La Tercera PM

Cuando calienta el sol

Como decía Luis Miguel, el Presidente debió haber sentido el palpitar de la DC y se debe haber estremecido al sentir el calor del partido de su familia, en semanas claves para la aprobación de su reforma estructural.

Es inevitable, la Democracia Cristiana nunca nos deja de sorprender. Impreso en el ADN de la falange está ese gen amarillo que lo obliga a posicionarse, de cuando en cuando, en la bisagra de los momentos históricos. Siempre sondeando, en el margen, que es lo que me conviene más: si soy de aquí, o soy de allá; si soy chicha o limoná.

Dos horas y veinte minutos estuvieron reunidos Fuad Chahín y el Presidente Piñera hace poco más de dos semanas, en lo que fue la reunión más larga del Mandatario con cualquier líder de partido. Sonriente, el Presidente de la DC salió anunciando un mensaje claro: "El que tiene la palabra hoy es el Gobierno". Hoy parece que la respuesta del Gobierno fue suficiente, o al menos tranquilizadora, y si todo sigue su rumbo, esta tarde los Diputados Lorenzini y Ortíz le darán un gran triunfo legislativo al Gobierno.

¿Qué se dijeron? ¿Qué se prometieron? Son interrogantes que quedarán en el anecdotario presidencial y si hubo promesas, en las próximas semanas veremos de qué manera se materializarán. Pero como decía Luis Miguel, el Presidente debió haber sentido el palpitar de la DC y se debe haber estremecido al sentir el calor del partido de su familia, en semanas claves para la aprobación de su reforma estructural. Por eso, pese a todo el ruido de los últimos días y a las amenazas persistentes de la izquierda, el Presidente Piñera nunca perdió la fe y confió en que Chahín no le fallaría.

Para la oposición, o lo que queda de ella, este es un golpe letal a sus pretensiones de unidad y cohesión. Habían iniciado en buen pie el año, generando una comisión transversal para destituir al Ministro Chadwick. Pero hoy nadie se acuerda ni de la comisión ni del objetivo que se buscaba. Luego, pese a las turbulencias y la estrepitosa caída del Diputado Silber, lograron amarrar un acuerdo administrativo por el control de la Cámara de Diputados y sus comisiones, al posicionar al Diputado Flores en la testera. Sin embargo, a pocas semanas, ese acuerdo tambalea y el viajero Flores debe estar buscando un vuelo de regreso, en lo que podría ser la Presidencia de la Cámara más corta de nuestra era. Finalmente, hace solo una semana, la oposición anunciaba un gran acuerdo de coordinación entre toda la izquierda, para enfrentar al Gobierno de Piñera y sus reformas. Aún así, en menos de 7 días, la DC lo tiró a la basura y el Frente Amplio, nuevamente, se queda de brazos cruzados.

Es curioso el timming de la DC. Eligió el momento más bajo en la aprobación del Presidente Piñera en lo que va de este período, para lanzarle un salvavidas a una reforma fundamental. Difícil saber si este apoyó será de plomo o no, y si el Gobierno logrará repuntar en las encuestas. Pero lo que sí queda claro, una vez más, es que la DC refuerza su no-identidad.

Sin embargo, en los tiempos que corren, ser como la DC no renta. Ya no estamos en los años 90, donde el consenso era la regla de oro y donde el diálogo y la concordia, se imponían a las posiciones marcadas y a la intransigencia. Hoy la ciudadanía demanda posiciones definidas e identidades claras, no desdibujadas. Las personas están cansadas de aquellos que prometen hacerse cargo de todo, pero que luego los abandonan y no terminan haciendo nada, o lo que es peor, beneficiando a los pocos que gritan más fuerte. Algo de eso vivió la DC en la elección pasada, donde el desembarco solapado que hicieron en el gobierno de Michelle Bachelet y el desafío electoral a la coalición de Guillier, terminaron horadando sus propias huestes con divisiones internas y disminuyendo significativamente la representación parlamentaria y política que tenían en el país.

Por ello, es que esta traición de la DC a la izquierda, puede terminar costándole muy caro. A casi un año de las definiciones en materia municipal, el partido puede quedar marginado de los grandes pactos de definición electoral. Por la derecha, no se ve factible que la coalición gobernante esté dispuesta a abrirse hacia el centro, por las consecuencias que tendría en su votante más tradicional. Por la izquierda, se ve difícil que el Frente Amplio vuelva a sentarse a la mesa con alguien que lo traicionado y ninguneado desde el inicio de su existencia.

¿Será el fin de la Democracia Cristiana? Solo Dios sabe y quien sabe si Dios seguirá defendiendo a la Democracia Cristiana.

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