De empleado cesante a jefe: cómo Esteban Paredes ha actuado como dueño de San Antonio Unido durante la pandemia

El goleador histórico del fútbol chileno participa activamente de su nuevo emprendimiento, en el que aporta para que los sueldos se mantengan al día y sin descuentos. Semanalmente, se reúne con el directorio y el cuerpo técnico. En el puerto sueñan con verlo vestido de lila.


Esteban Paredes enfrenta una extraña dicotomía. Como empleado, el capitán de Colo Colo sufre las consecuencias de la aplicación de Ley de Protección del Empleo en Macul y pelea por sus derechos laborales y los de sus compañeros. El goleador histórico del fútbol chileno también actúa como empleador, pero en otro club. El 13 de marzo, el Tanque se convirtió en el accionista controlador de San Antonio Unido, que forma parte de la Segunda División, la tercera categoría rentada del fútbol chileno y que todavía no ha podido competir producto de la pandemia. La operación se mantuvo en estricto secreto hasta el momento de su anuncio. La compra del club costó $ 250 millones. El 89 por ciento de las acciones son suyas. El 1 por ciento, de su padre.

En los tres meses que Paredes suma como nuevo dueño, los lilas se han abocado a darle sustentabilidad económica al proyecto. Para funcionar necesitan $ 20 millones mensuales, una meta compleja considerando que la Segunda División no recibe aportes económicos de la ANFP, aunque los clubes de la categoría presionan a Quilín para que los incluya en la repartición de los ingresos por la televisión. “Estamos logrando acuerdos comerciales para bajar la carga. Estamos negociando con varias empresas para transformar al SAU en un equipo de Primera”, dice Guillermo Lee, quien preside la institución desde que el ídolo albo es el principal propietario.

Aún sin haber podido iniciar la competencia, el SAU ha pagado dos planillas de remuneraciones. Paredes y Lee aportan el capital, aunque sin relación a la composición societaria. El abogado detenta el 10 por ciento de los papeles, pero ha corrido con la mayor parte de los gastos. Un aumento de capital equilibrará, en 2021, la participación societaria en virtud de esos aportes. En los últimos dos meses, los gastos suman $ 32 millones entre sueldos y deudas de arrastre. Del bolsillo de Paredes han salido unos $ 10 millones. En Colo Colo, el salario del atacante bordea los $ 40 millones cada 30 días, aunque el nuevo escenario ha menguado esos ingresos.

La apuesta, sin embargo, se fortalece por el impacto que ha generado la presencia del capitán albo, que ha favorecido la llegada de empresas dispuestas a vincularse con el club. “El efecto Paredes, por llamarlo así, es importante. Llegan auspiciadores, gente dispuesta a trabajar. Los jugadores se motivan de una forma distinta también. Es parecido a lo que sucedió cuando Humberto Suazo llegó al club”, describe Lee. La mención de Chupete tampoco es casual. En San Antonio sueñan con ver alguna vez a Paredes vestido con su camiseta. Y con un compañero de lujo en la ofensiva, que ya la lució cuando recién despuntaba y hasta el año pasado. “A Esteban lo vamos a convencer de que juegue por San Antonio. Sería un sueño para mí. Y ojalá en dupla con Chupete. Que se retiren juntos sería maravilloso”, dice el mandamás.

Meet y Zoom

Como aún le queda contrato con los albos hasta diciembre, Paredes delega funciones en el SAU. A Lee lo conoció a través de un amigo común: Jaime Valdés. Desde ese momento, se transformó en uno de sus hombres de confianza. “Jaime es uno de mis cinco mejores amigos. Fui socio suyo en Cac1ke. Empezamos a conversar con Esteban, a quien me presentó Pajarito. Yo era un hincha más”, dice el jurista, quien luce otro antecedente que lo acerca al fútbol: es sobrino del fallecido Ricardo Lee, ex defensor de Rangers, Huachipato y la UC, entre otros clubes.

Lee explica que el goleador histórico del fútbol chileno confió la administración del club en un directorio compuesto por cinco personas. “Entre ellos está su papá”, sostiene. El resto son profesionales y empresarios de distintas áreas, sin experiencia en la administración de clubes de fútbol, pero fanáticos de este deporte. En el plano deportivo, la dirección técnica fue encomendada a Marco Muñoz, ex ayudante técnico de Héctor Tapia en Colo Colo. El colaborador más estrecho del mundialista Sub 17 en Japón 1993 es Francisco Huerta. Pablo Rojas es el gerente deportivo del club.

Pese a las precauciones que le genera el controvertido momento económico de los albos, Paredes se preocupa de estar cerca de su flamante empresa. Ya visitó San Antonio cuando se oficializó la compra de la entidad. En tiempos de aislamiento, la tecnología le resulta un apoyo fundamental para no perderse detalles. “Hemos sostenido reuniones por Zoom y Meet en las que ha participado junto al cuerpo técnico y el directorio”, revela el timonel. “Nos reunimos dos veces por semana con él. Las reuniones pueden durar de dos hasta cuatro horas. No queremos dejar nada al azar. Está de por medio la imagen de Esteban. Cuando comiencen los entrenamientos, él se va a abocar a Colo Colo. Con los jugadores, no ha hablado, pero sabe quiénes son los que llegaron y los que van a venir. Está muy involucrado”, dice Muñoz. El estratega es amigo del delantero desde que coincidieron en Santiago Morning en 1999. Paredes le confió la responsabilidad de elegir a los jugadores con los que buscarán el ascenso a Primera B. La tarea fue especialmente compleja por la tardanza con que comenzó el reclutamiento. Hoy, sin embargo, dicen que están dispuestos a buscar la hazaña. Si no la consiguen, en 2021 armarán un equipo de ensueño. Quién sabe si con el jefe en el ataque.

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