Diplomáticos franceses en huelga: movimiento inédito para protestar contra las reformas de Macron al servicio público

Manifestantes sostienen una pancarta que dice "¡Diplomáticos profesionales en huelga!" a la salida del Ministerio de Asuntos Exteriores en París. Foto: AP

Los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores se organizaron para mostrar su descontento con las últimas medidas del gobierno que, según ellos, “niega su experticia”.


A la salida del Ministerio de Asuntos Exteriores, en París, pero también en Tokio, en Washington y en Medio Oriente: cientos de diplomáticos franceses participaron en una huelga este jueves. Después de una movilización en 2003, esta sería la segunda huelga en la historia del cuerpo diplomático..

El motivo: la reforma de la alta función pública, impulsada por el gobierno de Emmanuel Macron, y que deja a los diplomáticos en la misma situación que el resto de los funcionarios públicos, siendo perfectamente reemplazables los unos por los otros. “La diplomacia es para profesionales, no para improvisadores”, es uno de los lemas de la protesta, que además se opone a los recortes presupuestarias sufridos por la Cancillería francesa.

La reforma llega en un contexto complicado para la diplomacia francesa, entre la guerra en Ucrania, las negociaciones sobre el programa nuclear en Irán, y justo cuando París ejerce la presidencia rotativa de la Unión Europea. La nueva ministra de Asuntos Exteriores, Catherine Colonna, no ha comentado la situación.

Diplomáticos protestando en el Ministerio de Asuntos Exteriores en París. Foto: AP

Por segunda vez en su historia, el ministerio de Asuntos Exteriores francés está en huelga este jueves, y con megáfonos y pancartas los diplomáticos se pararon a la salida del edificio ministerial, en la Quai d’Orsay, a orillas del Sena en París. La mayoría de los manifestantes, jóvenes de traje y corbata, ya venían organizándose de hace semanas para este día.

El origen de la inusual protesta: un decreto publicado muy discretamente, durante la Semana Santa. El texto implica la reforma total de la pirámide jerárquica del ministerio, en la que dos funciones históricas -la de ministro plenipotenciario y la de consejero de asuntos exteriores- dejarán de existir. Así, estos cargos entrarían en el nuevo cuerpo de “administradores del Estado”, formados en el Instituto Nacional de Servicio Público.

En ese nuevo nivel de altos funcionarios, los diplomáticos estarían al mismo rango que los prefectos, los inspectores de finanzas o de agricultura. Impulsada por el Presidente Macron, esta política prevé que los “administradores” no se encuentren ligados a una rama específica del Estado, y de hecho se les invita a cambiar regularmente a lo largo de sus carreras. Los diplomáticos, por su parte, señalan que su profesión requiere saberes y experiencias particulares que no son compatibles con esta “rotación” en el aparato estatal.

Una mujer sostiene una pancarta que dice "Servicio público en peligro", a la salida del Ministerio de Asuntos Exteriores en París. Foto: AP

En una carta firmada por 500 diplomáticos en el diario Le Monde, señalan las “décadas de marginalizacion del rol del ministerio dentro del Estado francés”, así como una vertiginosa reducción del personal, que en 10 años cayó un 30%. En la misma carta, los funcionarios señalaron que su ministerio solo representa el 0,7% del presupuesto estatal.

Según los informes, la acción, anunciada por Macron en un decreto de abril, afectará a unos 800 diplomáticos. Los opositores afirman que es solo el comienzo.

Con esto, los diplomáticos ven “el fin de la diplomacia profesional” francesa, que se ha constituido como la tercera red internacional más grande, solo después de la norteamericana y la china. “Esta reforma niega nuestra experticia”, señaló en anonimato un diplomático a France24: “Nuestro oficio se aprende con el tiempo y las experiencias sobre el terreno. Mi competencia incluye un conocimiento acabado de una zona geográfica y las lenguas extranjeras que hablo. No voy a volverme prefecto, no somos intercambiables”.

La manifestación no solo incluyó Quai d’Orsay, sino que las embajadas y consulados franceses a lo largo del mundo. Para Libération, una de las manifestantes reaccionó a las fotos de una decena de diplomáticos franceses, con mascarillas frente a la embajada francesa en Beijing. “Motiva el corazón ver eso. Desde noviembre, y con la creación de un grupo en Signal en el que nos organizamos, más de 600 colegas se han unido a la movilización. Y la huelga va a durar incluso hasta medianoche, gracias a los colegas de la embajada en Chile”, señaló la funcionaria que trabaja en cooperación científica universitaria.

Para el mismo medio, una diplomática especialista en el mundo árabe comentó: “Es un texto que tendrá mucho impacto en los más jóvenes. Estamos convencidos de que para ser un buen diplomático, hay que estar mucho tiempo en el puesto. Una pequeña pasantía no sirve, uno aprende el oficio a lo largo de los años. Esta intercambiabilidad y flexibilidad que el Estado quiere aplicar va a matar nuestra experticia”.

Diplomáticos en huelga a la salida del Ministerio de Asuntos Exteriores en París. Foto: AP

En las redes sociales, con el hashtag #diplo2metier (diplomático de oficio), distintos embajadores y funcionarios han apoyado la huelga. “Dialogar con cerca de 200 Estados en sus lenguas, negociar, preservar la paz: la diplomacia no es un arte de improvisación, sino que un oficio de profesionales”, escribió en la red social Anne Guéguen, directora de Medio Oriente y África del Norte en el ministerio de Asuntos Exteriores.

“El 2 de junio, estaré en huelga. La diplomacia junta una gama de oficios que tienen todos el común de ser específicos y adquirirse en el largo plazo. Es una vocación”, señaló en Twitter Philippe Bertoux, director de asuntos estratégicos, de seguridad y desarme del ministerio.

Hace unas semanas fue nombrada ministra de Asuntos Exteriores Catherine Colonna, una diplomática de carrera cuya nominación fue interpretada entonces como un mensaje al interior de la institución. El ministerio asegura haber “tenido un diálogo social de calidad” con todas las organizaciones sindicales a su interior. Los manifestantes esperan hacer el ruido suficiente, no solo para llamar la atención e la nueva ministra, sino al mismo Emmanuel Macron, en miras a que pueda corregir su polémica reforma.

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