del partido de marras se acerca a mí para reclamar la decisión de falta favorable al equipo adversario y en el contexto es posible que se produjera un diálogo áspero, aunque en ningún caso con afán ofensivo. Un insulto -entendido como una ofensa mediante palabra o acciones- requiere en el estándar del juego limpio (fair play), ser el resultado de un acto deliberado en el que han concurrido conocimiento y voluntad; siendo, carga del denunciante el probar tanto el hecho como la existencia de los elementos asociados al tipo que denuncia”, amplía.

La postura del juez insiste en su inocencia. “En su presentación, el denunciante no sólo no prueba el hecho denunciado, pues no acompaña antecedentes elementales, sino que tampoco logra acreditar los elementos necesarios que permiten configurar el tipo imputado”, agrega.

Incluso cita una declaración del cruzado Gary Kagelmacher como un elemento a favor. “Expresó al término del encuentro a la prensa lo siguiente cuando se le pregunta sobre mi conducta y la relación con los incidentes ocurridos: Busqué separar, pero, la verdad, no sentí nada que viniera desde el juez’”. “Tales declaraciones, reproducidas por medios en vivo y también en prensa escrita, permiten contrarrestar lo expuesto por el denunciante en orden a no tener por acreditada la acusación”, insiste.

También una especial mención a una presunta agresión física. “Es el señor Juárez quien en un claro afán de interrumpir u obstruir la amonestación a su compañero provoca el contacto físico y el movimiento reactivo que tengo para intentar que suelte mi brazo y así concluir con la amonestación. Lo expresado resulta evidente en el video acompañado en el cuarto otrosí de esta presentación, cuya reproducción lenta permite apreciar con claridad que no existe afán alguno de agredir, sino que únicamente de continuar con el procedimiento de amonestación en curso a pesar del afán entorpecedor del señor Juárez”. se defiende Gamboa.

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